El patio de los Padres Blancos en los primeros tiempos
El patio de los Padres Blancos en los primeros tiempos - ABC
Sesenta aniversario del colegio San José SS.CC.

El «Cuéntame» de los Padres Blancos

Exalumnos, sacerdotes y maestros rinden homenaje al centro de referencia en Los Remedios

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Parece que fue ayer. Pero hace ya 60 años que los Padres Blancos inauguraron su colegio en Sevilla. Desde entonces casi sesenta generaciones de chicos y chicas han pasado por San José que, hoy por hoy luce más renovado que nunca tras la remodelación de la que fue objeto hace un par de años. Los Padres Blancos es un colegio cuya historia está ligada estrechamente al sevillano barrio de Los Remedios. Raro es el bloque de esa zona donde no haya un antiguo alumno de aquel colegio que hoy sigue conservando la misma idiosincrasia y el modelo educativo de siempre.

El aniversario bien merecía una celebración especial: este viernes hubo un encuentro histórico que reunió por primera vez a sesenta generaciones de estudiantes.

La fiesta tuvo además carácter solidario ya que destinó la recaudación a la Misión de los Sagrados Corazones en la República Democrática del Congo donde, con el dinero de la cena, adecentarán el colegio.

Los actos, a los que estaban convocados desde los nacidos en 1947 hasta los que se graduaron el pasado año, dieron comienzo con una eucaristía especial: allí estaban además del actual director Pedro Gordillo, el primero que ocupó aquel cargo, el padre Antonio Alcaide y algunos de sus sucesores como Julio García Alvarez e Isaac García, todos ellos estrechamente unidos a la historia del centro. Junto al párroco Paco Piñero celebraron la misa en la que no cabía un alfiler ya que, según la organización, se habían inscrito 750 antiguos alumnos.

Y luego empezó la fiesta: una cena cóctel en la que los antiguos alumnos de todas las promociones pudieron contemplar una proyección audiovisual y una exposición fotográfica que hizo saltar las lágrimas a más de uno.

El «Cine Forum» de los viernes, el polideportivo (hoy totalmente renovado), la antigua piscina, los corredores y aquellos grandes ventanales que se asomaban al campo de la Feria. Los bocatas en «La Alemana», las escapada a «La Cantina», las viejas historias del Padre Damián en su isla de los leprosos con la proyección de «Molokai». Aquellos sacerdotes tan peculiares y tan cercanos, primero vestidos de blanco y luego con el paso de los años, ya de paisano. La primera promoción de chicas que revolucionó al alumnado masculino cuando aterrizó en 1º de BUP en septiembre del año 1978.

Celebración, este viernes, de la fiesta del colegio de los Padres Blancos
Celebración, este viernes, de la fiesta del colegio de los Padres Blancos - Rocío Ruz

Pero también «el cura Carlos», «Fabián», «Miguelito», «Cartaya», «Almudena», «Muñoz», «Angulo», «Beltrán», «Heras» (como el alumnado los denominaba)..., y muchos otros profesores que pasaron por sus aulas. La escuela de teatro del padre Isaac. O los dos seminaristas para la cantera de la congregación que salían casi siempre de cada promoción...

En la retina de aquellos chicos y chicas, que hoy penan canas, siguen grabadas esas viejas historias y numerosas anécdotas relacionadas con aquel colegio que «enganchaba». Porque los Padres Blancos era uno de esos centros a los que los estudiantes no sólo iban a estudiar de lunes a viernes. El sábado e incluso el domingo, en los poyetes de la calle Virgen de la Cinta, a la entrada del centro, siempre había estudiantes. Y es que el colegio era también el punto de encuentro. Siempre había un partido que jugar o un equipo al que animar con aquel viejo lema de «San José, San José SS.CC.». El Belén viviente de cada Navidad, la vigilia de la Inmaculada...Daba igual el motivo. Cualquier excusa era buena para estar allí. «Nos vemos en la puerta del cole»_ era el grito de guerra. Y allá que iban todos.

Y ayer también ocurrió. Sólo que entre esos niños y niñas los había de los que encontraron al amor de su vida a las puertas de aquellas aulas o padres y abuelos de otros pequeños que siguen en el mismo colegio de sus progenitores. Su infancia también estará marcada por los Padres Blancos, el mismo centro que sigue educando a muchas generaciones del futuro. La fiesta, como siempre, en el viejo patio donde algunos aprendieron a bailar, duró hasta la madrugada.

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