UNIDAD DE SUBSUELO DE LA POLICÍA NACIONAL

Estudios de seguridad de edificios, un nuevo reto para la Policía de Subsuelo en Sevilla

El equipo confecciona informes sobre puntos vulnerables que puede tener una edificación

La labor policial incluye la protección del Medio Ambiente y el análisis de aguas subterráneas

Un policía se dispone a bajar por las alcantarillas JUAN FLORES

E. Barba

La Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional está reforzando en los tres o cuatro últimos años una de las misiones que tenía encomendadas originariamente pero a la que apenas se podían dedicar: la elaboración de estudios de seguridad para edificios o instalaciones concretas . Como expertos en subsuelo y conducciones, el equipo que lidera Jesús Monge confecciona a petición del interesado exhaustivos análisis sobre los puntos débiles de cualquier edificio o instalación de la ciudad. «Repasamos las alcantarillas y conductos que entran en el edificio en cuestión —explica el subinspector—, porque ahora todos los suministros llegan desde el suelo. Se miden, se fotografían y se estudian para señalar si ese edificio o esa casa o una instalación sensible es vulnerable en algún punto en lo que se refiere a su seguridad. Si se pueden colocar artefactos o incluso acceder desde alguno de sus accesos subterráneos».

A raíz de estudios de este tipo elaborados por la Policía, como el que se acaba de hacer en la estación de autobuses del Prado de San Sebastián, han sido ya varios los lugares donde se han adoptado nuevas medidas de seguridad para proteger mejor la zona, como ha pasado con las instalaciones del palacio de congresos en Sevilla Este y su entorno, en cuyos subterráneos se reforzaron algunos dispositivos de seguridad.

La otra gran área con la que trabajan estos agentes es la de la protección del Medio Ambiente , centrada en los controles de las redes de abastecimiento. «Tenemos una sonda con la que vamos tomando muestras de agua para analizarla sobre la marcha —explica el responsable de la unidad—. Su PH, su salinidad o su conductividad. Hay unos parámetros señalados por las comunidades autónomas y si se superan los porcentajes, se concluye que el agua está contaminada. Es verdad que tenemos buenas depuradoras y estaciones de bombeo, por lo que el riesgo para la salud pública está siempre muy bien controlado, pero hemos de estar atentos a si hay alguna empresa que está vertiendo a las alcantarillas agua o líquidos contaminados, por si se cometen delitos medioambientales y tenemos que actuar. Hay que evitar el riesgo para que nunca lleguen contaminantes a los ciudadanos ».

«Alguna vez —añade Monge— hemos detectado gases en arquetas de abastecimiento de aguas o pequeñas filtraciones en gasolineras que pueden pasar a las canalizaciones de saneamiento. Eso se mira mucho. Se abren investigaciones , se toman datos y se hacen informes, a veces con la colaboración de la unidad central de Madrid, que tiene laboratorios más especializados para asuntos de envergadura, en los que hay que llegar a la comunidad autónoma o a la Fiscalía de Medio Ambiente».

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