La increíble historia de superación de Franky Zapata, el «hombre volador» que sorprende al mundo

El francés acaba de lograr su última gesta: cruzar con éxito el canal de la Mancha

Franky Zapata, el «hombre volador», cruza con éxito el canal de la Mancha AFP

ABC

Todos los 14 de julio París amanece con un desfile militar que atraviesa los Campos Elíseos desde el Arco del Triunfo hasta la plaza de la Concordia y ofrece un gran espectáculo. Pero este año el espectáculo ha sido, sobre todo, sorpresa. Y dio la vuelta al mundo.

El responsable de tal cosa fue Franky Zapata , el «hombre volador» que ha dejado al mundo con la boca abierta, convirtiéndose en una suerte de símbolo del pionerismo. Doble campeón del mundo de jet-ski, el francés se desplazó con su «Flyboard Air» por la ciudad de las luces deslumbrando al mismísimo Emmanuel Macron .

El 25 de julio, tan solo 11 días después de aquel hito comunicacional, Zapata se lanzó a por su nueva gesta: cruzar el Canal de la Mancha con su Flyboard para conmemorar los 110 años que habían pasado desde que Louis Blériot hiciera lo propio en aeroplano. Pero falló. Zapata calló al mar .

Quizás entonces pensó en Samuel Beckett , el Nobel de Literatura francés que murió hace treinta años y, además de dejar una obra excelsa para la posteridad, nos regaló (a nosotros y a Zapata) una frase que viene muy al cuento: «Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor».

Y así lo hizo nuestro protagonista.

Hoy Zapata ha logrado cruzar con éxito el canal de la Mancha, despegando de la localidad francesa de Sangatte aterrizando en la bahía de Santa Margarita, en Dover, unos 25 minutos después.

Este es uno de los ejemplos de superación que caracterizan su personalidad, pero no es el único. Porque la historia de este «hombre volador» comenzó a escribirse con un sueño roto por el destino o el azar y un espíritu luchador por superarse.

Zapata, que nació el 27 de septiembre de 1978 en Marsella, quería ser piloto de helicóptero, un deseo que nació en su muy temprana edad y que solo se esfumó cuando descubrió que era daltónico y que no tenía ninguna posibilidad pilotar esa máquina. Pero él no se rindió.

En 1998, su padre fundó Zapata Racing, un equipo de competición de motos de agua. Nuestro protagonista olvidó entonces las hélices y los helicópteros y comenzó a dedicarse en cuarpo y alma al esquí acuático. Luego llegaron los premios. Muchos: más de seis títulos europeos y dos mundiales. Y siguió.

Zapata, que quizá nunca olvidó del todo ese sueño infantil de volar, decidió concentrarse en la invención de dispositivos. Fue así como en 2012 lanzó un artilugio llamado Flyboard . Sí, ese Flyboard con el que se ha convertido en el «hombre volador».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación