Prueba experimental en Las Vegas sobre el funcionamiento de este tren supersónico
Prueba experimental en Las Vegas sobre el funcionamiento de este tren supersónico - EFE

Hyperloop: La última carrera tecnológica va por un tubo

El tren ideado por Elon Musk a través de tubos de baja presión promete viajes por tierra a más de 1.200 km/h

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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El tren de alta velocidad ha cambiado los patrones de transporte en España. Era difícil pensar que muchos pasajeros prefirirían el tren a un vuelo en avión, por ejemplo, entre Madrid y Barcelona. El AVE consiguió viajes muy cortos: entre la capital y la ciudad condal, 2 horas y 45 minutos. ¿Y si ese trayecto durara menos de 40 minutos? Eso es lo que promete el «hyperloop», un sistema de transporte terrestre con una velocidad superior a 1.200 kilómetros por hora.

El padre de la idea es Elon Musk, el inventor y agitador tecnológico más ambicioso de nuestra época: es el responsable de la revolución de coches eléctricos de lujo de Tesla y pretende viajes privados a Marte con Space X, entre otras aventuras.

En 2013, publicó un documento en el que imaginaba un sistema de transporte a través de tubos de baja presión, por los que se dispararían cápsulas flotantes con viajeros a una velocidad casi cercana a la del sonido: 760 millas por hora, o 1.223 km/hora. La ausencia de resistencia del aire en un tubo casi al vacío y de fricción con el suelo es lo que permitiría esa gran velocidad.

El plan inicial de Musk presuponía una conexión entre Los Ángeles y San Francisco que salvaría los 600 kilómetros que separan a las dos ciudades californianas en unos 35 minutos a través de una autopista tubular que, a simple vista, parecería un oleoducto.

La idea despertó mucho escepticismo, pero muy pronto varias compañías se lanzaron a materializar ese sueño. Una de ellas es Hyperloop One, que esta semana realizó una prueba de su sistema de propulsión y lo publicitó con fuerza para convencer de que el sistema de transporte será una realidad a corto plazo. «El “hyperloop“ es real, está ocurriendo ahora mismo», dijo a «The Wall Street Journal» Rob Lloyd, el consejero delegado de Hyperloop One, en una zona desértica al Norte de Las Vegas, en Nevada. El test no destacó por su espectacularidad: consistió en lanzar una especie de vagoneta en un raíl rectilíneo a 186 km/h, algo así como una recta de «scalextric» de gran tamaño.

Ronda de financiación

Hyperloop One lo vendió como un gran avance, pero para el observador externo está muy lejos de los tubos de baja presión y las cápsulas flotantes ultramodernas que imaginó Musk. «Va a pasar mucho más rápido de lo que se piensa», dijo Lloyd sobre el desarrollo del nuevo sistema de transportes. «Y el mundo no será el mismo».

Esta compañía acaba de cerrar una nueva ronda de financiación, en la que se encuentran inversores como la compañía pública de ferrocarril de Francia (SNCF) y General Electric, y esta semana también anunció que tenía varios proyectos preliminares en marcha: una conexión de «hyperloop» entre Estocolmo y Helsinki, una red de transporte de mercancías con el mismo sistema entre Los Ángeles y Long Beach, en California, y otra en Suiza.

«Estoy completamente convencido de que veremos el primer transporte de mercancías en un hyperloop en 2020, quizá incluso en 2019», aseguró Lloyd a «Engadget». «Nuestros primeros pasajeros llegarán en 2021».

Hyperloop One tendrá que correr para conseguir ser los primeros. Su gran competidora, Hyperloop Transportation Technologies (HTT), intentó aguar la fiesta a Hyperloop One: la misma semana que ésta última realizaba la prueba de su sistema de propulsión, HTT anunciaba que estaba en posesión de un sistema de elevación magnética que conseguirá una flotació n más barata y eficientede las cápsulas donde irán los pasajeros. Esta compañía, creada pocos meses después de que Musk publicara su idea, ya prepara una pista de pruebas de 11 kilómetros en el Norte de California y ha firmado un contrato con el Gobierno de Eslovaquia para explorar una ruta que uniría Bratislava con Viena y Budapest.

Más competidores

Pero estas dos empresas no son las únicas en la carrera por construir el «hyperloop»: el Massachusetts Institute of Technology (MIT) tiene un grupo dedicado al diseño de las cápsulas que viajarán en los tubos y no hay que descartar que el propio Elon Musk y Space X salten al proyecto con otra propuesta. La compañía espacial está construyendo una pista de pruebas que podría ser utilizada para el desarrollo de un «hyperloop» y Musk se ha referido al invento recientemente asegurando que no descartaría un diseño de las cápsulas «con ruedas» si eso es lo necesario para que se haga realidad.

El desarrollo tecnológico del «hyperloop» ha dejado de lado el gran atractivo que muchos vieron cuando Musk presentó esta innovadora idea: sería un sistema de transporte barato. El cálculo que en su día hizo el emprendedor para la conexión entre Los Ángeles y San Francisco era de 6.000 millones de dólares. Hubo expertos que criticaron con fuerza que el cálculo de coste no era realista (el tren de alta velocidad que se construye en estos momentos entre ambas ciudades se estima en 67.000 millones de dólares) y el «hyperloop» podría correr la misma suerte que el Concorde, el avión supersónico que hasta hace una década conectaba París y Londres con Nueva York.

El Concorde empleaba menos de la mitad del tiempo de los aviones convencionales en cubrir la ruta, pero sus altos costes acabaron por forzar su desaparición. «Reduciremos el coste del “hyperloop” hasta que sea dos tercios de lo que cuesta un sistema de tren de alta velocidad, pero tres veces más rápido», prometió esta semana Rob Lloyd. Como gran parte de la tecnología necesaria para hacer realidad el «hyperloop», eso es algo que está por ver.

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