Justicia

José Joaquín Gallardo, media vida dándolo todo por los abogados sevillanos

El decano de los abogado deja impronta tras cinco lustros como testigo de la transformación de su profesión, un oficio que sólo concibe con entrega y cercanía

José Joaquín Gallardo J.M.Serrano

Mercedes Benítez

Cuando en marzo le dé el relevo al nuevo decano (el que salga elegido el próximo 22 de noviembre) José Joaquín Gallardo habrá pasado la mitad de su vida en el Colegio de Abogados de Sevilla. Seguramente por eso no para de recibir mensajes . Le dicen que no se vaya, le mandan abrazos de despedida o su secretaria se pregunta compungida qué hará sin él. Sin embargo Gallardo, que lleva desde 1979 ejerciendo como letrado y que se hizo con el mando del Colegio de Abogados en 1995, está a punto de concluir una etapa en la que lo ha dado todo por la institución. Será el fin de un ciclo durante el que fue testigo de «una transformación radical y absoluta de la profesión y de la Justicia» en la que, sin embargo, «se mantienen los principios».

Gallardo ha plasmado su personalidad en la calle Chapineros. Pese a que su oficio ha sufrido una importante revolución con el cambio de los antiguos despachos individuales a bufetes multidisciplinares , él no concibe la profesión ni el cargo sin la cercanía de siempre.

Tampoco ha cambiado, según dice, el desinterés por la Justicia. «No le ha interesado jamás a ningún partido político;nunca la vieron rentable», dice recordando los primeros casos de corrupción con los que se enfrentó allá por los años 90. Porque, además de decano, Gallardo fue abogado de Antonio Guerra (el hermano del exvicepresidente del Gobierno conocido como «el patillas), estuvo personado en el Caso Ollero o llevó un importante pleito por la propiedad intelectual contra Canal Sur, entre otros numerosos asuntos.

De ahí su gran conocimiento del sistema. «A la Justicia no la defiende nadie, sólo los jueces y los abogados» , explica insistiendo en la necesidad de un poder judicial «independiente» y en que, pese a que «tarda», «acaba llegando». O cree que fue «un error» descentralizarla para «satisfacer aspiraciones separatistas».

¿La Ciudad de la justicia? Se irá sin verla. «Soy el más antiguo de los cargos sevillanos y he tenido que hablar con los sucesivos consejeros sobre el asunto», admite al recordar que cuando más cerca estuvo fue en los tiempos de Carmen Hermosín. «Luego llegó Magdalena Alvarez y se llevó todo el dinero a Málaga» , confiesa asegurando que durante este tiempo sólo ha habido «capotazos y falta de voluntad».

También a él le tocó lidiar con otros para conseguir llevarse bien con todos durante cinco lustros «He respetado todas las maneras de pensar». Cuando tuvo que elevar la voz para defender a los suyos, también lo hizo, pero siempre dentro de los despachos. Nunca cara al público. Ysigue transmitiendo cercanía. Con cualquiera de los 7.000 abogados que lo necesite, con el periodista que le llame o con cualquiera que le pida cita. Para acudir a inaugurar bufetes, dar conferencias, escuchar dos misas seguidas, inaugurar un congreso de perros (pese a su miedo a estos animales) o asistir a tres velatorios en un día. Seguirá ejerciendo como abogado y no quiere dar consejos a su sucesor. Pero está claro que el que llegue tendrá el listón alto.

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