Francisco, en la audiencia del pasado miércoles
Francisco, en la audiencia del pasado miércoles - efe

El Papa se reunió con una pareja homosexual antes de su encuentro con la funcionaria «anti gay»

Francisco saludó en Washington a un antiguo alumno argentino y su pareja la víspera de su polémica reunión con Kim Davis, la funcionaria de Kentucky opuesta a tramitar bodas gay

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Un día antes de que Francisco saludara a Kim Davis en Washington, se fundió en un abrazo con Yayo Grassi. Davis es una funcionaria de Kentucky que ha ganado notoriedad en EE.UU. por pasar seis días en la cárcel tras negarse a tramitar matrimonios de parejas homosexuales. Grassi es un antiguo alumno del Papa, al que el Pontífice dio clase en el colegio de la Inmaculada Concepción, en Santa Fe (Argentina), entre 1964 y 1965. Es abiertamente gay y acudió al encuentro con su pareja, Iwan Bagus, y otros amigos y familiares.

La noticia del encuentro entre Francisco y Davis se conoció este martes, y fue recibida como un varapalo por la comunidad gay y transexual, que ha visto en el actual pontífice un posible agente de cambio en la percepción por parte de la Iglesia de las personas homosexuales y transexuales.

«¿Quién soy yo para juzgar?», se preguntó Francisco en referencia a los gays en el avión que le traía de vuelta de un viaje a Brasil en 2013. Este año, Francisco se reunión en el Vaticano con Diego Neria Lejárraga, un transexual de Plasencia. «¡Claro que eres hijo de la Iglesia!», le dijo.

De la reunión con Grassi no se supo nada hasta el viernes. «Tres semanas antes del viaje a EE.UU., me llamó por teléfono y me dijo que le encantaría darme un abrazo», aseguró el exalumno de Francisco a CNN, que explicó que dio detalles del encuentro después del revuelo mediático de la reunión con Davis. «Quería mostrar la verdad de quién es de verdad el Papa Francisco», dijo Grassi, que se declara ateo y asegura que el Papa ha sabido desde hace mucho tiempo su orientación sexual. «Nunca me ha juzgado por ello, ni me ha dicho nada negativo».

La buena relación entre ambos no ha estado exenta de tensiones. En 2010, en plena batalla política sobre la aprobación del matrimonio homosexual en Argentina, Grassi chocó con la oposición frontal del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, que aseguró que la idea de la boda gay era el producto «de la envidia del demonio».

Los encuentros con Davis y Grassi dan medida, sobre todo, de la capacidad del Papa para atender y escuchar sensibilidades diferentes. Davis utilizó su reunión como un apoyo del Pontífice a su causa: «Solo con saber que el Papa está de acuerdo con lo que estamos haciendo, valida de alguna forma todo esto», dijo esta semana en declaraciones a «ABC News». En un comunicado también añadió que Francisco le dijo que «mantuviera la fortaleza».

Sin embargo, desde el Vaticano se ha intentado desligar las actividades del Papa de cualquier apoyo específico a causas sociales o políticas durante su último viaje a Cuba y EE.UU. El portavoz del Papa, Federico Lombardi, aseguró este viernes que «el Papa no dio detalles sobre la situación de Davis, y su encuentro con ella no debe ser considerado como una forma de apoyo a su posición en todos sus aspectos concretos y complejos».

También se refirió a la reunión con Grassi, «un ex alumno argentino con el que el papa ya se ha reunido más veces en el pasado y que pedido presentarle a su madre y a algunos amigos durante su permanencia en Washington». «Como es conocido, el Papa conserva muchas relaciones personales motivadas desde un punto de vista pastoral y con una actitud de gentileza, acogida y diálogo», señaló Lombardi.

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