Soledad Becerril: «Nunca fui discriminada por ser mujer ni conocí ningún otro caso»

Soledad Becerril (Madrid, 1944) fue en 1981 la primera ministra de la democracia española. Catorce años después fue la primera alcaldesa de Sevilla y ahora acaba su mandato como Defensora del Pueblo, la primera también que ocupó este cargo.

¿Está a favor de las cuotas, las listas-cremallera y la discriminación positiva para las mujeres en el mundo laboral?

Yo no soy partidaria de cuotas obligatorias ni de hombres ni de mujeres. Lo que creo es que hay que hacer más esfuerzos en la formación y capacitación de las mujeres.

¿Se sintió alguna vez discriminada por ser mujer?

Nunca. Siempre he sido valorada por mis capacidades, con independencia del hecho de ser mujer.

¿Y conoce algún caso cercano?

No, ninguno.

Ni en mi partido ni en ningún otro partido.

Hace unos meses no se pudo celebrar en la Universidad de Sevilla un debate sobre la ideología de género ni presentarse un libro que la pone en cuestión. ¿Estamos llegando demasiado lejos con lo políticamente correcto?

La libertad de expresión y de pensamiento es un derecho democrático fundamental. Otra cosa es que se utilice para cometer delitos.

¿Es partidaria del «compañeros y compañeras» y del «ciudadanos y ciudadanas?

Si el auditorio al que uno se dirige es mayoritariamente femenino, es procedente hacer una alusión, pero no creo que sea necesario hacerlo constantemente, como a menudo se hace. Desde el punto de vista del uso del lenguaje, tanta reiteración es muy fea.