Un policía tarslada con ternura el cadáver del niño Aylan, de solo 3 años, encontrado muerto en la playa turca de Ali Hoca Burnu
Un policía tarslada con ternura el cadáver del niño Aylan, de solo 3 años, encontrado muerto en la playa turca de Ali Hoca Burnu - foto captada por la agencia dogan y distribuida por reuters / AFP

Aylan, convertido en icono del drama, pone el foco en la ética periodística

La prensa mundial se debatió en el dilema entre marginar o priorizar la foto del cadáver del niño turco varado en la arena

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Un niño muerto en la orilla del mar, un obturador que se dispara, una imagen que llega a todos los rincones del mundo y un sonrojante drama del mundo occidental que queda inmortalizado para siempre. Esta es la secuencia fotoperiodística que acaeció el pasado miércoles en la playa turca de Ali Hoca Burnu y que, al tiempo que conmocionaba al planeta por la crisis humanitaria que siguen viviendo miles de sirios en busca de una oportunidad fuera de su país en guerra desde hace más de cuatro años, abría el debate entre la conveniencia de informar de una tragedia con imágenes de gran crudeza y la necesidad de salvaguardar el honor de un menor y la intimidad de su familia.

El foco de la controversia lo ha puesto una fotógrafa de la agencia turca Dogan,

al captar al pequeño de 3 años Aylan Kurdi yaciendo boca abajo en la arena, a pocos metros del cadáver de su hermano Galip, de 5. En la profundidad del debate subyace que Aylan ya es, hoy, el símbolo de un conflicto bélico e icono del consiguiente éxodo humano, pero también lo es de la «complicidad de Europa con el drama por la indiferencia e impunidad que demuestra con su silencio», se duele Álvaro Ybarra, fotógrafo de Getty y colaborador de ABC y XL Semanal. Para él, había que publicar el cuerpo varado: «Es muy cómodo mirar para otro lado. Hay que proteger a los niños, no hay duda, pero esta foto es testimonio de que no se está dando respuesta a estas personas». «Estas imágenes representan la historia de miles de niños en Siria, como viene denunciando Unicef en los últimos años, aunque siempre hay que anteponer el principio del interés superior del niño y preservar su identidad», expresa Sandra Astete, especialista en Políticas de Infancia de Unicef-Comité Español. Por su parte, Anthony Lake, director ejecutivo de la ONG, añade: «No es suficiente con que el mundo se conmocione con estas imágenes. Debe acompañarse de acción».

«Una foto que muestra la naturaleza de la guerra es una declaración contra ella»

Que la impactante imagen «avergüenza a Europa» y retrata «el naufragio de sus políticas migratorias» es un argumento repetido en las redacciones que se debatieron en sus reuniones vespertinas entre la delgada línea que separa la necesidad de «acercar la realidad» al lector o herir, incluso, su sensibilidad con un cuerpo de solo 3 años. Miquel Molina, director adjunto de «La Vanguardia», esgrime que la instantánea del policía trasladando al pequeño fue la apuesta de su primera porque «esos pies lo dicen todo». En el rotativo se generó una refriega intensa, si bien «en el equilibrio entre los derechos de informar y la salvaguarda del honor se pensó que hay una realidad que no se puede esconder». Su opción sería la escogida por la profesora de Derecho de la Comunicación de la Universidad de Navarra, Ana Azurmendi, quien prima la «fuerza informativa en la calibracion de ambos derechos». El gesto de ternura del policía, que carga en brazos a Aylan, es «el contrapeso entre los derechos confrontados». «No es amarillista, la imagen habla sola -arguye-. Revela inocencia, vulnerabilidad, aislamiento...». Y parafrasea al premiado durante 30 años James Nachtwey: «Una foto que muestra la verdadera naturaleza de la guerra es una declaración contra ella».

Aldabonazos a las conciencias

En la discusión sobre la iconografía que envuelve la catástrofe hay opiniones encontradas. El director de «El Mundo», David Jiménez, sintió un «escalofrío» al visionarla y, convino con su jefe de Fotografía en que «la guerra es esta imagen», así que adelantó en un vídeo que ocuparían la primera página con la instantánea más cruda. No suscribe tal decisión Elsa González, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), para quien se trata de una imagen «demasiado explícita, hay cierto uso morboso y se debe ser más cuidadoso», dice.

La foto del policía y de Aylan fue primera en muchos rotativos. El dilema entre relegarla o llevarla a portada dio la vuelta al mundo
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