Italia agita el debate de la fertilidad con una polémica campaña

La baja natalidad es un fenómeno preocupante en este país, cuya fecundidad es de 1,45 hijos por mujer, muy por debajo del 2,1 que permite que la población sea constante. ¿Cómo se resuelve este problema en el resto de Europa?

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  1. Polémica campaña en Italia sobre la fertilidad

    «La belleza no tiene edad, la fertilidad sí», reza la campaña
    «La belleza no tiene edad, la fertilidad sí», reza la campaña - FERTILIYDAY2016.IT

    Una gran polémica se ha despertado en Italia por una campaña de publicidad sobre la fertilidad. En uno de los carteles aparece una mujer que muestra con una mano un reloj de arena en primer plano, y la otra mano está colocada sobre el vientre, al lado de esta frase: «La belleza no tiene edad, la fertilidad sí», con un hashtag que ha creado indignación en redes sociales: #fertilityday. El objetivo de la campaña, promovida por el ministerio de la Sanidad, era para sensibilizar a las mujeres y los hombres sobre la prevención de la infertilidad, además de llamar la atención sobre un problema que preocupa cada día más en Italia: Su baja natalidad. Concretamente, la fecundidad en Italia es de 1,45 hijos por mujer, muy por debajo del 2,1 que permite que la población sea constante, informa desde Roma Ángel Gómez Fuentes.

    No deja de ser curioso que en esta Italia con pocos hijos se polemice ferozmente sobre una campaña que habría tenido su culminación en el Día de la Fertilidad, programado para el 22 de septiembre, implicando a todas las ciudades italianas, con expertos, asociaciones y sociedades científicas ofreciendo a la población consejos. Si el objetivo era llamar la atención sobre este preocupante problema en Italia, la verdad es que lo ha logrado porque todo el país discute hoy del tema, pero a costa de irritar a muchos.

    El escritor Roberto Saviano, autor de «Gomorra», ha atacado así la campaña: «Es un insulto a todos. A quien no logra procrear y a quien quisiera, pero no tiene trabajo». La oposición, incluido el Movimiento 5 Estrellas del cómico Grillo, ha aprovechado la campaña para atacar al gobierno: «Para promover la natalidad hacen falta políticas estructurales serias, no espectáculos de plaza. Quizás sería mejor que el gobierno pensara en el paro y en el trabajo precario de las jóvenes parejas para darles oportunidad de tener hijos», manifestó Marisa Nicchi, diputada de Izquierda Italiana. Incluso al primer ministro, Matteo Renzi, no le ha gustado la campaña. De hecho, la ha criticado así: «No conozco a ninguno de mis amigos que tenga un hijo porque ve un gran cartel publicitario», ha manifestado Renzi, distanciándose de la campaña del ministerio de Sanidad. Según Renzi, hay que hacer otro tipo de campañas, las que se basan en incentivos para las familias: «Las personas hacen hijos si pueden finalmente tener un trabajo por tiempo indefinido, firmar una hipoteca y tener un asilo para sus hijos al lado de casa. Esta es la verdadera campaña que hay que hacer».

    La ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, en respuesta a las críticas, ha manifestado: «No es nuestra intención hacer una campaña para la natalidad, sino de prevención. La infertilidad es una cuestión de salud pública».

    Mientras los carteles han desaparecido de la circulación, la realidad es que en Italia permanece la alarma sobre la baja natalidad, un aviso que lanza continuamente con sus cifras el Instituto Nacional de Estadística (Istat), subrayando recientemente que los nacimientos están en el mínimo desde la unidad de Italia. En el año 2015 nacieron 488.000 niños, 8 por mil residentes, 15.000 menos con relación al 2014. La edad media de las mujeres al momento del primer parto ha subido a los 31,6 años.

  2. España, a la cola del mundo en la tasa de fecundidad

    Madres en el parque con sus hijos
    Madres en el parque con sus hijos - FOTOLIA

    En España, informa Alejandro Carra, la situación es incluso peor que en Italia. Con 1,32 hijos por mujer, no solo presentamos una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo sino que, además, estamos entre los países en los que las mujeres son madres a una edad más tardía (30,6 años), lo que hace más difícil la llegada del segundo hijo al hogar. «Si nos mantenemos en 1,3 hijos por mujer y sin grandes variaciones en la inmigración, en 50 años la población se vería reducida a la mitad», explica a ABC Teresa Martín-García, investigadora del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC. En un artículo publicado recientemente junto a su colega Teresa Castro, también del IEGD, ambas expertas señalan que «el porcentaje de mujeres que no han tenido hijos al final de su vida reproductiva ha aumentado del 9% entre las nacidas en 1940, al 13% entre las nacidas en 1965». Como señalan los últimos estudios, «muy probablemente –indican las investigadoras– una de cada cuatro mujeres nacidas en 1975 no tendrá hijos cuando alcance los 50 años de edad».

