Venta ilegal

Los manteros merman en un 20% la cifra de negocio de los comercios de la ciudad de Sevilla

Aprocom calcula que la venta ilegal se lleva uno de cada cinco euros del presupuesto familiar y pide contundencia policial

Javier Millán, portavoz de Ciudadanos, camina por la calle Tetuán con concejales y comerciantes J.J. Úbeda

Rocío Montero

Si se da un paseo por las calles más comerciales de Nervión, Triana o el Centro es difícil no encontrarse con los manteros. La gran mayoría de ellos son hombres jóvenes recién llegados del África subsahariana en busca de una oportunidad, sin papeles, sin lugar en el que cobijarse y sin comida para alimentarse. Sin embargo, pasan a ser víctimas de las mafias de la falsificación y un problema para el Ayuntamiento de Sevilla, que no da con la tecla adecuada para evitar la venta ilegal de artículos fraudulentos. Una cuestión que se remonta en la ciudad a hace más de 25 años.

Los manteros venden de forma irregular productos de dudosa procedencia y manufactura que no sólo están reduciendo los márgenes de beneficio de grandes marcas y quebrantando leyes de propiedad intelectual . Tomás González, presidente de la Confederación Provincial de Comercio y Servicios de Sevilla ( Aprocom ), calcula que «una quinta parte (un 20 por ciento) del presupuesto medio mensual que las familias destinan para las compras, que se sitúa en unos 120 euros, se lo lleva el ‘top manta’».

En cambio, los comerciantes que sí pagan sus impuestos y ven cómo se reducen significativamente sus ventas afirman estar «asfixiados» . Hay propietarios de negocios desesperados porque los manteros se ponen en la puerta de sus tiendas y los clientes no pueden entrar. «No se puede mirar hacia otro lado», remarca Tomás González.

La venta callejera irregular se ejerce en la capital hispalense a cualquier hora del día todos los meses del año y no ha perdido fuerza con las temperaturas del verano . Por ello, Tomás González, reclama al delegado de Seguridad Ciudadana, Juan Carlos Cabrera , que despliegue policías de paisano para detener a los manteros, imponer sanciones y requisar la mercancía. «Es un tema de competencia desleal, de mala imagen para el turismo de la ciudad y de seguridad», recalca González, quien mantiene que detrás de esos vendedores ilegales hay organizaciones ubicadas en la provincia de Sevilla que les reparten los productos.

A los viandantes les da pena la situación de los manteros, según afirmó el representante de los comerciantes, pero recordó que detrás de ellos hay mafias organizadas que los explotan y que se reparten los beneficios de los productos falsificados a costa de los más vulnerables . «Por tanto, también es un tema de extranjería», insistió y lamentó la falta de «mano dura» porque así se evitaría el efecto llamada.

En la venta ilegal de bolsos, cinturones y camisetas deportivas del «top manta» también hay «aguadores» , como en el mercado de la droga, para dar aviso y abortar las operaciones de la Policía Local. Los «aguadores» están apostados en las entradas de las principales calles comerciales y dan aviso a los manteros para que unan los cuatro puntos de las telas sobre las que exponen sus productos sobre el suelo y salgan corriendo para evitar su detención .

«Patrullas de la Policía Local pasan y los manteros se esconden en las calles adyacentes y portales, y a los diez minutos vuelven a colocarse de forma sistemática. El Ayuntamiento lo sabe, pero hay que tener voluntad de querer erradicar esto », ha manifestado.

Según afirma el presidente de Aprocom, «conocen muy bien el horario de paso y de relevo de los agentes locales». «La Policía Nacional también circula en motocicletas por donde están los manteros pero no los detienen porque dicen que no es de su competencia », se lamentó Tomás González.

Sanciones a los compradores

El presidente de Aprocom propone como medida disuasoria del «top manta» que el Ayuntamiento de Sevilla «imponga sanciones a las personas que compren falsificaciones a los manteros». Según afirma, « esta medida funciona ya en las principales ciudades de Francia como París, Niza y Burdeos, donde en las multas a los compradores se multiplica por cuatro el precio real del artículo y hay una mayor concienciación».

Asimismo, instó al Consistorio a fomentar entre los consumidores campañas de sensibilización: recordarles sus derechos y obligaciones, e informarles sobre las repercusiones negativas que supone adquirir productos falsificados. «Si no hay comprador, no hay negocio» , enfatiza González.

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