Política municipal

Nubarrones a la vista para Espadas: Policía Local, taxistas, suciedad... y listeriosis

La crisis por el brote infeccioso de la carne mechada ha provocado ya una batalla municipal que va a supeditar el arranque del curso político

Juan Espadas y el consejero Jesús Aguirre, en un encuentro reciente Efe

Eduardo Barba

Más allá de los proyectos e iniciativas que deben tomar impulso desde hoy con motivo del arranque del curso político, el otoño se presenta para el socialista Juan Espadas y su equipo con algún que otro frente adverso, posiblemente más que en años anteriores si se tiene en cuenta la crisis por el brote de listeriosis , que está afectando desde el primer momento al Ayuntamiento por las críticas recibidas desde la Junta de Andalucía (veladas) y el PP (abiertas) en lo que atañe a la fase de control previo del producto que finalmente resultó contaminado en la cadena de producción de la empresa Magrudis. El cruce de acusaciones que ha empezado a elevar su tono va a derivar en las próximas semanas, con toda seguridad, en una batalla municipal entre populares y socialistas, ya que los primeros van a enfocar el asunto en las posibles negligencias que hayan podido cometer los responsables municipales del ámbito del consumo en los controles que debían haberse llevado a cabo para evitar la intoxicación y en los hipotéticos errores en las comunicaciones entre empresa Ayuntamiento y Junta. La maquinaria autonómica ahora sirve de apoyo a los de Beltrán Pérez, que actuará de ariete contra Espadas en este tema.

Al igual que se prevén serias turbulencias en lo que a la listeriosis se refiere, la oposición va a incidir muy especialmente en las semanas venideras —como ya viene haciéndolo en los últimos compases del verano— en la suciedad de las calles. La falta de la adecuada limpieza es una evidencia, una realidad cada vez más patente que empieza a desgastar la gestión del gabinete socialista por pura acumulación de meses y meses sin que el ciudadano contemple cierta mejoría. Escasez de operarios, aceras mugrientas, falta de baldeo y espacios repletos de desperdicios son demasiado frecuentes en una capital que se precia de ser un destino turístico de primer orden: pero no sólo de Casco Histórico debe vivir Sevilla y sus barrios están sufriendo la falta del debido cuidado más allá de las guerras dialécticas entre partidos políticos. La ciudad está sucia . Y la oposición va a redoblar sus críticas en ese sentido.

Por otro lado, el ejecutivo local tendrá de nuevo que templar gaitas con dos sectores tradicionalmente conflictivos que han tenido unos meses de relativa calma pero que anuncian otra vez una intensificación de sus protestas. De un lado, los taxistas , que andan ya a vueltas con la nueva confección del Instituto del Taxi y que esperan movimientos reguladores de la Junta de Andalucía en su batalla laboral con los VTC; si las novedades no contentan al gremio —algo más que previsible— volverán a ser meses calientes y con posibles movilizaciones. De otro lado, la Policía Local , de la que acaba de marcharse el hasta ahora comisario jefe Ruiz-Berdejo y donde las quejas son ya del todo vehementes por la escasez de recursos y la falta de agentes para cubrir la creciente demanda de la capital. Se está haciendo a base de horas extras, pero la cuenta corriente municipal no da ya para tanto.

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