El atún rojo, el arroz y otros alimentos en peligro

La sobreexplotación y los cambios del clima han puesto en peligro la supervivencia de varios productos básicos

Madrid Actualizado: Guardar
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Piscifactorías y organizaciones animalistas han pulsado el botón de alarma: de seguir con este ritmo de explotación, el atún rojo podría desaparecer. Su población ha descendido más de un 85% en apenas una década, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Un exterminio que se ha acentuado a causa de la propagación de técnicas culinarias como el sushi y que ha dejado los caladeros de este preciado pescado a un paso del siniestro.

No es el atún rojo, pese a todo, el único alimento que está en vías de extinción. La explotación descontrolada y los cambios provocados por el calentamiento global y la contaminación han hecho mella en buena parte de la comida que ingerimos en nuestro día a día.

Circunstancias que, o bien han obligado a hacer cambios en la composición de los mismos, o bien han propiciado un incremento notable en el precio del producto.

De esta forma, alimentos tan básicos como el pan o el arroz podrían convertirse, en el 2050, en bienes muy preciados en las estanterías de los supermercados. Al menos, si consiguen mantener las propiedades de hoy en día. Un anhelo que pone en duda la propia ONU, que asegura que, para abastecer a una población cada vez mayor –se espera que crezca un 34% para entonces–, será necesario «aumentar desde los 2.100 millones de toneladas actuales de cereales hasta los 3.000 millones».

Para generar tales niveles de producción, a menudo la única solución pasa por utilizar todo tipo de componentes químicos que pueden poner en riesgo no solo el sabor del alimento, sino también sus cualidades. Buena muestra de ello es que, desde 1996 hasta 2010, el cultivo de variedades modificadas genéticamente creció un 87%, según la fabricante de agroquímicos Monsanto.

Un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO) revela que una gran parte de los recursos naturales «muestra preocupantes signos de degradación». Un percance motivado por «el agotamiento de los nutrientes del suelo, la erosión, la desertificación, el agotamiento de las reservas de agua dulce y la desaparición de los bosques tropicales y la biodiversidad».

Entre los productos más perjudicados por el creciente mal estado de los campos de cultivo se encuentran el arroz, el maíz, el trigo y la soja, que no solo tendrán que adaptarse al cambio climático, sino que, además, deberán «ayudar a mitigar sus efectos», afirma FAO, a través de la implantación de tecnologías eficientes.

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