Libby Lane será la primera obispo de la Iglesia de Inglaterra
Libby Lane será la primera obispo de la Iglesia de Inglaterra - reuters

La Iglesia de Inglaterra nombra a su primera obispo, casada con otro sacerdote y madre de dos hijos

La elección llega un mes después de la autorización para promover a mujeres al episcopado

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Libby Lane, que fue ordenada sacerdote en 1994 y ejercía como reverenda en una parroquia del Gran Manchester, será la primera obispo de la Iglesia de Inglaterra. La elección, que ha supuesto una sorpresa porque no sonaba entre las favoritas, llega un mes después de la histórica autorización hace un mes para que las mujeres puedan acceder al episcopado. Lane es madre de dos hijos que estudian en la universidad y está casada con George, también sacerdote, que trabaja como capellán en la capilla del aeropuerto de Manchester. El suyo fue uno de los primeros matrimonios entre sacerdotes anglicanos, después de que en 1994 se autorizase la ordenación de mujeres.

La nueva obispo de Stockport ha dicho que es «un día señalado para mi e histórico para la Iglesia, es algo inesperado y estoy muy contenta».

David Cameron la ha felicitado y ha valorado su elección como «un día importante para la igualdad». El nombramiento, que será comunicado formalmente por Downing Street, ha sido aprobado previamente por Isabel II, cabeza de la Iglesia de Inglaterra.

La obispo Lane fue ordenada diácono en 1993 y sacerdote al año siguiente. Estudió en Oxford y fue capellán en un hospital y en un colegio en el inicio de su carrera eclesial. Actualmente era vicaria de la diócesis de Chester, cargo que ejercía desde 2007. Es una mujer sonriente, de pelo corto, complexión enjuga y con unos característicos lunares en el rostro. Sus aficiones, según su biografía oficial, son tocar el saxofón, leer, hacer crucigramas y seguir a su equipo, el Manchester United.

Cambio en la Cámara de los Lores

La Cámara de los Lores modificará mañana su reglamento para que las mujeres obispos puedan ser representantes en la misma, aunque no será el caso de Lane, porque el rango de la diócesis de la que se hará cargo no lo justifica.

El sínodo general de la Iglesia de Inglaterra, cuya cabeza es la reina Isabel II, aprobó hace un mes en Londres a mano alzada y por una amplia mayoría que las mujeres puedan ejercer como obispos. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, aseguro que la votación «marca el inicio de una nueva manera de estar en la Iglesia». La Iglesia de Inglaterra, que es la cuna y referencia de la comunión anglicana, está presente en 160 países y cuenta con 85 millones de fieles. Ya se permitía el acceso al obispado en Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Irlanda y Estados Unidos. En Reino Unido la última vez que se planteó, en 2012, la propuesta fue rechazada por seis votos.

1.781 mujeres sacerdotes

La Iglesia Anglicana aprobó hace 20 años que las mujeres podrían ejercer el sacerdocio. Hoy en día son féminas 1.781 de los 7.798 pastores con que cuenta en total la congregación en Reino Unido. La decisión de 1994 fue muy contestada por algunos clérigos anglicanos y su número tres se pasó entonces a la Iglesia Católica. La modificación aprobada hace un mes mereció críticas del grupo Reforma, que representa al ala más tradicionalista del anglicanismo: «Es inapropiado. Hay una orden divina de mandato de los hombres». Reforma estima que la cuarta parte de los creyentes anglicanos verán inapropiada la apertura.

La votación obligó a cambiar el artículo 33 del canon anglicano, que quedó así: «Un hombre o una mujer podrán ser consagrados obispos». Women and the Church, el lobby que fomentaba la promoción femenina, ha pedido que se vaya más allá del simbolismo: «Mientras no tengamos alrededor de un tercio de mujeres en el obispado no habrá cambiado la cultura. No se trata de tener a mujeres vestidas de púrpura, se trata de fomentar una iglesia con más igualdad».

De Enrique VIII a la actualidad

La Iglesia de Inglaterra nació a comienzos del siglo XVI por una pataleta del rey Enrique VIII, que quería casarse otra vez para tener la descendencia masculina que Catalina de Aragón no le daba. Tras varias peticiones al Papa para anular su matrimonio, en 1534 rompió con Roma y se proclamó cabeza única de la Iglesia en su país, creando así el culto anglicano y haciéndose llamar «Defensor de la Fe», título que le había otorgado el Pontífice en 1521. Tras la ruptura, la persecución y a veces el martirio fue el sino de los católicos de las islas, empezando por la ejecución de Tomás Moro en la Torre de Londres. Los católicos estuvieron brutalmente proscritos hasta bien entrado el siglo XIX. Hasta 1850 no hubo obispos católicos en Gran Bretaña y de hecho todavía hoy los fieles papistas, como los denominan algunos ingleses de la vieja escuela, tienen negado por ley el acceso al trono.

Sin embargo, la Iglesia de Inglaterra está en declive y el catolicismo ha crecido mucho, en parte por la polémica adaptación a la modernidad de los anglicanos, pero sobre todo por la llegada de inmigrantes. En 1850 solo había 50.000 católicos reconocidos en Reino Unido. Hoy se calcula que rondan los seis millones, en un país con 61 millones de habitantes. En cuanto a la Iglesia de Inglaterra, aunque sigue siendo la primera del país, el número de fieles que asiste a sus oficios dominicales se calcula que ha caído al millón, en una nación cada vez más descreída y atea. Figura estelar del impulso católico tras siglos de persecución fue el cardenal John Henry Newman, antiguo presbítero anglicano, que en 1845 se convirtió al catolicismo tras una reflexión intelectual que le llevó a la conclusión evidente: la Iglesia Católica es la raíz original, mientras que el anglicanismo es un pastiche creado por el enfado de un hombre. Newman fue beatificado en 2010, en una ceremonia en Reino Unido a la que acudió el papa Benedicto XVI.

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