Las casas de los genios sevillanos en las que se colgó el «Se vende»

La vivienda en la que vino al mundo Velázquez cuesta 1,4 millones. Así se suma a la larga lista del patrimonio de la ciudad que cayó en el olvido

En esta casa de la calle Padre Luis María Llop nació y vivió Velázquez VANESSA GÓMEZ

ALBERTO GARCÍA REYES

El destino es leonino para Sevilla , donde la memoria es un bien en peligro de extinción. O en almoneda. A Velázquez, uno de los pintores más importantes de la historia universal, le ha vuelto a hacer esta ciudad aquello que el Beni de Cádiz le vaticinó al Cojo Peroche cuando, paseando por la Tacita, vieron el azulejo conmemorativo del nacimiento de José María Pemán en la casa donde vio la luz. «Beni, ¿cuando yo me muera, tú qué crees que pondrán en mi fachada?». La respuesta sigue siendo absolutamente actual: «¿Qué van a poner, Cojo?: Se vende».

Ese cartel ha determinado el futuro de las viviendas en las que fueron paridos Gustavo Adolfo Bécquer, Vicente Aleixandre, Manuel Machado, Antonio el Bailarín, Alejandro Sawa, Aníbal González o Santa Ángela de la Cruz. Sevilla se vende. Sólo ha evitado el mercadeo con Luis Cernuda, cuya casa de la calle Acetres compró el Ayuntamiento hace unos meses para crear un centro cultural que todavía no está ni diseñado. Pero, al menos, en la escalera en la que se sentaba a soñar versos el poeta no volverá a habitar el olvido. Él es la excepción que ha podido quedarse a vivir en «Ocnos». Casi todos los demás genios que universalizaron Sevilla sufrieron el mal del Cojo Peroche y hoy son víctimas del negocio inmobiliario. Así es exactamente como esta ciudad olvida a sus mejores hijos.

Diego Velázquez: 1,4 millones

La casa donde la sevillana Jerónima Velázquez parió a Diego Rodríguez de Silva y Velázquez , en el número cuatro de la calle Padre Luis María Llop , estuvo a punto de desaparecer en los años setenta del siglo pasado, pero el movimiento cultural Arte M-11, formado por pintores de la talla de Luis Gordillo , la salvó de la piqueta en el último instante ante la dejadez de las instituciones públicas, que en el desarrollo urbanístico de la ciudad nunca tuvieron en cuenta su patrimonio sentimental.

A mediados de los ochenta, esa vivienda fue adquirida por los diseñadores Victorio y Lucchino , quienes la rehabilitaron conservando sus muros y crujías originales. Sin embargo, los problemas empresariales de los dos artistas sevillanos les abocaron a un concurso de acreedores en el que este inmueble sirvió como pago de parte de la deuda al banco Santander. Ahora su inmobiliaria lo ha puesto a la venta por 1,4 millones de euros. En la fachada hay una placa que indica que allí nació el gran pintor barroco. Pero eso, en lugar de servir para que la administración pública rescate la vivienda, sólo ha contribuido a hacer más rentable su venta. ¿Quién le iba a decir a Velázquez, hace 400 años, que haber dado allí sus primeros pasos sería suficiente argumento para justificar un pelotazo inmobiliario?

Gustavo Adolfo Bécquer: vendida

Fachada de la casa de Bécquer, en la calle Conde de Barajas ABC

Tras muchas vicisitudes, la casa en la que nació Gustavo Adolfo Bécquer cayó en manos privadas. El gran poeta romántico vio la primera luz en el número 28 de la calle Conde de Barajas, en el corazón del barrio de San Lorenzo , en 1836. Una placa muy austera lo recuerda en la fachada. Pero su vivienda no corrió la misma suerte que la de Juan Ramón Jiménez en Moguer o la de Lorca en Fuentevaqueros, ambas convertidas en museos. Sevilla ha preferido hacer ciertos los versos de su hijo: «La piqueta al hombro, /el sepulturero, / cantando entre dientes / se perdió a lo lejos. / La noche se entraba, / el sol se había puesto; / perdido en las sombras / yo pensé un momento: / ¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!». La casa se vendió y actualmente es propiedad de un conocido estilista sevillano.

