Denuncian vertidos tóxicos de los fosfoyesos al río Tinto en Huelva

Un informe de la Unidad CISC-Universidad de Huelva confirma «el buen estado» de las balsas

Filtraciones de las balsas de fosfoyesos en Huelva Greenpeace

M. Rosa Font

Los sucesivos temporales que se vienen registrando en Huelva en las últimas semanas, con mareas de coeficientes que la memoria no recordaba y potentes vientos que han llegado a poner en jaque a la Costa onubense, han desatado las alarmas entre colectivos ecologistas. El foco se dirige a las montañas de desechos industriales procedentes de la fabricación de fertilizantes (fosfoyesos) que durante años se han ido apilando a escasos 500 metros de la ciudad, sobre las marismas, convertidas en un almacén en el que se depositan 120 millones de toneladas de residuos peligrosos.

Tras el paso de la borrasca Enma y de sus sucesor (Félix), Greenpeace y el grupo Mesa de la Ría dan la voz de alerta: «se están produciendo vertidos tóxicos» desde las balsas de fosfoyesos que están llegando al río Tinto, ubicado en el margen izquierdo del depósito. «Se están produciendo infinidad de fugas y salidas, deslocalizadas y desde diferentes lugares», asegura el portavoz de Greenpeace, Julio Barea, después de que la organización haya documentado con imágenes las filtraciones que – afirman- están llegando al mismo cauce del Tinto.

«Estamos avisando. De nuevo la realidad nos sitúa ante lo que podría ser una catástrofe anunciada, un gran vertido tóxico a la ría de Huelva podría producirse en cualquier momento», señaló Barea.

La empresa responsable de las balsas, la compañía Fertibería, guarda silencio en plena cuenta atrás para la finalización del plazo (primer trimestre de 2018) en el que debe emitir el informe de las alegaciones al proyecto de clausura y recuperación, siguiendo las pautas marcadas desde la Audiencia Nacional.

El hermetismo se rompe desde la Asociación de Industrias Químicas, Básicas y Energéticas (Aiqbe), en la que se integra Fetiberia. «Si hubiera algún tipo de vertido, ya lo hubieran denunciando al Seprona de la Guardia Civil o a los tribunales», defiende el gerente de la asociación, Rafael Eugenio Romero, después de asegurar que desde el exterior «se pueden ver algunas escorrentías internas en las balsas pero que el canal perimetral está en perfecto estado, no hay ningún problema».

El martes mismo, tras la denuncia de los movimientos ecologistas, Aiqbe contactaba con los técnicos de Fertiberia que, por orden judicial, se encargan del mantenimiento y vigilancia de las balsas, trabajos que Greenpeace – en la parte opuesta- cuestiona, advirtiendo de «graves fallos en a seguridad y en el control».

Según Romero, la zona está controlada de forma permanente tanto por operarios como por equipos de medición «que detectan cualquier tipo de movimiento que pudiera producirse». Además, mantiene que con los fosfoyesos son «sólidos». «No se pueden romper o descomponerse como si fuera lodo y llegar a la ría», afirmó.

Buen estado de las balsas

Precisamente el martes, la Unidad Asociada al CSIC- Universidad de Huelva Contaminación Atmosférica, que coordina el catedrático de Geoquímica, Jesús De la Rosa, emitía un nuevo informe sobre el estado de las balsas y zonas de borde en el que se descarta cualquier incidencia y confirma «el buen estado de taludes, canales perimetrales y balsas de seguridad en los depósitos de fosfoyesos próximos a la ciudad de Huelva».

El informe, al que ha tenido acceso ABC, destaca que, tras una visita a la zona, «se ha comprobado como en el interior de la balsa 3 y 2, se encuentran los taludes, canales perimetrales y balsa de lixiviados ácidos en buenas condiciones a pesar de los temporales» y que los distintos sistemas de bombeos «funcionan de forma óptima, igual que en años anteriores, permitiendo el desalojo de las aguas pluviales desde la balsa 2 a 3 e internamente entre los canales perimetrales de la balsa 3».

En la zona de contacto con la marisma, los expertos han observado restos de fosfoyesos, aclarando que las huellas de desecación encontradas son indicativas de que se trata de «depósitos antiguos y no provocados por los temporales de estas dos últimas semanas». Estos fosfoyesos de la zona de borde son los mismos, según los investigadores, a los observados al menos en agosto de 2014, aunque en la última visita (de las 200 realizadas por los expertos en los últimos cuatro años) «no han observado salidas de borde de la magnitud a las descritas hace cuatro años».

Los investigadores de la UHU inciden en que este tipo de depósitos deben ser tenidos en cuenta en el futuro Plan de Restauración en estudio por el Ministerio de Medio Ambiente, punto en el que recomiendan que «ante una imposibilidad de desalojo técnico con medios mecánicos, se sugiere su desalojo de forma manual». Ante este informe, la Consejería de Medio Ambiente no ha abierto ningún protocolo.

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