    Pese a este incierto panorama demográfico, Martín-García asegura que campañas como la de Italia solo sirven para alarmar. Y el catedrático de Sociología de la Universidad Pompeu Fabra, Gosta Esping-Andersen, coordinador del libro « El déficit de natalidad en Europa», comparte esa opinión. «No ayuda a nada», afirma tajante, en conversación con este diario. «La preferencia de las parejas sobre el numero de niños que desean tener no ha cambiado en cinco décadas. La mayoría querría dos hijos, pero acaban con uno. Tenemos menos de los que deseamos. En esa diferencia, es donde está la clave. El verdadero problema no es de motivación, sino de ofrecer condiciones que faciliten la maternidad», puntualiza Esping-Andersen.

    Esa diferencia entre deseo y realidad, genera un «déficit de bienestar, una infelicidad y una frustración», subraya Martín-García. De hecho, recuerda la investigadora, «España es uno de los países donde esa diferencia es mayor». La precariedad laboral, el miedo a perder opciones profesionales por ser madre, la casi imposible conciliación del trabajo con la vida familiar o la falta de políticas públicas que redistribuyan el peso de la crianza de los hijos son algunas de las barreras que los investigadores identifican como causantes de nuestras tasas de fecundidad «ultrabajas». Y contra ellas, de poco sirven patrióticas campañas a favor de la fecundidad.

    «Mucho más eficaz sería crear una potente red de guarderías de 0 a 3 años», afirma Martín-García. «O reducir la desigualdad de género en la pareja. No sería mala idea dirigir la campaña hacia los hombres», añade Esping-Andersen. «Los varones escandinavos ayudan en un 45% en las tareas el hogar y sus tasas de fecundidad están en el rango alto de Europa. Lo que incentiva a las mujeres a ser madre es que se encuentren satisfechas con el equilibrio conyugal de los roles», dice el investigador danés. Pero en España estamos lejos de eso. Según los últimos datos del INE, en una pareja con hijos, mientras que la mujer dedica diariamente al hogar y a la familia 4 horas y 45 minutos, el hombre solo 2 horas y 34 minutos.

    Ponernos al nivel de los escandinavos, aún nos llevará unos años. De momento, lo que sí se podría hacer sería «ampliar el permiso de paternidad, como estaba previsto en la ley de 2007, y también hacerlo intransferible para que así no se penalice siempre a la mujer en el ámbito laboral. Remontar el umbral de reemplazo parece difícil. Pero sí es posible pasar de un umbral muy bajo a otro moderadamente bajo. Al menos reduciríamos el déficit de bienestar», concluye Teresa Martín-García.

  3. La fertilidad repunta en el Reino Unido

    El Príncipe Guillermo y la Duquesa de Cambridge posan con su segundo hijo, una niña llamada Charlotte, en mayo de 2015
    El Príncipe Guillermo y la Duquesa de Cambridge posan con su segundo hijo, una niña llamada Charlotte, en mayo de 2015 - EFE

    El Reino Unido ha vivido en los últimos años una repunte de la natalidad, que ha tonificado su pirámide demográfica. En 2010 se alcanzó la mayor tasa de fertilidad desde 1973 y desde entonces se ha mantenido. ¿El secreto? Principalmente la inmigración, tan vituperada en la campaña del «Brexit»: el año pasado el 27,5% de los partos fueron de mujeres no nacidas en el Reino Unido. Las inmigrantes tienen más hijos. También ayuda la larga tradición de Estado del bienestar, con importantes ayudas gubernamentales a las familias (de hecho se llaman «tax credits», desgravaciones fiscales por hijos). El año pasado, Cameron quiso recortarlas y hubo de dar marcha atrás ante un revuelta de todos los partidos en la Cámara de los Lores, informa desde Londres Luis Ventoso.

    En los últimos cinco años, en el Reino Unido han nacido 12,8 hijos por cada mil habitantes, frente a solo 8,2 de Alemania. Inglaterra y Gales suponen el 88% de la población del país. En 2001, su tasa de fertilidad por mujer era de 1,63 hijos y hoy ha subido a 1,82. La edad media de parto es de 30,3 años. Se está percibiendo también que las veinteañeras se están animando más a tener hijos. Es notable que el país ha mejorado su demografía a pesar del duro golpe que le supuso la crisis de 2008.

