Las cartas se venden al módico precio de 1€ cada una
Las cartas se venden al módico precio de 1€ cada una - LA STAMPA

Cartas de amor a un euro, la nueva sensación en Turín

Los mercadillos de la ciudad italiana han dado una segunda vida a las epístulas románticas personales

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En el lejano 1785 Mozart escribía a su mujer Costanze: «Hace seis días que estoy lejos y me parece ya un año. Te beso millones de veces con mucho cariño y soy tu marido que te ama siempre tiernamente».

Este tipo de cartas, llenas de amor y de pasión, fueron habituales hasta que apareció Internet. Hoy sorprenden las cartas de amor del pasado, cuando la gente se concedía el lujo de escribir lentamente e intentar una bonita letra con tinta china, bolígrafo o estilográfica. Pero todo puede tener una segunda vida. Incluso las viejas cartas de amor.

Ahora se vuelven a apreciar sus sobres y papel amarillentos: hay quien las sabe recoger y las vende a 1 euro.

Y con éxito, porque son muy solicitadas. Por ejemplo, lo hace Caterina en un mercadillo de Turín, que cuenta al diario «La Stampa»: «Estamos especializados en el coleccionismo de cartas: álbumes de cromos, libros antiguos, billetes y cartas. Éstas nos llegan de viejas librerías compradas en bloque, de áticos de los abuelos o de archivos familiares salvados de ir a un vertedero».

Cartas como la enviada por Rina a su amado sargento Plinio durante la Segunda Guerra mundial en 1943: «Mi Pil queridísimo: Te he esperado hoy con ansia, te esperaré mañana y siempre. Cuando vengas, seré muy feliz, tanto que deseo que ese momento sea lo más pronto posible». Es una de las cartas que vende Caterina, entre las muchas que aparecen en una caja grande de cartón. Comenzó a venderlas, como apuesta, hace una decena de años. Son solicitadísimas».

Un tesoro que esconde emociones y misterios

¿Quiénes son los compradores de estas cartas? Ante el puesto de Caterina se paran gentes de diversas edades y rebuscan con cierta curiosidad y respeto alguna de estas cartas que han sobrevivido a la lejanía de la emigración, las trincheras de la guerra o simplemente al paso del tiempo.

Ilaria Fiorito, 28 años, casi se sonroja leyendo una carta de 1943: «Cara adorada, mi encantadora mujer, un beso de tu adorado». Ilaria confiesa a «La Stampa»: «Las compraría todas. Son emociones al estado puro que nosotros, jóvenes, no podemos imaginar. La única carta que he recibido en mi vida fue escrita por un compañero en la escuela elemental. Hoy se hace todo con Facebook».

María Giovanna Nobile, 63 años, describe así su emoción tras comprar una de estas cartas: «Quiero enmarcarla. Me recuerda cuando yo era joven. Yo recibí también muchas».

Obviamente, hay quien no comprende la compra de una carta de amor escrita por otros y lo considera «voyeurismo». Pero Caterina ve sus cartas, aunque solo valgan un euro, como tesoros que esconden misterios de la vida: «Acabo de renunciar a una oferta grande de un cliente que las quería todas. A menudo me ofrecen buenas cantidades para comprarlas en bloque. Pero prefiero venderlas una a una. No pasarán nunca de moda».

Lo corroboran clientes del mercadillo que manifiestan, en esta época frenética del «clic» y de los SMS breves y fugaces. Sentirse impresionados por unas sencillas cartas de amor de otros tiempos.

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