El joven de un pueblo de Granada que dejó la albañilería para cumplir su sueño: ser médico

José Miguel Fernández, de 38 años y de familia gitana, dejó su empresa familiar en 2006, cuando ya tenía dos hijos, para estudiar Medicina

ABC

José Miguel Fernández anunció a su familia hace doce años que iba a estudiar Medicina . Nadie lo comprendió. El grito en el cielo. Les parecía una locura. Algo innecesario en una familia gitana, en la que los padres regentaban un asadero de pollos en el barrio de Cartuja, según informa Ideal.es Pero él, con dos niños y una solvente empresa de albañilería a medias con un primo, cumplidos ya los 25 años, lo tenía claro. Contaba con un piso modesto en Almanjáyar y un coche sencillo, dos hijos, el pequeño con dos meses, una mujer, María Ángeles, que lo apoyaba, y los abundantes ahorros del 'boom' inmobiliario.

Él, chaval del polígono, estudió en el colegio Amor de Dios y allí hizo un FP de Auxiliar de Clínica . E inmediatamente se puso a ejercer de escayolista y yesista en la obra, como el resto de su entorno. Sin embargo, algo especial había en José Miguel, ese niño a cuya madre las monjas le insistían para que estudiara. Él hizo el Bachillerato nocturno después de las cansadas jornadas en el tajo y sacó sobresaliente en Selectividad. Sus padres no lo animaban a ser un empollón, pero lo respetaban. «Las prácticas de FP en un entorno laboral sanitario me descubrieron un ambiente nuevo. El barrio actúa como una tapadera de la realidad y hay que salir del él para crecer y conocer otras cosas», recomienda el joven en el Día del Pueblo Gitano, que se celebró ayer domingo.

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