  4. Portugal, la tasa de fertilidad más baja de la Unión Europea

    Una niña posa con su bebé recién nacido
    Una niña posa con su bebé recién nacido - EFE

    Portugal tiene la tasa de fertilidad más baja de la Unión Europea, con 1,23 bebés por mujer en 2014. Y ostenta otro récord negativo en este sentido: ser el país donde más cayó el número de nacimientos desde 2001, informa desde Lisboa Francisco Chacón.

    Precisamente, la bioquímica lisboeta Mónica Bettencourt acaba de descubrir una de las claves de la infertilidad: que aparece cuando fracasa la eliminación de centriolos.

    A partir del 15 de septiembre, Portugal se suma a la lista de países que admiten la gestación subrogada, si bien focalizada en determinados casos. La ley fue vetada por el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, pero finalmente va a entrar en vigor después de algunas modificaciones.

  5. Francia sí es fecunda

    En Francia la tasa de fecundidad es de 2,01 hijos por mujer
    En Francia la tasa de fecundidad es de 2,01 hijos por mujer - ABC

    Francia tiene con Irlanda la tasa de fecundidad más alta de la Unión Europea (UE): 2,01 hijos por mujer, beneficiándose históricamente de políticas natalistas muy activas, a las que el Estado consagra entre un 3 y un 4 % del del PIB, informa Juan Pedro Quiñonero desde París.

    Siendo la más elevada de la UE, esa tasa de fecundidad no asegura completamente la renovación generacional, que suele cifrarse en torno al 2,05 por mujer; es decir, unos 205 hijos por cada 100 mujeres.

    Tras el voluntarismo del siglo XIX y las primeras cuatro décadas del siglo XX, Francia inició con el General de Gaulle, en la inmediata postguerra, una política natalista financiada masivamente por el Estado, que lleva muchas décadas consagrando entre el 3 y el 4 % del PIB a todo tipo de ayudas a la familia.

    En 1948, las ayudas a la familia representaban el 50,2% de los gastos de la seguridad social. Sesenta años después el gasta familiar del Estado se ha diversificado, sin que disminuya de manera significativa el apoyo masivo a las políticas de natalidad, que, paradójicamente, coincide con recortes a las ayudas directas.

    En 1952, las familias con dos hijos tenían unas ayudas equivalentes a unos 464 euros mensuales. El mismo tipo de familias solo recibían unos 113 euros el 2006. En el 52, una familia de tres hijos podía recibir 781 euros de ayudas mensuales, para descender a 403 euros (familias modestas) y 257 euros (familias acomodadas) el 2010.

    Consagrando el mismo dinero «global» a la política familiar, las familias reciben menos ayudas por una razón muy simple: Francia tenía 41.647.000 millones de habitantes en 1950 y tiene más de 66 millones en 2016. El incremento de la población y la diversificación de las ayudas ha tenido el resultado «perverso» de recortes en la distribución de ayudas directas. No desciende el dinero consagrado por el Estado a las políticas familiares; pero las familias reciben menos ayudas directas.

    Tras el «baby boom» de la inmediata postguerra, con un incremento de la población «tradicional» (francesa, blanca, culturalmente nacional o europea), Francia comenzó a sufrir a partir de los años 80 del siglo XX un nuevo choque demográfico: la aparición de una nueva Francia mestiza… franceses hijos de parejas mestizas o inmigrantes.

    En el año 2010 nacieron 802.224 niños. El 2014 nacieron 781.167. Se trata de cifras estables y muy semejantes, desde hace varias décadas. Desde los años 90 del siglo pasado, por el contrario, ha comenzado a crecer el número de hijos nacidos de parejas mestizas, de padre o madre extranjero (magrebí, mayoritariamente).

    171.633 de los 738.080 franceses nacidos el 1998 nacían en el seno de una familia mestiza. En 1978, 226.748 de los 781.167 recién nacidos eran hijos de parejas mestizas.

  6. Fomento de la natalidad en Alemania

    VÍDEO: YOUTUBE

    La buena salud económica de Alemania tiene un talón de Aquiles, su demografía. La tasa de hijos por mujer se mantiene en torno a 1,4, muy lejos del 2,1 necesario para renovar las generaciones, desde los años 90. A pesar de los 265.000 millones de euros que el Estado alemán destina anualmente a subsidios familiares, la tasa de natalidad no repunta y el gobierno se centra ahora en medidas de conciliación familiar, que podrían ser la clave, además de realizar esfuerzos en comunicación, como los vídeos y spots publicitarios titulados «Du bist Deutschland», que enaltecen los valores de la paternidad y en los que se escuchan frases como «hijo, tú no eres un lujo, eres sencillamente impagable», informa desde Berlín Rosalía Sánchez.

