Sociedad

Raquel Alonso, la mujer que se casó con un marroquí sin saber que él acabaría en la cárcel como yihadista

Autora del libro «Casada con el enemigo», pronunció una conferencia en Sevilla donde explicó la radicalización sufrida por su exmarido, ahora en prisión

Un momento de la conferencia que pronunció Raquel Alonso este martes en Sevilla J. M. Serrano

Martín Laínez

«Nabil era una persona culta, con dos carreras, hablaba cuatro idiomas, una persona normal hasta que murió su padre» , así empieza su relato Raquel Alonso, una mujer que se casó en 1997 con un ciudadano marroquí que, tras la muerte de su padre, se fue radicalizando hasta acabar detenido en el marco de la Operación Gala contra el yihadismo en España como un miembro activo de la Brigada Al Andalus. Desde entonces, Nabil Benazzou, con el que estuvo casado veinte años, cumple condena en nuestro país.

Alonso pronunció ayer la conferencia «Cuando tu marido se convierte en yihadista, un testimonio en primera persona» , fruto del libro que ha escrito y que salió a la luz en febrero del año pasado y donde narra esta experiencia.

«Recuerdo el día de su detención, eran las cuatro y media de la madrugada cuando los GEO entraron en mi casa tras derribar la puerta de entrada y detuvieron a Nabil».

Esta persona recuerda cómo dos años antes de la detención empezó a sospechar de él. « A nuestros hijos, que tenían 5 y 11 años, les empezó a prohibir ver la televisión , al mayor de ellos, un niño, le mostraba vídeos con imágenes duras de adoctrinamiento islámico para reconvertirlo desde pequeño. Él cada vez acudía con más asiduidad a la mezquita para rezar por el alma de su padre », rememora.

«A través del sumario del juicio me llegué a enterar de muchas más cosas. Mis hijos fueron marginados, les decían ahí van los niños de un terrorista, incluso me llegaron a despedir de dos trabajos por haber sido su mujer durante tantos años», recuerda.

«Tuve que fingir tres años antes que me estaba reconvirtiendo para que dejara en paz a mis hijos, dejé de beber, ver la televisión, rezar cinco veces al día...», rememora Raquel Alonso, quien aseguró que desde entonces han tenido que mudarse hasta en cuatro ocasiones y que sus hijos han tenido que cambiar de colegios en otras tantas.

En cierta ocasión le llegaron a amenazar de muerte: «Un día estaba cambiando un tapacubo del coche cuando me pusieron una venda en los ojos y me dijeron que dejara de hablar de ellos ».

Lejos de amedrentarse, Raquel Alonso quiso que este libro sirviera como una reinvindicación: «Me sentí en la obligación de alzar la voz para vivir en libertad. Tenía que contar esta historia en un libro para vivir en libertad. No me arrepiento de nada; no creo en la reinserción, pero sí en la prevención».

Actualmente, va a poner en marcha la asociación Acreavi para que las víctimas indirectas que se encuentran en el olvido puedan contar su experiencia.

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