La nueva edad de oro de los trenecitos de la Exposición del 29

Uno funciona en Sttutgart y otra en la localidad inglesa de Ravenglass. La tercera duerme en un andén de Santa Justa

La Niña está en los andenes de Santa Justa. M.J.LÓPEZ OLMEDO

LUIS MONTOTO

Como si fueran los personajes de una vieja novela del romanticismo, sus largas peripecias han estado plagadas de altibajos. A sus primeros años de gloria le sucedieron negras rachas de malfario que a punto estuvieron de acabar en tragedia; pero nunca faltó un repentino golpe de fortuna para salir finalmente airosos.

Así se escribe la historia de los cuatro trenes de Liliput , aquellas locomotoras que recorrieron el recinto de la Exposición Iberoamericana de 1929 , donde se convirtieron en una de las atracciones más recordadas por los visitantes; fueron vendidas como chatarra y se restauraron parcialmente para prestar de nuevo sus servicios en el Parque de Atracciones de Madrid. Ahora viven nuevas aventuras en Alemania e Inglaterra.

El estreno de estas máquinas fue un éxito: más de medio millón de personas subieron a sus vagones en el tiempo que duró la Expo del 29 y todavía entró en servicio en 1930 y en 1932 en ocasiones extraordinarias. Fueron las últimas veces que funcionó en Sevilla, porque a partir de ahí entró en una fase de abandono que llevó al Ayuntamiento a subastar el material como chatarra.

Abandonado a su suerte en diferentes emplazamientos, el tren Lilipu t reapareció en los años 60 . Las denominadas «Santa María», «Pinta» y «Sevilla» habían sido vendidas al peso e instaladas a la intemperie en un solar del Arroyo de la Plata.

«Las encontramos allí casualmente, lo denunciamos en ABC y generó una gran alarma», recuerda Miguel Cano López-Luzzatti , presidente de la Asociación Sevillana de Amigos del Ferrocarril. La presión social aceleró su venta al Parque de Atracciones de Madrid, donde fueron restauradas (una de ellas, la «Sevilla», se desguazó para arreglar las otras).

En la capital hispalense solo había quedado la «Niña», que se instaló en el parque infantil de tráfico Blancanieves en la Avenida de la Borbolla. «Era una pena, los niños jugaban encima de ella, tiraban piedras por la chimenea , así que logramos que nos la cedieran para restaurarla, con la idea de que algún día pudiera circular de nuevo».

Casi nueve décadas después de la Expo del 29, dos de aquellos trenes viven su nueva edad de oro. La «Santa María» —renombrada como Ehemals— presta sus servicios en el parque Killesberg de Stuttgart , donde tiene un gran éxito entre las familias que visitan esta gran zona verde.

La «Pinta» ha viajado a Ravenglass , en el noroeste de Inglaterra, donde hace un recorrido turístico de once kilómetros por un parque natural junto a otros ferrocarriles históricos. ¿Cómo han llegado Stuttgart y a Ravenglass?

Una empresa de Mataró se las compró al Parque de Atracciones de Madrid , las restauró y las puso en el mercado. La «Ravenglass and Eskdale Railway Preservation Society», la institución que ha adquirido la «Pinta», cuenta en su web como fue el proceso de compra, y señala que «había otras ofertas de China y Rusia».

Pagaron 200.000 euros, sufragados en parte con aportaciones de los vecinos y la venta de souvenirs (entre ellos, una taza con los carteles históricos de la Expo en la que aparecía el popular ferrocarril). Los ingleses le llaman el «Train From Spain» y han creado un logotipo, con la locomotora sobre un fondo en el que se unen las banderas españolas y británicas.

En los andenes de Santa Justa permanece «La Niña» . Es propiedad del Ayuntamiento pero su custodia está en manos de los Amigos del Ferrocarril. Cano López-Luzzatti recuerda que «tras su restauración se mostró en 1983 en el Casino de la Exposición, donde media Sevilla se retrató con el tren del 29, y el alcalde Luis Uruñuela acarició la idea de que circulara de nuevo por el Parque de María Luisa».

Desde aquel momento y hasta 1990 estuvo en la Estación de Plaza de Armas , y una vez que ésta se cerró, fue a los talleres de Renfe en Santa Justa, «donde había ferroviarios que la mimaban». Su ubicación actual, en un anden de Santa Justa junto a la sede de los Amigos del Ferrocarril, se debe a que « Sánchez Monteseirín se enteró de su existencia y quería ubicarlo en la glorieta de los ferroviarios de San Jerónimo ;nos alarmó porque volvería a estar sin vigilancia y a la interperie, donde sufriría un gran deterioro, como ya pasó en la Avenida de la Borbolla». Un viernes de Dolores, con la grúa de un tren socorro, se instaló donde hoy reposa actualmente.

¿Podrá despertar algún día para que su olor a vapor y carbón vuelva a respirarse en Sevilla? «Recientemente recibimos una carta desde Stuttgart, de los mismos que tienen la Santa María, y afirmaban que pagarían un precio razonablemente alto por La Niña », desvela Cano López-Luzzatti.

La respuesta ha sido una rotunda negativa, aunque la misiva también dejó un sabor amargo. « En Alemania e Inglaterra están funcionando y las aprecian;aquí está restaurada, forman parte de nuestra historia... pero parece que nos preocupan menos», concluye.

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