Universitarios y canguros a tiempo parcial en Sevilla

La demanda para formar parte de la Bolsa de Canguros de la Hispalense ha ido en aumento en el último lustro. Desde este curso la comunidad universitaria puede acceder a su base de datos a cualquier hora todos los días de la semana

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Cursar una carrera y poder optar a un ingreso extra por la prestación de un servicio a la comunidad universitaria a la que se pertenece constituye una posibilidad al alcance de numerosos alumnos de la Hispalense. Y ello es así gracias a algunas de las actuaciones que incorpora el programa de medidas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal que esta institución pone a disposición de sus miembros y en el cual se incluye la denominada Bolsa de Canguros (BUC).

Estar matriculado en la Universidad de Sevilla es requisito indispensable para formar parte de esta bolsa, centrada en un servicio de cuidado y atención en el hogar para niños de corta edad en ausencia de sus padres, así como en otros de acompañamiento a centros escolares, apoyo en tareas escolares o en el conocimiento de idiomas.

El perfil mayoritario de estos canguros se corresponde con el de mujeres estudiantes frente a un menor número de varones, siendo, en general, muy variopintas las carreras de procedencia aunque, en sintonía con la labor que desarrollan, destaca en volumen el alumnado de grados en Educación Infantil, Primaria, Pedagogía o Psicología. Para ser incluidos en la base de datos es preciso una entrevista personal previa, además de completar un formulario en el que se detallan, entre otros pormenores, la titulación que cursan, su disponibilidad e información sobre la experiencia en el cuidado de menores.

Según ha explicado a ABC Ana López Jiménez, vicerrectora de Servicios Sociales y Comunitarios, en el último lustro, y tal vez por el impacto de la crisis, el interés en formar parte de esta bolsa de la Hispalense ha ido en aumento, exceptuando el curso 2012-13 que coincidió con una fase de actualización del procedimiento que frenó esa escalada. Destacan así los 261 estudiantes que se registraron en 2013-14 con respecto a los 80 que formaban parte de ella cuatro años antes.

En el presente curso académico se ha procedido a una actualización del programa en aras a una mejora del mismo, ya que «la necesidad de un canguro puede ser sobrevenida y ocurrir en cualquier momento», justifica la vicerrectora. Hasta ahora el acceso al programa se realizaba a través de una solicitud en horario laboral y la mediación de una persona que tramitaba la petición y facilitaba el contacto entre la familia y el estudiante que se ofrecía como canguro.

«Para ampliar ese acceso las 24 horas del día los siete días de la semana, el vicerrectorado del que soy responsable y el servicio de Informática y Comunicaciones han trabajado en una aplicación que ya está disponible y que, a pocos días de su puesta en funcionamiento, está teniendo bastante aceptación», asegura Ana López quien, sin disponer obviamente de datos concluyentes, estima que esta medida puede redundar en una mayor demanda del servicio alcanzando a «261 familias como mínimo».

La aplicación informática en cuestión se estructura en tres partes diferenciadas (una para la gestión de los canguros; otra para los padres demandantes del servicio y una tercera de administración) siendo accesible desde la secretaría virtual de la Universidad de Sevilla con el propósito de ir avanzando en una prestación cada vez más «a la carta». En este sentido, la función de la Bolsa de Canguros consiste en facilitar de forma gratuita a los demandantes —padres o tutores pertenecientes a la comunidad universitaria— los datos de contacto de las personas que se ajustan a los requisitos del servicio que se solicita. La elección final corresponde sólo a los padres, los cuales también han de pactar con el canguro las condiciones y las cuotas. Aunque no hay fijada una cuantía concreta, desde la universidad recomiendan un precio mínimo de 6 euros por hora, si bien la última palabra dependerá siempre del acuerdo entre ambas partes.

López Jiménez subraya el valor añadido que puede llevar implícito este cuidado de menores por parte de estudiantes universitarios, los cuales, además de poder obtener con su servicio unos ingresos económicos que pueden servirles de ayuda en la mayoría de los casos, también pueden adquirir una experiencia didáctica muy útil en función de sus titulaciones. Y todo ello sin olvidar los vínculos de confianza que pueden generarse entre las familias y los canguros, por lo que no es extraño que haya padres y madres que prefieren que sean jóvenes que ya conocen de otras ocasiones los que cuiden puntualmente de sus hijos.

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