Esto pasará con los libros de texto de tus hijos con la llegada de las tabletas y las pizarras electrónicas

Aunque en la introducción en las aulas de ordenadores, tablets y pizarras electrónicas parece arrinconar a los manuales clásicos, la comunidad educativa coincide en que la complementariedad de los nuevos y los viejos medios enriquece el proceso pedagógico

J. G. Stegmann

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Hablar de digitalización suena a obviedad, incluso a obsolescencia. La penetración de los móviles e internet en la vida diaria es tan evidente como abrumadora: solo durante el primer trimestre de 2017, a nivel mundial, los fabricantes de smartphones vendieron un total de 347,4 millones de terminales ; el número de suscripciones de banda ancha móvil (BAM) llegó a los 4.300 millones a finales del año pasado; más de la mitad los hogares del mundo acceden a la red (53,6%). Son algunos datos del informe Sociedad Digital en España 2017, realizado por Fundación Telefónica.

Sin embargo, cuando toca hablar de digitalización en las aulas la cuestión no parece tan evidente. Si bien es cierto que son los jóvenes lo más « digitalizados », el uso de dispositivos electrónicos para el aprendizaje no es una idea extendida. Puede atribuirse a una cuestión de tiempo pero también a que es entendida como una herramienta más y, como tal, podría complementar o desplazar el uso tradicional del libro, pero jamás convertirse en la nueva y única puerta al aprendizaje. Todos los miembros de la comunidad educativa coinciden: el sentido pedagógico lo da el profesor, al margen de si se opta por un libro o una tablet .

A las editoriales parece no preocuparles demasiado la digitalización de las aulas. «Del uso de los diferentes soportes en los colegios se obtienen diferentes resultados. Para una búsqueda de información puede ser más fácil usar tablets u ordenadores , mientras que para una lectura más reposada y concentrada el libro de papel es más efectivo. Lo importante es que los alumnos sean capaces de usar cualquier herramienta y, por eso, es necesario el uso de todas ellas. Pensamos que hay que seguir investigando para conocer los efectos en el aprendizaje del uso de los diferentes soportes», señala José Moyano , presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y material de Enseñanza (Anele).

Moyano concluye que lo realmente importante de cualquier herramienta que entre en una clase es su sentido pedagógico. «La introducción de un elemento tecnológico en el aula es positivo siempre que se haga con un sentido pedagógico y contribuya a que los alumnos consigan ser hábiles usando cualquier herramienta. Dicho esto, la introducción de tablets u ordenadores en las aulas, pensamos desde Anele, debe acompañarse de otros elementos como, por ejemplo, unos contenidos adecuados a estas nuevas herramientas, formación del profesorado para que puedan usarlas de una manera correcta y suficiente conectividad en las aulas que permita el uso por parte de los alumnos. A veces estas cosas se quedan olvidadas».

Cada uno su papel

A la espera de tener más elementos e investigación para determinar si el papel es mejor que la máquina, desde Anele abogan por «no eliminar ninguna posibilidad que mejore el aprendizaje significativo». Y esta defensa de la «convivencia» entre ambos formatos no se debe precisamente a que se trate de una editorial ya que estas ya se han puesto manos a la obra desde hace años para ofrecer contenidos digitalizados a las aulas. «Al comienzo del pasado curso existían más de 13.818 títulos de contenidos digitales en el catálogo de las editoriales de contenidos educativos. Probablemente en los próximos años se va a potenciar la facturación de estos contenidos debido a la integración de estos nuevos contenidos en las aulas».

La opinión de los profesores respecto a la idoneidad o no de la digitalización es similar: una vez más se pone el foco en la calidad de la enseñanza, independiente del medio. « Las aulas digitales son necesarias en el mundo educativo actual , pero el aprendizaje es otra cosa. No olvidemos que se trata de herramientas y, como tales, depende del buen uso que se haga de ellas y de los objetivos que se persigan. Nos permiten acercarnos más al conocimiento global, pero el objetivo es transformar la comunicación en conocimiento y en competencia», explica Nicolás Guisado , presidente del sindicato de profesores Anpe. Por este motivo, no se decanta por ningún tipo de soporte. «No se puede decir que sea mejor o peor estudiar con papel o en soportes digitales», apunta.

Incluso los colegios donde la digitalización es una realidad también recuerdan que se trata de un recurso más y que es perfectamente compatible con el uso del libro tradicional. Es el caso del colegio Lestonnac, situado en Barcelona y perteneciente a la Compañía de María, que cuenta con un proyecto de innovación titulado «IntegraTICs» para « facilitar la práctica docente diaria , mejorar el aprendizaje de los alumnos y encaminarlos hacia un nuevo modelo metodológico». Sin embargo, señalan que las TIC «no deben ser exclusivas». «Lo importante es la metodología del profesor, que vaya acorde a los objetivos programados. La motivación y el esfuerzo del alumno son fundamentales. Y es el docente el que debe saber despertar el gusto y el interés por los contenidos. Es irrelevante que estén en un soporte u en otro», añade Guisado.

Convivencia, no exclusividad

Rosa Belda , portavoz de la Confederación de padres de alumnos (COFAPA), considera que los estudiantes deben adaptarse a las nuevas tecnologías. Sin embargo, también las supedita al aprovechamiento que les dé el profesor: «Los padres queremos la mejor educación para nuestros hijos y, si los profesores consideran que es positivo para nuestros hijos, adelante». A juicio de Belda, lo importante es la convivencia y no la exclusividad. «Una herramienta no quita la otra, no creo que esté reñido. Puedes usar el libro y complementar la clase con un vídeo de Youtube», agrega Belda.

Otro debate que suscita el uso de la tecnología en clase es si realmente vale para todos los niveles. Belda apunta a que es útil pero puede aprovecharse su lado más « atractivo » en el caso de los más pequeños. Quienes defienden la digitalización, de hecho, apuntan a su capacidad para motivar: no es lo mismo una clase con libros y una pizarra que combinar el texto con vídeos, imágenes y sonido. «Los más pequeños pueden ser más fácilmenten atraídos con contenidos digitales».

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