  7. Fertilidad en Escandinavia: igualdad de género y beneficios sociales

    Imagen de la campaña de la agencia de viajes danesa
    Imagen de la campaña de la agencia de viajes danesa - EFE

    Las tasas de fecundidad de las mujeres en los países nórdicos son altas en comparación con las mujeres del sur de Europa ya que oscilan entre 1,9 hijos por mujer de Islandia y 1,7 de Dinamarca. No hay campañas gubernamentales que incentiven la fertilidad, pero la política de igualdad de género y los generosos beneficios de los que disponen los padres ayudan a que las familias escandinavas tengan más hijos que en la mayoría de países europeos. Entre estas medidas, la más destacable es la baja parental que sobrepasa el año y en la que los hombres tienen derecho a, al menos, tres meses de permiso para cuidar a sus bebés, un permiso que no se puede transferir a la madre. De esta manera, las mujeres no están penalizadas en el mundo laboral, informa desde Copenhague Carmen Calvo.

    Como hecho curioso, en las escuelas públicas de Dinamarca no solo se enseña a prevenir embarazos en las clases de educación sexual, sino que, además, se hace hincapié en la importancia de tener hijos antes de que la fertilidad empiece a bajar. Hay algunas empresas que sí han utilizado la fertilidad como eje de sus campañas publicitarias. Es el caso de la agencia de viajes Spies Travel, cuyos anuncios «Hazlo por tu madre» y «Hazlo por Dinamarca» se hicieron virales. En ellos, se ofrecían regalos a las parejas que demostrasen que habían concebido un bebé durante las vacaciones.

  8. La crisis y la austeridad hunden más la natalidad en Grecia

    DE SAN BERNARDO

    Grecia es uno de los países con más baja tasa de fecundidad, superada solo por Portugal y la situación ha empeorado desde el principio de la crisis en el 2010. Los datos de 2015 muestran que durante el año pasado solo se registraron 8,5 nacimientos por cada 1.000 habitantes y hubo un cambio negativo de población del 2,7% con 29.000 muertes mas que nacimientos. La media de edad de las madres primerizas es ahora de treinta años y la inseguridad laboral hace que los matrimonios se lo piensen dos veces antes de tener hijos, con unico apoyo el de su familia y poco por parte del estado, informa desde Atenas Begoña Castiella.

    Durante la celebración del Día Mundial de la Fecundidad el 15 de Junio, con una fiesta organizada en el estado olímpico de Atenas, por el ayuntamiento de Marusi,(a pocos kilómetros de la capital) y la Sociedad Griega de Medicina Reproductiva, esta falta de ayuda estatal quedó en evidencia. El alcalde Yorgos Patulis, que es también médico y vicepresidente de la Asociación Médica de Atenas, declaró que «nuestro país tiene un gran problema demográfico al que el gobierno no se ha enfrentado.E n los últimos años hay mas muertes que nuevas vidas. Y la ciencia puede ayudar en esta área, pero también se necesitan políticas que animen a las parejas jóvenes a tener mas hijos».

    Lo confirma el ginecólogo Leonídas Mamás, especializado en reproducción asistida: «En Grecia, de las 200.000 parejas que tienen problemas de fecundidad, sólo el 10% tiene acceso a unidades de reproducción asistida». Y destaca que si el sistema de salud griego aumentara los intentos de reproducción asistida que financia y la cantidad que entrega a los padres para efectuarlos, podría conseguirse fácilmente el nacimiento de 10.000 niños mas al año.

    Maria Roza, administrativa casada y con dos hijas, afirma que le gustaría tener otro hijo mas, pero con la crisis y la posibilidad de perder su trabajo, y con un marido al que no le han pagado en los últimos seis meses, lo vé imposible. Alexandra, profesora en paro, comenta con ironía «No puedo mantenerme sola y necesito ayuda de mis padres. ¿Cómo podré sacar adelante a uno o dos hijos sin trabajo y sin ayuda estatal, mientras mis padres envejecen y su pensión disminuye?». El estado griego no puede garantizar seguridad en el empleo ( la media del paro en junio fué del 23,4% y para los menores de 25 años el 47,7%), no existen suficientes medidas que protejan a las madres trabajadoras ni conciliación de la vida laboral y familiar.

    Hay que añadir también que otras estadísticas muestran que Grecia es el primer país en abortos legales de Europa, admitiendo el 22% de las griegas encuestadas que han tenido al menos un aborto y un 10% que lo tuvieron entre 14 y 17 años. Aunque el aborto es condenado por la Iglesia Ortodoxa, es un recurso utilizado por las griegas que no pueden afrontar un embarazo y mas ahora en tiempos de crisis.

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