La mayor confusión del terremoto de México: una falsa esperanza llamada Frida Sofía

La falsa existencia de la niña atrapada en el colegio abre la brecha entre gobierno y la ciudadanía

Miembros del Ejército mexicano y voluntarios trasladan a un voluntario lesionado, en el colegio Enrique Rébsamen EFE

ADRIÁN ESPALLARGAS

Frida Sofía nunca existió. La historia de una niña de unos 12 años que estaba a punto de ser rescatada tras pasar más de 48 horas bajo los escombros del colegio Enrique Rébsamen , en la Ciudad de México, era un rayo de esperanza al que se aferraban millones de y personas en México y alrededor del mundo. Un terremoto de magnitud 7,1 había destruido más de 40 edificios en la capital del país, entre ellos el de este colegio en el que fallecieron 19 niños y cuatro adultos donde, supuestamente, quedaba una pequeña protegida bajo su pupitre que faltaba por ser rescatada.

La sociedad ansiaba lograr una noticia positiva después de que el terremoto hubiera provocado más de 200 muertos en todo el país. Las televisiones retransmitían durante 24 horas los avances del frenético operativo que trabajaba para salvar a esa ilusión llamada «Frida Sofía» . La CNN, ABC News, Univisión y varias cadenas internacionales apuntaban con sus lentes a las ruinas del Enrique Rébsamen a la espera de que la pequeña saliera con vida . Pero pocas horas después de que el Ejército terminara sus labores en la zona, logrando rescatar a 11 niños, el subcomandante de Marina Ángel Enrique Sarmiento se dirigió a los medios para decir que no había ninguna niña atrapada y su trabajo de en la zona había terminado. Pero, ¿qué ocurrió entonces? ¿no había niña?

«Frida Sofía no existía» , así que los mexicanos empezaron a buscar culpables. Y sólo encontraban dos: el gobierno o los medios de comunicación. Todos los medios en las cercanías del Enrique Rébsamen ofrecían inmediatamente sus disculpas a la audiencia por difundir una historia falsa, pero se excusaban al decir que la información había provenido por parte del Ejército. Y parece ser que están en lo cierto, ya que la institución castrense reconoció públicamente su error antes las incesantes preguntas de los reporteros. «La información que recibieron los mexicanos sobre la existencia de una niña viva bajo los escombros fue difundida por la Marina con base a los reportes técnicos y el testimonio de los rescatistas civiles de eta institución», se disculpó Sarmiento.

La reacción indignación pública no ha tardado en llegar. A pie de calle, los mexicanos se muestran decepcionados con el manejo de la situación realizada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto , un presidente altamente impopular en el país. «Esto demuestra una vez más que no podemos fiarnos de nuestras instituciones. Es simplemente una mentira más de este Gobierno», comenta Rafael, un mexicano que vive en la Colonia Roma Norte, una de las más afectadas por el seísmo del pasado martes.

Y a pie de micrófono, los principales creadores de opinión también se muestran descontentos tras descubrir que el Ejército les proveyó de información falsa. «Pregunta. ¿ Mintió el gobierno de México sobre una niña que nunca existió? La primera conclusión es que periodistas y ciudadanos no podemos confiar en la información del gobierno de Peña Nieto», dijo en un duro tuit el aclamado periodista de Univisión, Jorge Ramos . «El gobierno federal nos dijo siempre que había una niña y que estaban a punto de rescatarla con vida. Ahora cambian la versión. Indignante», dijo en su cuenta de Twitter el prestigioso reportero del diario «El Universal», Carlos Loret de Mola.

Tal vez simplemente se trate de un error humano debido a la confusión que reinaba alrededor del rescate del Enrique Rébsamen. Pero la sensación que queda después de la falsa existencia de «Frida Sofía» viene a reafirmar en muchos mexicanos la idea de que es la sociedad civil la que debe unificarse para paliar los efectos provocado del seísmo, desoyendo lo que diga el Gobierno. Y es que, tras décadas de experimentar un altísimo nivel de corrupción entre las administraciones públicas, muchos mexicanos que confían en la capacidad de las instituciones para hacer frente a una crisis humanitaria como esta. «Llegan a las zonas afectadas, se hacen fotos y se van. Lo que toca hacer es agarrar una pala y lanzarse a quitar escombros», añade Rafael.

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