Final feliz para la odisea del gato Jackie

l felino se perdió en el aeropuerto de Lisboa, mientras su dueña le aguardaba en Madeira

El gato Jackie ABC

Francisco Chacón

La increíble odisea de un gato llamado Jackie ha tenido enganchados a cientos de portugueses a las redes sociales , en vilo porque se encontraba en paradero desconocido y a la espera de un desenlace que le permitiera reunirse con su dueña, una joven que se desplazó a Funchal para pasar allí la Navidad.

Sandra Freitas, embarazada, se hallaba en un apartamento alquilado de la capital de Madeira aguardando la llegada de su animal de compañía, que viajaba desde Lisboa con su marido y el perro que ambos poseen.

Nos situamos en el pasado 21 de diciembre. Su pareja embarcaba en una aerolínea de bajo coste que prohíbe las mascotas a bordo, una normativa que él desconocía y que le obligó a maniobrar a última hora. Por esta razón, al hombre no le quedó más remedio que comprar sendos billetes para el can y para el gato en el vuelo 1683 de TAP (Air Portugal).

Colocó a cada uno de ellos en su correspondiente caja, sin imaginar lo que acontecería posteriormente: el recipiente donde se trasladaba el perro arribó perfectamente, no así el otro, el que contenía al felino.

Aterrizó el avión en el Aeropuerto Cristiano Ronaldo de Funchal, patria chica del jugador estrella del Real Madrid, y la puerta de esta última caja estaba abierta de par en par. El disgusto estaba servido: ¿Y el gato?. La pareja se quedó desolada al comprobar que el animal se había escapado. Había que actuar de manera urgente.

Las redes sociales se convirtieron en su altavoz para proclamar su pena y solicitar la colaboración ciudadana con el fin de encontrar a Jackie, que al parecer no había salido del aeropuerto de Lisboa en ningún momento.

¿Dónde estaba la mascota? ¿Lograría sobrevivir en medio del frío y la humedad de la capital portuguesa? El caso es que los médicos aconsejaron a la mujer que se tranquilizara, con el objetivo de no perturbar el transcurso de su embarazo.

Pero ella era incapaz de permanecer con los brazos cruzados, de modo que apremió a TAP para que le pagara el viaje de Funchal a Lisboa y poder desarrollar «in situ» las gestiones pertinentes para recuperar al felino.

Un largo periplo

Así fue. Ocho días duró su periplo en la cuna del fado, aunque fracasó en su intento de hallarlo sano y salvo. Regresó a Madeira, pero se negó a rendirse y continuó con el bombardeo de mensajes y súplicas en las redes sociales.

Tanto es así que la prolongada difusión hizo que el asunto llegase a oídos de un empleado de Portway, firma que se encarga del traslado del equipaje a las cintas transportadoras, quien se lo tomó muy en serio porque comprendía el sufrimiento que afectaba a Sandra Freitas.

La secuencia de los hechos continuó el pasado 3 de enero, fecha en que el citado trabajador se topó con el gato en la zona de carga y descarga del aeródromo lisboeta. Una señora solía dar de comer a otro ejemplar en los alrededores y el protagonista de esta historia real se sumaba al festín con tal de aplacar su hambre.

El trabajador avisó a SAR-TEAM, una organización especializada en el rescate animal. Lograron atraparlo y la propia compañía cumplió su palabra de embarcarlo rumbo a Funchal. Era el viernes 5 de enero y la dueña se las prometía muy felices en su morada provisional isleña.

Sin embargo, el destino aún le tenía reservado un ‘tour de force’ más: no pudo aterrizar el avión en el archipiélago a causa del fuerte viento, una circunstancia muy común allí.

El vuelo fue devuelto a Lisboa porque resultaba imposible un aterrizaje en ninguno de los dos aeropuertos de Madeira: el de Funchal y el de Porto Santo. Total: Jackie retornó a la capital portuguesa. Dentro de la caja, naturalmente.

La propietaria rogó al personal de la compañía que, en la medida de lo posible, le facilitaran alimentos apropiados. También pidió que, por favor, aguardasen hasta comienzos de esta semana para embarcar al felino en un avión hacia Funchal en un día con garantías meteorológicas.

De esta forma, pudo alcanzarse el momento del final feliz, previa contribución de Gatos Urbanos, una asociación que vela por el bienestar de los felinos que deambulan por las ciudades.

A Jackie se le había quedado una cara compungida. Nada extraño, si tenemos en cuenta que ha durado 19 días su odisea perdido en el aeropuerto de Lisboa y sin el cariño de la familia que lo cuida.

Pero, por fortuna, la situación ha podido reconducirse. El objetivo de disfrutar todos en armonía de las fiestas navideñas y de la bienvenida a 2018 no ha podido cumplirse, pero al menos se han reencontrado finalmente. Aquello de más vale tarde que nunca se ha hecho realidad para Sandra Freitas, su esposo, su perro y…, cómo no, su precioso gato Jackie.

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