CNCUENTA ANIVERSARIO DE EL CORTE INGLÉS EN SEVILLA

«Al Corte Inglés del Duque venía en 1968 tanta gente que la multitud no dejaba ver el suelo»

Antono Barranco, que tenía 14 años y 4 meses cuando se inauguró, fue uno de los mil empleados que se contrataron y aún sigue trabajando allí. Con los visitantes que tuvo los primeros días se llenarían los estadios del Sevilla y del Betis

Antonio Barranco, en la exposición conmemorativa del 50 aniversario de El Corte Inglés J.A.

JESÚS ÁLVARERZ

Antonio Barranco cumplirá pronto 65 años pero ya ha cumplido cincuenta como empleado de El Corte Inglés en Sevilla , que este jueves cumplirá medio siglo en la ciudad. Fue el 8 de marzo de 1968 cuando abrió sus puertas el centro comercial de la Plaza del Duque, el cuarto de España (ya había dos en Madrid y uno en Barcelona) y primero de Andalucía.

Antonio fue el empleado 727 de los mil que contrató la empresa en Sevilla. Tenía 14 años y 4 meses cuando firmó su primer contrato. « Sabía inglés porque había estado en El Cairo desde los 8 a los 13 años y algo de árabe y, aunque era muy joven, me eligieron», cuenta.

Este empleado es uno de los pocos que puede decir que estuvo allí en 1968, cuando todo empezó, y que continúa en el centro , medio siglo después. «Mi padre era mecánico de aviones y me dijo que me convenía trabajar en una oficina más que en un taller, donde siempre estabas más manchado de grasa. Mi idea era trabajar en administración pero durante el proceso de selección , en la calle Imagen, -cuenta a ABC- apareció de repente un señor diciendo que necesitaba urgentemente a dos personas para el departamento de estudios-escaparates».

Barranco le dijo que su entrevista era «para oficinas» y éste, que pronto sería su jefe, le espetó: «¡Chupatintas!, vente conmigo que aprenderás mucho de escaparates, iluminación y decoración. Verás cómo te gusta». Y Antonio Barranco se fue con él.

El 1 de febrero de 1968 , un mes y siete días antes de la inauguración, se estaban haciendo estanterías de madera y colocando los maniquíes en los ciento treinta y cinco metros lineales de escaparates para el día de la inauguración. «Todo el material venía en camiones y eran cosas muy pioneras en aquel momento», recuerda .

Los escaparates y los cuernos

La tarde del 8 de marzo de 1968 el cardenal Bueno Monreal bendijo las instalaciones. « Recuerdo que hubo una copa en la cafetería pero tuvimos un problema con los escaparates -cuenta Barranco- porque representamos las distintas suertes del toreo y decidimos simbolizar una de ellas con una escultura de mujer con cuernos. La gente no lo entendió, hubo quejas y la retiramos. Pensamos que iba a ser un exitazo pero duró apenas un par de días ».

Quizá eso fue lo único que no salió bien de aquellos días porque más de cien mil personas visitaron El Corte Inglés esos primeros días , una cifra que superó todas las expectativas. Era el primer gran almacén de Andalucía, con un aforo de más de treinta mil personas, y venía a visitarlo gente de toda la región en coches, autobuses y trenes.

« El suelo no se veía de la gente que había en la tienda. Los pasillos estaban a tope , aquello parecía una bulla de Semana Santa», recuerda Barranco, que cuenta que había muchas excursiones de autobuses desde Utrera y otros pueblos de S evilla, Córdoba, Cádiz y Málaga.

«También venía a nuestro centro mucha gente de Portugal y recuerdo que por megafonía siempre anunciábamos las vírgenes y patronas de esos pueblos y ciudades. Se llenaba la ciudad de coches y autobuses. Venían los días de festivos locales y siempre que podían », recuerda Barranco. Había motivos de sobra porque había muchos artículos que la mayoría de las sevillanos no habían visto en su vida y muchas promociones de productos extranjeros de gran calidad .

