Tzvetan y Sandra han recibido a Alejandra a la primera campanada de 2017
Tzvetan y Sandra han recibido a Alejandra a la primera campanada de 2017 - EFE

Hablan los primeros padres con el permiso ampliado: «Necesitamos más tiempo para aprender»

Lara y Alejandra han llegado al mundo a la primera campanada de 2017, permitiendo que sus padres, Daniel y Sbetan, disfruten de un mes libre para estrenar su paternidad

Barcelona / Madrid Actualizado: Guardar
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Adelantarse para ser el primero, o al menos compartir podio. La llegada al mundo de Lara fue una sorpresa para sus padres, que la esperaban para el 16 de enero. Vecinos de Hostalric (Gerona), Vanessa Sánchez, la madre, y Daniel Martos, el padre, cenaban el día 31 cuando ella notó que la cosa se precipitaba. «De repente me empezó a doler mucho y dije: ya viene». La intuición, y las contracciones, no la engañaban. Fue llegar al Hospital Santa Caterina de Salt, pedir la epidural, y «con dos empujones Lara ya estaba fuera».

Fue un parto fácil, y la niña pesó 2,52 kilos. El padre valoraba contento que por apenas un segundo la niña naciera en 2017, lo que le permitirá disfrutar de un mes entero de permiso para cuidar al bebé y a la madre.

De igual modo, y por ser la primera nacida en Cataluña, CaixaBank obsequió a la pequeña con una libreta de la entidad con 2.000 euros.

A la rimera campanada también en Madrid

Tenía que haber venido al mundo el pasado día 22 de diciembre, pero el padre de Alejandra, el primer bebé nacido en 2017, está convencido de que su hija ya estaba pensando en él cuando decidió retrasar su llegada hasta la primera campanada del nuevo año. De esta forma, él puede disfrutar de cuatro semanas de permiso de paternidad, en lugar de los quince días anteriores.

«Dos semanas no son suficientes, sobre todo pensando en que en nuestro caso, el parto ha sido natural, pero las madres con cesárea tardarán más en recuperarse y necesitan también la ayuda del padre», dice a ABC.

Tzvetan es búlgaro y lleva doce años en España. Se desempeña como comercial en una empresa que no presentará ningún obstáculo para que goce de ese permiso ampliado, un privilegio, a juicio de este joven, que «aprovechará ese tiempo para aprender de su recién estrenada condición». Su pareja, una joven española de 24 años, se llama Sandra y se recupera a esta hora del parto natural en el Hospital Clínico de Madrid.

Al pie de su cama también está la orgullosa abuela, Emilia, que rebosa alegría tras una Nochevieja muy diferente. «No hubo uvas, ni televisión, ni campanadas». Solo sala de partos, confiesa, porque su hija primeriza «comenzó a sangrar a las 11.30 horas del día 31, y a dilatar pasadas las 21.00, así que estuvimos todo el tiempo acompañándola». «Ha sido todo bastante intenso, es una situación desconocida, y te asustas un poco», reconoce Tzvetan, ya mucho más calmado el día de Año Nuevo y con su bebé, de 3,170 gramos de peso, en sus brazos.

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