ENTREVISTA

Margarita Bustamante: «La Sevilla de las tres culturas, la andalusí, tiene mucha fuerza literaria»

Empresaria agrícola, expresidenta de Feragua y viajera impenitente acaba de dar un paso en su vida que la colma de ilusiones y expectativas al publicar «Dulce y Salado»

Margarita Bustamante, expresidenta de Feragua, acaba de publicar «Dulce y Salado» J. M. Serrano

Félix Machuca

Estamos ante todo un carácter. Siendo mujer nunca puso reparos a desembarcar en un sector como el agrario dominado por los hombres y por sus leyes ancestrales. Y lo hizo para mandar como empresaria agrícola.

Igualmente, desempeñó cargos de responsabilidad en otras altas instancias, como en Feragua , donde fue presidenta. Ahora nos descubre un rostro nuevo, creativo y expansivo para su temperamento: la literatura .

Su ópera prima, «Dulce y Salado» (publicado por el sello digital Selección Bdb del grupo Penguin Randome House) la colma de expectativas. Su rincón preferido de la ciudad es el mercado de Triana . En realidad le encantan los mercados.

Sobre todo, los bodegones naturales que se montan con verduras y frutas. Conoce los de ciudades tan exóticas como Marrakech y Pekin . Y otros tan ordenados como los de Londres o París . Ahora tiene otro mercado que atender. El literario. Donde el abasto se convierte en arte.

Se lo tenía muy callado. Yo sabía de su amor al campo pero desconocía que le gustara tanto la literatura

Me gusta desde que era muy joven. He leído siempre mucho y he intentado hacer mis pinitos literarios. Digamos que la afición no es nueva.

Sáqueme de dudas: ¿qué resulta más complicado, poner de acuerdo a una comunidad de regantes o estructurar una novela?

(Risas) Pues déjeme que le diga que ambas cosas tienen su guasa. Y también ambas cosas tienen sus modos de resolverlas.

Dicen que lo más difícil de escribir una novela es el final. ¿A usted le ha pasado eso con «Dulce y Salado».

En absoluto. La historia nació dentro de mí y los mismos personajes te llevan al final adecuado.

¿Y no se ha encontrado con un personaje tramposo, embustero que la despiste del final pretendido?

Sí, claro, te lo encuentras. Pero una vez detectado tomas las medidas adecuada.

O sea, que le aplica la ley mordaza…

(Risas) Efectivamente.

¿Con ese título, su novela tiene algo que ver con la gastronomía?

Sí es verdad que la protagonista es propietaria de un catering con ese nombre. En síntesis, la novela es una historia de amor entre un marino y la propietaria del catering, que tiene un pasado muy tormentoso.

Por cierto, ¿por qué se le ocurrió esa historia?

Porque tenía ganas de contar una historia entretenida y dignamente escrita. Y mi sueño sería atrapar al mayor número posible de lectores.

¿Refleja algo de lo que ha vivido, de cerca o a media distancia?

Sí, al escribir siempre se reflejan mundos cercanos.

Imagino que el campo aparecerá en algunos de los planos de su narración…

Para mí, el campo es parte fundamental de mi vida, me desenvuelvo muy bien en ese ambiente rural y creo dominar muchas claves de su existencia que me hacen sentirme bien describiéndolo.

Supongo que con «Historia de una finca», de los hermanos Cuevas, disfrutó tanto por el texto como por el contexto de la novela.

Es un libro casi de cabecera. Lo he leído varias veces y siempre descubro cosas nuevas. Es una novela compacta, escrita maravillosamente bien y para mí lo tiene todo.

¿La poesía de Villalón está entre sus lecturas inexcusables?

De joven nunca me faltó el aliento poético de Villalón, de Bécquer, Quevedo, Góngora. En esa época, la poesía colmaba mi vida literaria. Ahora leo mucho más novela.

¿Qué escritores actuales están en su lista de preferidos?

Idelfonso Falcone, Matilde Asensi, Kent Follet, Laura Kinsale…

Como escritora a qué le da más valor a la hora de escribir, ¿al estilo o a la carpintería del relato?

Para que una novela sea buena no pesa más lo que se escribe, sino cómo se escribe, cómo se cuenta. Y eso siempre lo dice el público.

Usted es muy seguidora de la novela histórica. ¿Qué hecho histórico de la ciudad le gustaría novelar?

Me seduce ese tiempo donde las tres culturas convivían, con mayor o menos tensión, en una ciudad como la Sevilla andalusí.

A mí siempre me ha fascinado la Hispalis romana y la Sevilla cabecera del mundo trasatlántico.

Ambas son muy literarias. Quizás me tira más, a la hora de escribir, la ultramarina. «La reina descalza» de Falcone creo que es una de las cimas de nuestra novela histórica.

Pienso que en esos dos momentos históricos se dibujan los dos perfiles más alto de la ciudad. ¿Es esa también su percepción?

También creo que en la época taifal, la ciudad fue un centro cultural y económico de referencia internacional.

En estos momentos trabaja usted sobre la siguiente novela. ¿Nos adelanta algo?

Es una novela costumbrista, ambientada en la primera mitad del siglo XX en Sevilla, con indianos que regresan a la tierra de origen, vienen con buenos capitales e invierten en tierras.

¿Es otra historia de amor?

En la vida siempre hay amor y si no, no es vida. Ya lo cantaban los Beatles.

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