INDUSTRIA

¿Qué tienen en común el primer coche eléctrico «sevillano» y el primer avión a reacción?

Los dos grandes hitos de la ingeniería sevillana comparten un momento de la historia y un enclave que se convirtió en el epicentro de la tecnología española

El avión a reactor «Saeta» y el primer coche eléctrico español ABC

ELENA MARTOS

Que la necesidad agudiza el ingenio es de sobra conocido y Sevilla lo aplicó a conciencia. En plena dictadura y completamente aislada del mundo, la capital andaluza se convirtió en el epicentro de la ingeniería europea con dos hitos históricos: el primer coche eléctrico y el primer avión a reactor españoles. Ambos fueron alumbrados en época de restricciones, con más dificultades que apoyos y sin que ninguno de los dos llegara a tener una producción a la altura de su genialidad.

El vehículo eléctrico que ideara en 1946 el ingeniero Francisco Domínguez-Adame Romero fue un modelo único en todos los sentidos. Su constructor lo patentó bajo el nombre de DAR, las siglas de su apellido, pero no hubo marca alguna dispuesta a producirlo en serie, a pesar de que fue el coche familiar durante los doce años siguientes. Cuenta su bisnieto en un reportaje publicado en ABC que fue construido enteramente en Sevilla desde los últimos días de marzo a los primeros de septiembre de aquel año.

Boceto del primero coche eléctrico español ABC

Los primeros cortes de chapa se hicieron en un sótano próximo a la Plaza de España, donde se había trasladado la Escuela de Peritos Industriales en 1936 tras su militarización. Los esfuerzos de Domíngez-Adame avanzaban casi a la par que las obras de la actual Escuela Politécnica, en el barrio de Los Remedios, donde le diera los retoques y ajustes posteriores. El inventor era catedrático de Hidráulica y Motores Térmicos en el centro universitario del que salieron decenas de ingenieros que luego se emplearon en la factoría Hispano Aviación SA , situada a apenas unas manzanas de allí.

En aquellos talleres de la calle San Jacinto se gestó la aeronave más revolucionaria de la historia de la construcción aeronáutica española. El primer avión a reacción tomó como nombre «Saeta» y podría haber pasado a la historia como «Triana» si el motor que se montó en un principio, el HA-100, no hubiera dado tantos fallos.

El avión a reacción en una imagen antigua ABC

La aeronave, que hoy se recuerda, como todo en España, decorando una rotonda en Dos Hermanas, tenía nueve metros de longitud, pesaba una tonelada y rozaba los 500 kilómetros por hora. El modelo, diseño del alemán Willy Messerschmitt , fue anunciado en 1952 como encargo del Ministerio del Aire que necesitaba contar con un producto propio ante la incapacidad para acudir al mercado exterior. A finales de 1955 el primer «Saeta» hizo su vuelo inaugural en la pista del Aeropuerto de San Pablo . Apenas dos años después el Gobierno español encargaba diez unidades, que luego triplicó. Pero ya avanzada la década de los sesenta la apertura del país era inminente y el mercado estadounidense ofrecía soluciones más rentables, que obligó a cancelar el programa «Saeta» y con él se daba carpetazo a la época dorada de la tradición aeronáutica trianera.

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