Carmen, junto a Juan Pablo II, al que le unía una gran amistad
Carmen, junto a Juan Pablo II, al que le unía una gran amistad - ABC
Sociedad

Kiko Argüello: «Todos tienen derecho a conocer el corazón de Carmen Hernández»

El iniciador del Camino Neocatecumenal publica el diario personal del «alma» de este realidad eclesial un año después de su muerte

Madrid Actualizado: Guardar
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Un año después de su fallecimiento, la vida espiritual de Carmen Hernández, la coiniciadora del Camino Neocatecumenal, saldrá a la luz en un libro inédito. La iniciativa partió de su compañero de ruta, Kiko Argüello, que ha decidido publicar por primera vez las anotaciones personales del «alma» de esta realidad eclesial con la convicción de que «puede hacer mucho bien a los cristianos».

Diarios 1979-1981 (Biblioteca de Autores Cristianos) recoge el primer tomo de las reflexiones más íntimas que esta ingeniera química y teóloga escribió a lo largo de 30 años y que fueron encontradas después de su muerte, el pasado 19 de julio de 2016. «Carmen era una enamorada de Jesucristo y creo que todos tienen derecho a conocer el corazón de Carmen.

Fue preparada por Dios para realizar una obra enorme en la Iglesia», explica a ABC, Kiko Argüello.

Aspectos desconocidos

Para el iniciador de una de las realides eclesiales más vivas de la Iglesia, el libro esconde muchas sorpresas y desvela aspectos muy desconocidos de esta mujer, que decidió dejar el próspero negocio familiar para entregar su vida a la Iglesia. Ambos pusieron en marcha el Camino Neocatecumenal en Palomeras, un barrio periférico de Madrid, donde Carmen coincidió con Kiko Argüello, un joven de buena familia que también había decidido salir en búsqueda de una experiencia cristiana más auténtica entre los más pobres. Hoy, esta realidad eclesial cuenta con más de 300.000 comunidades en 125 países, 86 seminarios internacionales y un millón y medio de seguidores.

Portada del libro
Portada del libro

«Yo no conocía la existencia de estos escritos. Me impresionan porque Carmen es de una santidad poco común. Una santa de verdad. Ella estuvo siempre a mi lado protegiéndome y ayudándome para que no hiciera del Camino una especie de “kikianismo" , un culto a la personalidad. En ese sentido, Carmen ha sido providencial», apunta Kiko sobre la que fuera su compañera en la consolidación de esta nueva síntesis teológica-catequética surgida en 1964 de la renovación que supuso el Concilio Vaticano II. Ese ambiente de cambio llevó a Carmen a redescubrir la Eucaristía, la centralidad de la Pascua, la importancia de la catequesis y la necesidad de una iniciación cristiana en la parroquia. Los pilares de lo que luego sería el Camino Neocatecumenal.

Entre los apuntes más novedosos de la publicación, Kiko Argüello destaca «el sufrimiento interior» de esta mujer inteligente, con un enorme sentido del humor y las ideas muy claras. «Se sonreía siempre, pero por dentro tenía un grandísimo sufrimiento. Una persona que ama a Cristo de esta forma impresiona profundamente», comenta.

El propio presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, admite su sorpresa por este aspecto tan desconocido de la vida de Carmen. «Reconozco que me ha impresionado particularmente esta faceta en gran medida desconocida, tan honda y continuada de la vida de Carmen», señala el también arzobispo de Valladolidad en el prólogo del libro. Incluso afirma que los Diarios «reflejan que interiormente padeció lo inimaginable».

«Una mujer libre»

El prelado compara «las crisis de fe» que vivió esta mujer a lo largo de su vida con las de Santa Teresita del Niño Jesús y santa Teresa de Calcuta. «El cardenal tiene razón. Carmen —apunta Argüello— es una mujer verdaderamente extraordinaria. Ahora que se habla tanto del feminismo, las feministas tienen en ella un enorme ejemplo de libertad porque el amor que tenía a Jesucristo la llevó a ser libre. Libre con todo el mundo. A mí nunca me aduló, siempre me dijo la verdad».

Para el cardenal el libro también deja percibir que el estilo de vida itinerante «era una exigencia dura» para esta mujer, que «necesitaba para su armonía personal mayor estabilidad en un lugar concreto». A cambio, Blázquez señala que «la cruz de la misión» con la que cargó Carmen ha sido «el secreto de la fecundidad del Camino Neocatecumenal».

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