NocheviejaCómo hacer para cumplir de una vez por todas con los propósitos de año nuevo

Seguro te prometiste empezar el gimnasio, dejar el tabaco, empezar un curso de idiomas, hacer dieta, ahorrar dinero, viajar más, llamar a ese amigo o familiar con el que llevas tiempo sin hablar...Te lo prometista para el inicio de semana, de mes, pero el infalible, parece ser, el comienzo de año.

Sin embargo, los deseos después de Nochevieja siempre quedan en eso, en deseos. Para que este año no vuelva a sucederte, es necesario cambiar la estrategia y, para ello, hay que empezar preguntándose por qué nunca lo conseguimos.

Hay una palabra clave para ello, la procrastinación. La procrastinación es algo tan sencillo como «el acto de dilatar, diferir, postergar o suspender tareas importantes dejándolas para más adelante», según explican la socióloga Graciela Chiale y la psicóloga Gloria Husmann en su libro «Procrastinación».

Fernando Azor Lafarga, psicólogo clínico y director de Gabinete de Psicología, propone crear plazos realistas tras Nochevieja, «tomar conciencia de la capacidad que cada uno tiene, de sus propias limitaciones y del tiempo que tengo para llevar a cabo las tareas».

«El procrastinador mide mal el tiempo, cree que tiene más del que en verdad tiene o que la tarea le va a llevar menos de lo que en realidad necesita», añade Husmann, que también recomienda hacer listas de cosas por hacer e imaginarse adónde quieren llegar. «Aunque parezca mentira, nuestra cabeza empieza a prepararse para las sensaciones que va a sentir cuando alcance el objetivo, percibir la emoción del logro puede llegar a promover la acción. Y sobre todo, tener en cuenta que el primer minuto es el gran obturador, ese "después lo hago" o "en cinco minutos" es fatal, hay que cerrar todo, y decir "ahora"».

Una lista con realismo y buen criterio

También es útil hacer una lista para después de Nochevieja, pero no cualquiera. Realizada con realismo y buen criterio.

Menos es más. Es más realista y factible realizar una lista que contenga pocos objetivos pero realizables en el tiempo a completar una enumeración con una decena de ellos y que, a la larga, se convierta en una pesada carga en lugar de ser una motivación.

Planifica y cuantifica. Para que un propósito se transforme en un objetivo debes concretarlo, como harías con una tarea de trabajo, acotándolo en el tiempo (con una fecha de inicio o un plazo prestablecido para conseguirlo) y buscando fórmulas que te ayuden a lograrlo, como la fijación de un horario que te permita cumplirlo.

¿Conoces la finalidad de tu propósito? Si interiorizas el para qué de tu propósito y éste supone un gran beneficio, alcanzarás el compromiso para llevar a término tu propósito y obtendrás una potente fuente de motivación a la que podrás recurrir cuando tengas tentaciones de desistir.