Salud

En nuestro cerebro también es Navidad

Las neuronas espejo o los niveles de dopamina varían, según la espiritualidad de las personas

Los problemas económicos, la salud y la soledad también influyen en el individuo durante las Pascuas ABC

Amalia F.Lérida

En Navidad todo cambia . El ritmo habitual de nuestra vida varía, como los sentimientos. Unos la viven como una fiesta más, otros, con el sentido religioso que rememora el nacimiento del hombre que más ha influido en la historia del mundo: Jesús de Nazaret.

Desde el punto de vista del experto en Psiquiatría José Manuel García Lezcano , el mayor enemigo de las fiestas navideñas es «la soledad, y el mimetismo negativo».

«Lo peor de todo es ver cómo los demás se divierten con compañía y tú estás atrapado en la soledad, irremediablemente, y sin posibilidades de evitarlo, aburrido y con ese dolor profundo, espiritual, que no se quita con nada y que ni siquiera las lágrimas logran consolarlo. Será el caso de padres o madres que se encuentran abandonados y solos en su casa o en un centro al que ni siquiera llega una llamada de teléfono, el cariño de quienes, a veces, son capaces de dar a una mascota pero no a una madre o a un hermano», afirma.

En Navidad todo cambia. Hasta nuestro cerebro funciona de manera diferente, según este especialistaque se basa en los resultados de estudios científicos con resonancia nuclear magnética.

«En unos —dice en alusión a esos estudios—, en los que conciben la Navidad como unas fiestas paganas, hay un patrón de funcionamiento cerebral, casi siempre, como si de unas situaciones estresantes se trataran; mientras que los que tenían un concepto religioso, las imágenes demostraban algo diferente, incluso se estimulaban áreas distintas cerebrales».

Además de esta especie de clasificación, cita la que engloba a aquéllos cuyas experiencias navideñas son altamente positivas , anímicamente, de los que no lo son tanto, o lo son negativas o muy negativas.

Y esto que parece tan lógico, tiene su respaldo orgánico, a nivel cerebral. «Podría estar representado por unas células especiales llamadas neuronas en espejo . Este grupo de neuronas fueron descubiertas por el científico italiano Rizzalotti de la universidad de Parma y son las responsables fundamentales del aprendizaje rápido por imitación, porque se ponen en funcionamiento no sólo cuando hacemos algo sino cuando lo vemos hacer en otra persona o recordamos algo similar. Actúan también en la anticipación de acontecimientos. Son las que nos provocan la empatía de determinados actos, las que nos hacen sentir algo, cuando vemos que lo hace otra persona, cuando bostezamos , por ejemplo; las responsables de la risa contagiosa, las que, cuando vemos una película triste, sin querer, lloramos. Por tanto, cuantos más estímulos, digamos, agradables sean detectados y elaborados por medio del mimetismo, introspección o empatía, mayor será la posibilidad de obtener felicidad», explica García Lezcano.

José Manuel García Lezcano ABC

Aparte de otros factores como el problema económico y las relaciones familiares, este experto destaca que el espíritu navideño tiene su respaldo orgánico en el cerebro en zonas muy concretas como es el lóbulo frontal en su área motora o en el parietal.

«Esta área cerebral del lóbulo parietal se relaciona con la autotrascendencia o lo que es lo mismo, con la espiritualidad, con la posible relación del individuo con el universo, con la creatividad, con lo místico y, por ende, con lo que de religioso haya en nosotros», apostilla.

No pasa por alto que, normalmente, en Navidad la gente está alegre y eso hace que, por mimetismo, nos sintamos alegres, incluso sin saber por qué a ciencia cierta.

Es el contagio emocional . Es como «cuando vemos que alguien acaricia a otro y, en cierto modo, sentimos bienestar o, por el contrario, si vemos a alguien maltratar a otro, sentimos dolor».

Para comprender todo esto hemos de buscar en otra área cerebral: «Se trata del núcleo accumbens —sigue este experto— que está relacionado con los procesos de recompensa y que aumenta los niveles de dopamina en determinadas situaciones. Sabemos que lo hace tanto en situaciones de placer como en las contrarias. Por eso conocemos que juega un papel importantísimo en el aprendizaje, por todo lo relacionado con lo que significa el refuerzo positivo o negativo y su consecuencia automática placentera o de disconfort».

Otra cuestión evidente y demostrada es que existe una relación directa de este núcleo cerebral con las drogas, con el amor, con determinados alimentos como el chocolate o con el alcohol y que en estas fiestas se consume más de todo eso y hay más regocijo familiar, por ejemplo, que en otras épocas del año.

«Aquí —continúa— juega un papel importante el sistema de recompensa otorgado por esta área cerebral profunda en comunicación directa con la corteza prefrontal (la ubicación de neuronas en espejo de las que hablamos antes), por ejemplo. Y es entonces cuando añadimos un plus de bienestar que no se puede desdeñar, siempre que no se rebasen los límites, desde luego, y sobre todo el alcohol».

Asegura que, dejando lo meramente neuronal y orgánico a un lado, «simplemente la posibilidad de una reconciliación familiar, una reunión de amigos o de desconocidos pero que te pueden producir esa sensación de compañía y confort, similar al cariño, o el mismo cariño que desbordan estas fiestas, también puede hacer que actúen estos mecanismos que estamos empezando a conocer para aproximarnos, aunque sea un poco, a la felicidad».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación