El peligro de estas ofertas para curar la alopecia es la escasa profesionalidad de los tratamientos
El peligro de estas ofertas para curar la alopecia es la escasa profesionalidad de los tratamientos - FOTOLIA

Dermatólogos españoles protestan por los casos que les llegan de «rebote»

La mala praxis de las clínicas «low cost» de Turquía origina problemas en el postoperatorio de los pacientes

Madrid Actualizado: Guardar
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Si América del Sur se convirtió hace años en el edén de la cirugía estética para las mujeres, ahora es Turquía el destino elegido por los españoles para repoblar sus desérticas cabezas. El país otomano se ha convertido en una ciudad de peregrinación para alopécicos que, atraídos por la publicidad de clínicas «low cost», creen que van a la tierra prometida.

El dermatólogoSergio Vañó, director de la Unidad de Tricología del Hospital Ramón y Cajal, advierte de que el peligro está en las ofertas de 3.000 euros, que incluyen intervención, dos noches de hotel, traslados y traductor. «Ahí es donde está el peligro, porque hay muchas clínicas de primer nivel también en Turquía, pero esas no interesan a los turistas porque tienen precios similares a los nuestros».

Para Eduardo López Bran, director de la clínica Imema, «tomar una decisión en un tema tan importante –estamos hablando de una cirugía- en base a criterios económicos, puede resultar cara».

Los problemas que se encuentran quienes han pasado por estos centros «exprés», y que llegan de rebote a los médicos españoles, han hecho saltar alarmas, y denuncias. López Bran asegura que en internet son continuas las referencias a la mala praxis en Turquía, que aluden a la masificación, falta de higiene y asepsia, malos resultados del trasplante (en algunos casos daños irreparables en su cabello y cuero cabelludo), problemas pos cirugía y en algunos casos, falta de respuesta y seguimiento en esos casos, sin tener un organismo que atienda sus reclamaciones.

Hacer retoques

«Lo primero de todo, estamos hablando de pacientes, no clientes», como bien dice el cirujano plástico Julio Millán, de la Clínica de trasplantes Millán & Vila-Rovira. «Son personas que padecen una enfermedad, la alopecia androgénica, y precisan de la atención personalizada de un médico o equipo médico, no un trato con comerciales. Necesitan cuidados antes de la intervención en el cuero cabelludo, y un protocolo de actuación post-operatorio durante un año, que no se puede decidir mediante unas fotografías y un e-mail como hacen los turcos, no es profesional, ni serio», advierte este especialista.

«Por ejemplo, cuando hay una caída de cabello excesiva al principio, se debe ir al médico enseguida, y no creo que nadie vuelva a recorrer los 4000 kilómetros que le separan de su clínica turca para que le realicen el tratamiento con plasma o células madre que será necesario», indica. Este cirujano plástico explica que, en ocasiones, hay que hacer retoques o poner más pelo, hay que controlar el posible enquistamiento de los pelos, picores, e incluso «abonar» el cuerpo cabelludo para que el pelo salga con fuerza, «y en nuestros protocolos está contemplado sin coste para el paciente, mientras que quienes se implantan en Turquía tienen que conformarse con el resultado inicial».

Coger un avión a los dos días de operarse también puede ser peligroso, ya que con la presión los tejidos tienden a expandirse y los injertos, aunque en un principio estén bien implantados, pueden caerse. «Por no hablar de infecciones, implantaciones irregulares, y unidades foliculares mal colocadas, que dan lugar a que el cabello crezca desordenado y con un resultado inestético», insiste Millán. «El problema es que muchos centros no cumplen los estándares de calidad, instalaciones y profesionales, y en algunos casos son incluso las enfermeras quienes realizan la intervención», avisa Vañó.

Sin licencia profesional

La ISHRS ha publicado un aviso advirtiendo del creciente número de personal sin licencia que interviene en la restauración del cabello, y animando a los pacientes a asegurarse de que el médico con el que hayan programado la cirugía sea el encargado de realizarla, en lugar de delegarla a un persona sin licencia.

«Es difícil por parte del paciente, comprobar si la clínica dispone de las autorizaciones sanitarias pertinentes y los profesionales están en posesión de los oportunos títulos y la necesaria experiencia, por lo que es más seguro realizarse el tratamiento en nuestro país con profesionales acreditados y en clínicas que dispongan de los medios para atender eventuales complicaciones», señala López Bran. «No olvidemos que la zona donante (de donde se toma el pelo que se va a implantar) es limitada y finita y si se la "estropean" será irrecuperable», insiste.

Julio Millán explica que el equipo médico debe estar formado por el cirujano que haga la extracción del pelo (es el momento más delicado porque no se debe romper el bulbo piloso), un anestesista que sede al paciente con sedación de calidad («prefiero no calificar el hecho de que apliquen anestesia local en grandes cantidades como hacen en Turquía, durante 8 horas»), cuatro técnicas de trasplante, diplomadas universitarias en enfermería, encargadas de cortar, contar y preparar las unidades foliculares extraídas para su posterior implantación; y un enfermera no lavada dentro del quirófano para atender al equipo quirúrgico que se encuentra estéril. «Todo esto cuesta dinero, pero repercute en el buen resultado del implante. Cuando no es así el resultado es malo y tiene riesgos crecientes de mala técnica y peores resultados.

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