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Dinamarca planea establecer un impuesto por el consumo de carnes rojas

La propuesta del Comité de Ética pretende minimizar los efectos del ganado en el cambio climático

Corresponsal en Copenhague Actualizado: Guardar
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El Comité de Ética de Dinamarca, un grupo de asesores independientes que aconseja al gobierno y al parlamento en materia de ética, ha propuesto al ejecutivo una medida con pocas posibilidades de salir adelante pero bastante original como es la de crear un «impuesto climático» para reducir el consumo de carnes rojas. El Comité considera que los daneses tienen la obligación moral de minimizar su impacto en el medio ambiente y un punto de partida sería reduciendo el consumo de carnes rojas.

«El modo de vida danés está lejos de ser sostenible para el clima y si queremos cumplir los objetivos de los Acuerdos de París es necesario actuar rápidamente e involucrarnos en la alimentación», explica el Comité en sus recomendaciones.

«Distintos alimentos afectan al clima de forma diferente y cambiar ciertos hábitos puede depararnos grandes beneficios. Los estudios muestran que pequeños cambios en la ingesta de carnes de rumiantes en países como Dinamarca podrían reducir los gases de efecto invernadero entre un 20 y un 35 por ciento».

Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la ganadería es responsable del 18 por ciento de los gases de efecto invernadero, más que todas las formas de transporte terrestre, y algunas estimaciones indican que se necesitan 15.000 litros de agua solo para producir un kilo de carne de buey.

Durante seis meses, los miembros del Comité de Ética han debatido si es más adecuado dejar a los consumidores la libertad de tomar decisiones más respetuosas con el medio ambiente o si debe ser labor del gobierno la de empujarlos en la dirección correcta mediante impuestos que graven aquellos alimentos que tienen un impacto negativo en el clima. «Los daneses tienen la obligación de cambiar sus hábitos de alimentación, pero si se deja esta opción a los consumidores, no será eficaz. Una respuesta eficaz contra los alimentos que alteran el clima, y que también contribuirá a crear conciencia sobre el cambio climático, requiere que la sociedad mande una señal clara a través de leyes», indicó Mickey Gjerris, portavoz del Comité. Al final, catorce de los diecisiete miembros del comité apoyaron el plan de crear un impuesto sobre las carnes rojas, ya que es uno de los alimentos «más destructivos» para el planeta, un impuesto que posteriormente se aplicaría a otros alimentos poco ecológicos.

La idea no ha sido bien recibida por el Comité Danés de Agricultura y Alimentación (Landbrug and Fødevarer), ya que los «efectos en el medio ambiente serían mínimos», según Niels Peter Nørring, portavoz del grupo, quien añadió que solo se puede luchar contra el cambio climático de forma global. En este mismo sentido se manifestó un miembro del partido del gobierno, Verne, para quien la propuesta es un «monstruo burocrático» cuyos efectos serían muy limitados. «Puede que el consumo de carne de buey descienda en Dinamarca, pero no creo que afecte mucho a las emisiones globales de CO2», explicó Thomas Danielsen a la cadena de televisión DR.

Dinamarca es uno de los países donde las cargas fiscales se encuentran entre las más altas del mundo. Solo falta que los sufridos contribuidores daneses tengan que pagar a partir de ahora un nuevo impuesto por consumir carne.

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