Aníbal González: 2,4 millones

La familia de Aníbal González, en el momento de recibir la casa ABC

En este caso no se trata de su casa natal, pero sí del chalé que la ciudad le regaló a la familia uno de sus arquitectos más influyentes en 1929 para devolverle «lo que el glorioso artista había dado a Sevilla». Así lo contaba el periódico «El Liberal», que fue el que impulsó la medida para que la viuda de Aníbal González viviera en la zona de la Exposición Iberoamericana , cuyos principales edificios salieron de su imaginación. Se hizo una suscripción popular en la que también participó ABC publicando diariamente las aportaciones, de manera que el 20 de octubre de 1929, entre donativos en metálico y donaciones de materiales de construcción, se había conseguido recaudar 150.000 pesetas. La casa se levantó en unos terrenos del Marqués de Esquivel que hoy ocupan el número 14 de la avenida de la Palmera. A la muerte de su viuda, el inmueble pasó por distintas manos hasta que en 2015 una agencia inmobiliaria la puso en venta por 2,4 millones de euros.

Joaquín Turina: un edificio de oficinas

La casa natal de Turina, en la calle Buiza y Mensaque ABC

En la fachada principal del número 8 de la calle Buiza y Mensaque, a apenas cien metros de donde nació Cernuda, hay una placa que dice: «En esta casa nació el día 9 de diciembre de 1882 Joaquín Turina . El Ayuntamiento de la ciudad acordó colocar esta lápida en recuerdo y homenaje del gran músico de Sevilla». Es lo único que queda de él en ese edificio. Algunas de las cofradías que pasan por la cercana calle Cuna le siguen tocando a sus palios «Margot», pero pocos saben que el autor de esta obra maestra vivió a unos pasos de allí porque no hay nada que lo rememore en la zona y su vivienda es ahora un edificio de oficinas. Lo más opuesto posible al arte.

Manuel Chaves Nogales: un bloque de pisos

Con motivo del 120 aniversario del nacimiento de Manuel Chaves Nogales , Sevilla ha celebrado decenas de actos en su memoria e incluso se ha planteado la repatriación de sus restos mortales desde Londres, donde murió. Sin embargo, a nadie se le ha ocurrido celebrar ningún acto conmemorativo junto al número 11 de la calle Dueñas , donde vino al mundo el 7 de agosto de 1897 porque en esa casa tenía su estudio el abuelo paterno, José Chaves Ortiz. El gran periodista y escritor sevillano se mudó de allí en 1903 a la calle Aposentadores, pero no deja de ser llamativo que naciera a unos metros de donde lo hizo Antonio Machado, algo que podría haber servido para hacer una ruta de las letras sevillanas. Pero para eso hay un escollo. En el lugar donde Chaves fue parido hay ahora un bloque de pisos de los años sesenta de dudosa estética. El autor de «Juan Belmonte: matador de toros» está completamente desarraigado. Curiosamente, le ha pasado algo muy similar a lo que ocurre con el protagonista de aquel libro.

Juan Belmonte: se alquila

En el número 70 de la calle Feria nació el «Pasmo de Triana» para certificar una de las grandes dualidades de Sevilla. Belmonte adquirió rango de trianero a lo largo de su vida, pero sus primeros pasos se produjeron más cerca de la Esperanza Macarena que de la de la calle Pureza . Su casa natal cambió de propietarios a su marcha, siendo aún muy joven. Y con el tiempo se ha convertido en un negocio. Puede comprobarse en internet, donde circula este anuncio: «Alquilo dos balcones de la calle Feria 70 con capacidad para 6 personas cada uno para ver la Semana Santa, el domingo pasa La Hiniesta, el martes pasa Los Javieres, el miércoles el Carmen Doloroso, el jueves Montesión y el jueves por la noche, la Madrugá, pasa la Macarena, a la ida y a la vuelta». También pasa el olvido.

Santa Ángela de la Cruz: para su congregación

Afortunadamente, no todo ha caído en manos del mercado. El rescate de la Casa de Cernuda por parte del Ayuntamiento tras pagar 400.000 euros a su último propietario, que tenía un negocio de cristalería en ese inmueble, es un ejemplo de que las huellas de nuestros grandes personajes se pueden mantener. El emblema de esta defensa es la casa natal de Santa Ángela de la Cruz , en la plaza de Santa Lucía , una humilde vivienda que la santa sevillana entregó como dote a su congregación y que actualmente está ocupada por siete monjas que atienden a los pobres del barrio de la Macarena.

Sin embargo, lo más habitual es lo que ha pasado recientemente con Velázquez. Con el tiempo, han pasado a manos privadas las casas de Manolo Caracol —hoy un hotel—, Nicolás Monardes, Manuel Machado —es un bloque de pisos de VPO— y otras tantas celebridades de la ciudad. Porque en Sevilla, como dijo Cernuda, «llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza». Aquí nos ha alcanzado y nos ha aplastado. Se vende nuestra esencia. Y por mucho que nos quejemos, ya dijo Bécquer que «los suspiros son aire y van al aire».

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