Entrevista

Juan Víctor Rodríguez Yagüe: «Me dieron ganas de pitar mientras los espectadores aplaudían a rabiar en el Maestranza»

Juan Víctor Rodríguez Yagüe, exdirector del Teatro Lope de Vega, observa una evolución positiva del público de Sevilla, de aplaudidor a exigente y entendido

Juan Victor Rodríguez Yagüe Raúl Doblado

Jesús Álvarez

El músico y gestor cultural Juan Víctor Rodríguez Yagüe ha estado casi dos décadas al frente del Teatro Lope de Vega. Su primera etapa en el coliseo municipal, de la mano de la entonces concejal andalucista Enriqueta Vila , duró diez años, entre 1994 y 2004, regresando en 2011 con el PP de Zoido. Espadas lo mantuvo en su puesto hasta que se jubiló, tras cumplir 70 años, poco antes de verano.

Ha programado a más de 500 compañías de teatro y ofrecido más de 600 conciertos de jazz, flamenco, copla y música clásica. Su colaboración fue clave para poner en marcha «Cita en Sevilla» , que entre 1984 y 1991, con Manuel del Valle de alcalde, creó el público de la música popular en la ciudad; contribuyó a las actividades del pabellón de Sevilla en la Exposición Universal de 1992; y amplió los conciertos y el público del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS), del que fue fundador.

Casi todos los cantantes y orquestas que hay en el mundo quieren venir a cantar o a tocar al Teatro Maestranza. Dicen que el público sevillano es muy cálido y agradecido.

Sí, siempre ha sido un público muy cálido y agradecido, pero se ha vuelto más exigente y entendido con los años. Recuerdo algún concierto en el Maestranza de hace dos décadas que salió de pena y me sorprendió a ver a gran parte del público aplaudiendo a rabiar su interpretación. Incluso me dieron ganas de pitar, como hacen en otros teatros cuando les disgusta mucho algo.

Aquí pega más el silencio para mostrar el desagrado con algo que el pateo o el abucheo que algunos practican en el Teatro Real o en la Scala de Milán.

Sí, en el Teatro Real abuchean al artista si no les gusta. Eso supone una gran presión. Aquí eso no se hace pero nos hemos vuelto más entendidos.

Decía hace ya algunos años un conocido director de escena que al público de Sevilla le hacía falta ver «veinte traviatas» para poder ser más crítico y entendido.

Sí, hace falta ver muchas más cosas para saber cuál es el montaje bueno y el menos bueno. El público del Real o el de la Scala de Milán han visto muchísimas óperas. El espectador tiene que ir aprendiendo y eso es un proceso natural. Antes de la Expo apenas había visto nada y ha ido enriqueciéndose mucho con las cosas que se han programado desde entonces.

¿Cree que hace falta algún teatro comercial en Sevilla?

Es verdad que en los últimos años se está moviendo bastante y que se han abierto algunas salas en la Isla de la Cartuja, pero siguen haciendo faltas salas y un teatro comercial.

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