SALUD

«Perder la mitad de mi lengua por un cáncer me hizo como médico más humilde»

Jornadas en el Colegio de Médicos de Sevilla sobre el compromiso de facultativos y pacientes ante la enfermedad

José María Cruz Fernández dice que «no nos gusta como pacientes los médicos prepotentes» RAÚL DOBLADO

AMALIA F.LÉRIDA

Igual que nadie escarmienta en cabeza ajena un médico no sabe cómo se siente un enfermo hasta que no está él mismo al otro lado de la silla o de la cama. Hasta que no es paciente .

Es algo que quedó claro ayer en una charla sobre su experiencia vital que pronunció el prestigioso catedrático de Cardiología y expresidente de la sociedad española de la especialidad, José María Cruz Fernández, en unas jornadas de puertas abiertas celebradas en el Colegio de Médicos de Sevilla.

«Médicos y pacientes, unidos en un compromiso ante la enfermedad» es el nombre de este encuentro que lleva explícito su objetivo: la necesidad de que facultativos y enfermos empaticen, de que se pongan unos en el lugar de los otros.

El encuentro, coordinado por la doctora Ana María Casas , directora general de asociaciones de pacientes del citado colegio, reunió a más de veinticinco asociaciones de afectados por diferentes enfermedades con más o menos prevalencia y en una de sus mesas redondas pudo conocerse el testimonio de Cruz Fernández, a quien la enfermedad le hizo como médico «más humilde».

El prestigioso cardiólogo, que ha sido paciente y cuidador de su esposa enferma, relató que hace 25 años sufrió un cáncer.

«Perdí la mitad de mi lengua —siguió— pero gané toda una vida. Cristina, mi mujer, fue mi tabla de salvación. Hace casi 8 años pasó ella misma por un cáncer de mama . Somos unos afortunados. Con la ayuda de Dios y de todo nuestro entorno lo hemos superado».

Contó que padecer una enfermedad grave es una situación muy especial para un médico porque «conocer como profesional el pronóstico, muchas veces poco halagüeño, y mantener al tiempo la esperanza y las ganas de vivir, es con frecuencia muy difícil ».

Sin embargo, vivir la enfermedad desde el otro lado «te enriquece como persona y te hace, como médico, más humilde, más comprensivo y con mayor empatía». A Cruz Fernández el cáncer que sufrió le hizo comprender qué es lo que espera realmente un paciente de su médico.

Así, y según dijo, «aprendí que, además de su capacidad profesional, necesita que le transmita confianza también como persona y que le guíe para poder tomar la mejor decisión».

El enfermo «espera información veraz, esperanza sin engaños y, a veces, necesita que el médico no le garantice el éxito pero sí su toma de postura: ¿Usted que haría en mi caso?».

«No nos gustan como pacientes médicos prepotentes , paternalistas ni que actúen a la defensiva, atiborrándonos de pruebas en ocasiones de dudosa eficacia para eludir su responsabilidad. Tampoco que descarguen en nosotros la responsabilidad de nuestro propio tratamiento tras una explicación fría, aséptica y, a veces, de difícil comprensión de las distintas opciones terapéuticas», destacó el catedrático de Cardiología.

Luego, tiempo después de su enfermedad, tuvo que asumir la sacrificada tarea de cuidador y entonces se dio cuenta de otra realidad: las necesidades que tienen los familiares.

«En definitiva —resumió— creo que lo que más me aportó el vivir la enfermedad como paciente y como familiar de paciente, fue humildad. Me hizo ver que el médico y el paciente no son los únicos actores para superar la enfermedad. Que necesitamos a la familia, a los amigos, a todo el personal sanitario, muy especialmente a la Enfermería, mucho más cercana. La asistencia social, la sociedad, los colegios profesionales, los poderes públicos han de ir de la mano. Pude comprobar la ayuda inestimable que brindan las asociaciones de pacientes en esos momentos. Y en mi condición de católico practicante pude agradecerle a Dios haberme dado la fe necesaria para pedir su ayuda».

La conferencia inaugural de las jornadas la pronunció el profesor doctor José López Barneo , catedrático de Fisiología de la Universidad de Sevilla y director del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Sevilla. Versó sobre «Investigación y Enfermedad crónica. Reto para la ciencia y la enfermedad».

Puso el dedo en la llaga analizando varios de los problemas con que se enfrenta el sistema sanitario y la sociedad, en su conjunto: el envejecimiento de la población y, por consiguiente, el aumento de enfermos crónicos que deben seguir adelante con calidad de vida; la necesidad de más recursos para la investigación y cómo la que hay no sale de los despachos, es decir, no se traslada a la práctica clínica médica. Aseveró que la esperanza de vida se ha triplicado en los últimos 120 años y que los niños que están naciendo hoy llegarán a una media de 95, una escalada que corre pareja a los avances científicos si bien «ese conocimiento no se ha trasladado en un alto porcentaje a curar».

«De cada 100 puntos de conocimiento científico—precisó— 5 se trasladan de verdad a la práctica clínica . ¿Por qué no hay traslación? Pues a veces porque es difícil por sí misma y otras porque los investigadores hemos estado unos por un sitio y otros, por otro». Así las cosas, López Barneo apostó por favorecer la investigación traslacional con instituciones como el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Sevilla que hay en el área del Virgen del Rocío que «realmente acerca la investigación al paciente, es decir, es preciso que los científicos estén en un campus hospitalario».

En cuanto a los presupuestos que se dedican a investigación, aseveró que «todavía no hemos llegado al nivel de 2009 que ya era bajo» yrecordó que «hay muchos científicos españoles muy valiosos que tienen que irse al extranjero y que se quedan allí y no vuelven , y eso es una lacra importante».

Entre las asociaciones de pacientes que ayer acudieron a las jornadas estaba «Amama» , que engloba a mujeres con cáncer de mama.

Su presidenta, Carmen Carrillo Vargas , hizo un llamamiento para que se incrementen los fondos dedicados a investigar esta enfermedad que cada día afecta a más mujeres jóvenes aunque en el 80% de los casos sobreviven.

A pesar de esa conquista aún queda mucho por hacer y proyectos que llevar a cabo para que nuevos tratamientos ganen la batalla a esta enfermedad. Este colectivo además de prestar asesoramiento, amparo y ayuda a las mujeres, hace no pocas actividades para recaudar fondos y apadrinar proyectos de investigación.

Pieza clave para las asociaciones en el Colegio de Médicos de Sevilla es la doctora Casas, defensora de ese entendimiento que debe haber entre médico y paciente, y de poner a disposición de las asociaciones las instalaciones colegiales y todos los servicios precisos para, en definitiva, velar por la calidad del acto médico.

De la misma opinión es el secretario general de la corporación, Juan Manuel Contreras, quien añadió que la entidad tiene como misión garantizar la buena praxis médica y la salud de los ciudadanos y para eso, entre otras actuaciones, colabora estrechamente con la Administración en la búsqueda de soluciones.

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