Emilie Helmbacher, la periodista francesa que ha puesto contra las cuerdas al doctor Vela

La testigo declaró que, durante una cámara oculta, el ginecólogo y su mujer confesaron haber regalado a la «niña robada» Inés Madrigal a su madre

Integrantes de «S.O.S Bebés Robados» protestan frente a la Audiencia Provincial Guillermo Navarro

María Alcaraz Mayor

El primer juicio por el caso de un bebé robado en España sentó ayer por segunda vez en el banquillo de los acusados al doctor Eduardo Vela, de 85 años , que el pasado 26 de junio ya declaró en la primera sesión del juicio y cuya segunda se había aplazado hasta ayer, debido a que el día fijado Vela alegó razones médicas para no asistir.

La Audiencia Provincial de Madrid dejó ayer visto para sentencia el juicio, después de que tanto la Fiscalía como la acusación particular elevaran a definitiva su petición de 11 y 13 años de cárcel , respectivamente, para el acusado.

El caso juzgado es el de Inés Madrigal , una niña que recién nacida fue entregada en el año 1969 a una mujer que tenía imposibilidad para tener hijos y que consta como madre biológica de Madrigal en el registro civil.

El testimonio clave de la acusación fue el de una periodista francesa, Emilie Delphine Helmbacher, que aseguró ayer a través de una videoconferencia que el doctor Vela y su esposa, Adela Bermejo, admitieron ante ella y una compañera, haber regalado a Inés a su madre.

Grabación con cámara oculta

La periodista estaba en Madrid en diciembre del año 2013 junto a su compañera para preparar un reportaje sobre el escándalo de los bebés robados en España.

Emilie Helmbacher ABC

La mañana del 12 de diciembre de ese año tuvo lugar un careo entre Inés Pérez, la madre adoptiva de Madrigal y el doctor Eduardo Vela con el fin de aclarar las contradicciones que surgían de los testimonionos de ambos. El ginecólogo Vela reiteraba que nunca había conocido a Inés Pérez mientras ella aseguraba que aquel hombre le había entregado a su hija cuarenta años atrás.

Esa tarde, Helmbacher se presentó en la consulta del doctor Vela, que había sido el director de la Clínica San Ramón, considerada el epicentro de una trama de bebés presuntamente sustraídos, haciéndose pasar junto a su compañera por pacientes. Ambas fueron recibidas por Adela Bermejo, la mujer del doctor. Tras identificarse como periodistas - estaban grabando con una cámara oculta la escena- el matrimonio, según declaró ayer la periodista, admitió que le entregaron a Inés Pérez un bebé, pero que esta no dio dinero por él. «Inés no pagó y le regalaron a la niña», dijo la informadora.

Quemó los registros

Durante la sesión del juicio celebrada ayer también prestó declaración un policía nacional a quien, desde 2008, se le ha solicitado realizar distintas diligencias en varios casos. Sus investigaciones le llevaron a contactar con el doctor Vela en 2014 por vía telefónica, ya que éste aseguró estar en ese momento «conectado a una máquina» e impedido para poder hacer una declaración en persona.

El agente explicó que, durante aquella conversación, el doctor Vela aseguró haber quemado los libros de registros de adopciones , todos los historiales clínicos, «porque en esa época la legislación le obligaba a destruirlos». Asimismo, el funcionario de la Policía explicó que durante sus investigaciones contactó con dos madres y una de ellas recordó «haber sido tratada por el doctor» y que «nunca había visto a su bebé ni había recibido dinero por él».

Paz Gordón, otra de los testigos que prestó ayer declaración y madrina de Inés Madrigal, explicó que su relación con Inés Pérez y Pablo Madrigal, los padres de la denunciante, tuvo su naturaleza en la conexión que los tres tenían con el párroco Félix Sánchez Blanco . El religioso conocía a Inés Pérez porque la mujer era voluntaria en un convento donde cuidaba niños. Pérez y su marido llegaron a acoger durante casi tres años a uno de estos niños antes de que el pequeño volviera con su madre.

«En esa época la legislación le obligaba a destruirlos»

Gordón, que ayudaba con asiduidad al padre Félix, aseguró que el párroco mantenía una muy buena relación con un médico , pero insistió en no ser capaz de recordar el nombre de éste, debido a que «han pasado casi 50 años».

Este es el nexo al que apunta la acusación como evidencia de que la pequeña Inés Madrigal fue entregada «como recompensa» a sus padres de manera ilícita, aunque el abogado del doctor Vela aseguró que la relación del ginecólogo con el padre Félix no era tan cercana.

Incompatibilidad de ADN

Ayer declararon también dos profesionales en calidad de peritos, quienes aseguraron que la coincidencia de ADN entre Pérez y Madrigal es del cero por ciento . Esta prueba se realizó después de que la demandante la pidiera. También se introdujo la muestra de ADN en una base de datos para cotejar si su muestra genética coincidía con la de alguna persona incluida en dicha base, pero no se obtuvo resultado alguno.

Inés Pérez, que falleció en 2013, dejó antes de morir una declaración ante notario de los hechos acontecidos durante los días de 1969 en los que recibió a su hija. Pérez aseguró haber conocido al doctor Vela en dos ocasiones. Una primera en la que propuso que esta fingiera un embarazo -a lo que ella se negó- y otra un par de días más tarde en los que se le hizo entrega del bebé. Ella aseguró que durante la entrega había cuatro personas en la sala , con ella incluida: su marido, el doctor Vela y una mujer, que al principio no conoció pero que más tarde, al verla en la televisión junto a Vela, identificó como su esposa, Adela Bermejo.

Durante la lectura de las conclusiones, la fiscal comparó el procedimiento con las desapariciones en Argentina .

El doctor Vela, que según su abogado padece alzhéimer , presenció los testimonios postrado en una silla de ruedas. Aun así el forense del juzgado dictaminó que estaba en condiciones para asistir al proceso. El ginecólogo no hizo ninguna declaración final más allá de un escueto: «Nada más, y nos vamos».

A las puertas de la Audiencia esperaban los integrantes de «S.O.S Bebés Robados» , asociación que preside Inés Madrigal, que acompañaron de gritos y reproches la discreta salida en coche del doctor.

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