De compras por el mundo

«En diciembre de 1968 hicimos la primera de compras por el mundo. Eran productos raros que no se conocían en Europa y que la gente te quitaba de las manos -recuerda Barranco- , cuando aún estabas montando la promoción. Tuvimos que separarla y protegerla en la planta porque el público se te metía dentro y te quitaban los artículos . Eran de Extremo Oriente, India, México », cuenta.

Barranco reconoce que « el perfil del empleado ha cambiado mucho. Antes se formaban muy rápido. Ahora hay muchos cursos de formación pero la gente viene ya muy preparada. A nosotros nos dieron unas becas al principio y a los que ya teníamos iniciados el bachiller nos pagaban los estudios y nos facilitaban el horario de salida para poder ir a dar clases» .

La jornada laboral de los empleados era entonces de 9,30 a 1,30 y de 4,30 a 8. El centro cerraba sus puertas durante tres horas del mediodía . Tampoco se trabajaba el Sábado Santo por la tarde y los tres últimos días de Feria se cerraba a las 13,30. Tampoco abría sus puertas ningún domingo ni festivo y hasta muchos años más tarde no se aplicaría el horario ininterrumpido de doce horas, de diez de la mañana a diez de la noche.

Rabona en el instituto

Antonio recuerda que entonces había muy pocos institutos en Sevilla capital «y al Bécquer, de reciente creación, y al San Isidoro, muy cerca del edificio, iban todos los empleados que estudiábamos. Nos lo pagaba la empresa pero si un día no ibas a clase y te escaqueabas -cuenta-, el jefe te pegaba un broncazo como si fuera tu padre . Le pasaban a todos nuestros jefes la lista de asistencia a clase», dice.

Su sueldo eran 1.500 pesetas «pero cuando cumplí los 15 años -recuerda- me subieron automáticamente a 1.900 pesetas». Luego había una revisión salarial al año y todos los empleados pasaban por un comité. Había un dinero a repartir, que se llamaba la piedra, pero lo quitaron con la crisis».

Barranco tuvo mucho que ver con el éxito en la plaza de la Concordia de Cortylandia, un fenómeno sin precedentes en un centro comercial en España. « Empezó en Madrid y funcionó tan bien que lo trajimos a Sevilla. El primer Cortilanda fue en la Navidad de 1981 . Su éxito duró muchos años», recuerda.

El Corte Inglés tuvo también pabellón propio en la Expo92: «Al principio diseñamos un castillo pero no convenció al comité de la organización e hicimos una reproducción de la torre Eiffel y del tren aéreo que montábamos en la plaza de la Concordia , delante de la iglesia de San Hermenegildo . Allí instalábamos la estación y la gente circulaba por debajo», recuerda.

Antonio también trabajó en la reproducción de la portada de la Feria de Sevilla de 1968 , cuando aún estaba en el Prado de San Sebastián y que representaba el puente de Isabel II, que El Corte Inglés homenajeó cuando cumplió 20 años el edificio del Duque.

Jubilaciones

A pesar de su gigantesco tamaño, los centenares de trabajadores de El Corte Inglés del Duque se relacionaban entre sí como si de un pequeño negocio se tratara, donde todos se conocían. « Los departamentos eran como pequeñas familias y se hacían muchas excursiones los domingos todos juntos -recuerda Barranco a ABC, aunque reconoce que los tiempos han cambiado y «la gente hoy en día es más independiente que hace unos años, tiene más cosas que hacer, dispone de dispositivos electrónicos, de casita en la playa, y ya no se hacen tantas reuniones como antes. Antes había menos cosas y era muy normal reunir a un área entera y verse fuera del trabajo. Ya sólo se hace de vez en cuando», cuenta.

El centro del Duque puede presumir de haber acompañado hasta la jubilación a muchos de los empleados que empezaron a trabajar en él en 1968. «Creo que El Corte Inglés es de las pocas empresas actuales en las que se puede seguir jubilando un empleado . Tengo montones de compañeros que se han retirado aquí y a mí también me tocará», asegura Barranco, que no tiene prisa pese a que lleva más de cincuenta años en la compañía. «Tengo cotizaciones para mí y para otro» , bromea.

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