MANUEL JIMÉNEZ

«Deseamos que Sevilla se acuerde de Chicuelo en el centenario de su alternativa»

Nieto de Chicuelo, aficionado al toro por derecho de sangre, anda moviendo junto con otros aficionados sevillanos y nacionales un homenaje a su abuelo para la feria de abril de 2019, con motivo de los cien años de la alternativa que tomó en la Maestranza

Manuel Jiménez, nieto de Chicuelo Rocío Ruiz

Felix Machuca

Jugar al toro en la Alameda bajo la mirada severa y mitológica de Hércules y Julio Cesar debe imprimir carácter. Manuel Jiménez quiso ser torero. Y se vistió de luces en las plazas de Sevilla, Madrid y Zaragoza. Pero no pudo continuar su carrera. Parece que el destino le tenía reservado un papel destacado en reivindicar la memoria histórica de su abuelo. Hoy forma parte de uno de los más inquietos miembros del comité que mueve la celebración del centenario de la alternativa de Chicuelo en la Maestranza. Su rincón preferido es la casa de su abuelo, en la Alameda, donde en algunas estancias permanece el tiempo parado tal y como lo dejó el gran matador.

¿Usted conoció a su abuelo?

No. Todo lo que sé de él lo conozco a través de mi padre y de viejos aficionados que lo trataron.

¿Y qué le ha comentado su padre de la personalidad de Chicuelo?

Era parco en palabras y muy sencillo. Y cuando había que enseñar los dientes los enseñaba.

¿De lo que le cuenta su padre de su abuelo qué es lo que más le impresionó?

La forma que eligió, quedándose huérfano con cinco años, de hacerse un hombre y encarar la vida.

Era torero sobre el albero y delante de las puertas de las fincas de tientas…

Siempre fue muy amigo de sus amigos. Una vez fue a un tentadero y vio que los aficionados estaban fuera de la finca, porque no lo dejaban entrar. Les preguntó qué es lo que había pasado. Y le dijeron que el ganadero no lo dejaba entrar. Mi abuelo le preguntó por qué no lo dejaba entrar. Y le respondió el ganadero que en su casa toreaba quien él quería. Su respuesta fue: si ellos no entran yo no toreo. Y se fue.

Tan artista era que no lo tenía miedo a los ambientes flamencos…

A mi abuelo le encantaba el flamenco. Era muy amigo del Pinto, El Sevillano, La Niña los Peines…

Tengo entendido que Chicuelo presenció de forma directa lo que la Niña de los Peines le dijo a un maestro muy grande del flamenco en un bar de La Campana…

No te voy a decir a quién se lo dijo. Pero le dijo que no tenía una fragua, que lo que tenía era un taller de costurera. La Niña de los Peines tenía muy buena lengua para cantar y para otras cosas…

A Balañá en Barcelona también le enseñó los dientes.

Así es. Lo contrató para torear en Barcelona y anunció en los carteles que era su despedida. Y Chicuelo no había anunciado despedida ninguna. Tuvo un gran éxito y Balañá quiso contratarle otra corrida. Y mi abuelo le contestó: en Cataluña no hay dinero para contratar a Chicuelo tras haber anunciado su despedida.

¿Es cierto eso que dicen que la primera Chicuelina que dio fue en Valencia y de forma inconsciente?

Así fue. En 1922.

No sé si será leyenda urbana o realidad. Pero el caso es que, días después de lo de Valencia, un banderillero, el Rerre, servilleta en mano en el café París, le mostraba a los aficionados lo que era una chicuelina…

Mi abuelo entró en el bar y vio al banderillero torear de salón con la servilleta. Le preguntó al Rerre qué es lo que hacía. Y le explicó que le estaba explicando el lance por chicuelina que le vio en Valencia. La gente no se lo creía. Mi abuelo lo practicó a conciencia para ejecutarlo en la plaza.

Alguien lo definió como el arquitecto del toreo moderno. ¿Por qué?

Porque basa la faena en el toreo con la mano izquierda y en la ligazón de los muletazos.

Pero la faena en Madrid a Corchaito es para muchos el hito que marca un antes y un después en la historia del toreo. ¿Qué tuvo de especial?

Que le pegó 25 naturales en distintas tandas y todos ligados. Marca un antes y un después.

Dicen los que saben de estas cosas que la chicuelina es el sueño decimonónico jamás alcanzado del pase en redondo…

La chicuelina es un lance que cuando llega al embroque del toro con el torero lo que hace el matador es girar sobre su cuerpo, con la puntera de sus pies. Ahora no se hace así. Se pega un cambio con el capote.

Chicuelo tiene casa en la Alameda, calle en la Feria y aspira a tener en los carteles de la Maestranza su nombre para conmemorar los cien años de su alternativa. ¿Qué tal van las cosas?

Estamos muy ilusionados. Esperamos expectantes que el teniente hermano mayor de la Maestranza nos reciba cuando tenga un hueco para exponerle la idea.

Creo que queréis implicar a la alcaldía, la Maestranza, la Universidad. ¿Hay receptividad?

Esas son nuestras expectativas y esperamos que Sevilla se acuerde de Chicuelo.

¿De los actos pensados para la celebración cuál es el que usted considera más indispensable?

Que el cartel del abono de la Feria de abril lo recuerde como se hizo con Joselito y Belmonte.

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