Referéndum

Una alta participación inclinaría el «sí» de los irlandeses a favor de la legalización del aborto

El recuento de votos comenzará este sábado y los primeros resultados provisionales podrían conocerse al mediodía

Un mural de la campaña a favor del aborto en Dublín (Irlanda) EFE

Iván Alonso/EFE

Más de 2.000 mil irlandesas cruzan cada año la frontera hacía Reino Unido para abortar. Según datos del Gobierno desde 1983, han sido más de 180.000 las mujeres que han hecho este viaje. Además, miles de ellas piden píldoras abortivas por internet. Con esto se arriesgan a penas de prisión de hasta 14 años si son descubiertas ya que abortar se puede equiparar, en el código penal, a un asesinato.

Han sido varios los casos sonados en los últimos años que han empujado al Ejecutivo irlandés a dar el paso y solicitar un referendum. Con una división sin precedentes en el país, Irlanda decide este viernes si reformar la octava enmienda de su Constitución y, por tanto, legalizar o no el aborto.

Como ocurrió en la consulta de 2015 para legalizar el matrimonio homosexual, una parte significativa de la diáspora irlandesa se ha desplazado con cualquier medio de transporte a su disposición para no perderse una «oportunidad única en toda una generación», según pidió el primer ministro, el democristiano Leo Varadkar.

Las redes sociales están dando testimonio del bullicioso tránsito, sobre todo de jóvenes, por los aeropuertos, puertos marítimos o estaciones de autobuses y trenes para llegar hasta los centros de votación, que abrieron este viernes a las 06.00 y cerrarán a las 21.00 horas GMT.

Quince horas de jornada electoral para favorecer la participación de los 3,2 millones de personas convocadas por el Gobierno del partido Fine Gael para decidir en esta consulta si suaviza la legislación vigente, cuyas restricciones obliga a miles de mujeres de este país a viajar cada año al extranjero para abortar , nueve a diario.

A media tarde, se superaba en casi todos los centros de votación la participación de 2015 en ese punto, si bien la principal campaña por el «sí», «Together For Yes», recomendó no caer en la complacencia.

El «no» ha reducido las diferencias

«Sabemos que en algunas zonas la afluencia es un poco menor, por lo que pedimos a los votantes de esas áreas que hablen con sus amigos, familiares y compañeros de trabajo y que se aseguren de que votarán antes del cierre», señaló la plataforma en un comunicado.

Los partidarios y detractores de reformar la ley consideran que la alta participación podría decidir el resultado final, pues aunque las encuestas conceden ventaja al «sí», el «no» ha reducido la diferencia en las últimas semanas y todavía quedan bastantes indecisos .

El propio Varadkar dijo este viernes estar «cautelosamente confiado» en que el «sí» ganará, pero recordó que no «debe darse por hecho» y animó a la ciudadanía a seguir acudiendo a las urnas.

«Una participación alta sería ventajoso para la campaña del 'sí'. Por suerte, el día soleado que tenemos este viernes en Irlanda ayudará», dijo el primer ministro, de 39 años, médico de profesión y abiertamente gay.

El líder conservador fue uno de los primeros políticos en votar, seguido de cerca por un gran número de medios de comunicación nacionales e internacionales, ante el gran interés que ha generado la posibilidad de que este país, aún mayoritariamente católico, elimine las duras restricciones del aborto, criticadas, entre otros, por la ONU y la Unión Europea (UE).

Derecho a la vida

En lado opuesto, el dirigente del Sinn Féin Peadar Toibin -tercera fuerza nacional- volvió a considerar que la futura ley abrirá la puerta a los «abortos a la carta», al tiempo que se eliminará de la Constitución el «derecho a la vida» de los «no nacidos».

Toibin, uno de los activistas más visibles del «no» durante la campaña, representa la complejidad moral que tiene este asunto en Irlanda, donde los principales partidos, como el Sinn Féin, están con el Gobierno, pero han dejado que sus miembros actúen de acuerdo a sus principios.

También los grupos provida y la Iglesia católica, aún influyente a pesar de los escándalos de abusos sexuales a menores , rechazan cualquier cambio, pues creen que dará paso a la terminación de embarazos de «no nacidos» con malformaciones físicas o psíquicas.

El Gobierno ha pedido al electorado que se pronuncie sobre la eliminación de la llamada «octava enmienda», incluida en 1983 en la Constitución, y que garantiza de igual manera el derecho a la vida del «no nacido» y de la madre.

De acuerdo con esta provisión, la ley promulgada en 2013 por el Ejecutivo del Fine Gael, la primera en la historia de Irlanda, solo permite la interrupción del embarazo en circunstancias excepcionales, como cuando la vida de la madre corre peligro, que incluye la amenaza de suicidio, pero no contempla casos de incesto, violación o malformaciones del feto.

Si desaparece la «octava enmienda», el Gobierno, en el poder desde 2011, redactará una nueva legislación que podría permitir el aborto en Irlanda en todas las circunstancias durante las primeras doce semanas de embarazo y, en casos excepcionales, hasta las veinticuatro semanas.

El recuento de votos comenzará mañana a las 08.00 horas GMT del sábado y los primeros resultados provisionales podrían conocerse a mediodía, mientras que el definitivo se espera a última hora de la tarde.

No obstante, la cadena pública irlandesa (RTE) y el diario «Irish Times» divulgarán hacia las 22.30 horas GMT de este viernes la cifras de una encuesta efectuada a pie de urna entre 3.000 y 4.000 personas, respectivamente, lo que podría dar una idea sobre el resultado final.

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