URBANISMO

Aquella Sevilla que nunca existió

La capital andaluza presenta un sinfín de proyectos urbanísticos fallidos desde comienzos del siglo XX

La mayoría de los grandes arquitectos mundiales ha sufrido sonados fracasos en la ciudad

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  1. La Sevilla que se quedó en los planos

    Recreación de varios de los proyectos fallidos
    Recreación de varios de los proyectos fallidos - ABC

    La relación de Sevilla con los grandes arquitectos mundiales y con proyectos urbanísticos sólidos presenta numerosos episodios de amor, pero también de odio. De hecho, esos grandes referentes de la edificación lo han tenido siempre muy difícil para que alguno de sus proyectos cuaje en la capital andaluza, donde han sido numerosos los ejemplos de edificios o lugares emblemáticos que jamás llegaron a materializarse. Incluso cuando alguno ya había empezado a erigirse, aunque la mayoría de las iniciativas frustradas se quedó simplemente en el plano y la melancolía. Ha sufrido la ciudad, como es lógico, enormes transformaciones urbanísticas durante el último siglo, pero no por ello es exiguo el número de hitos urbanos que se terminaron por quedar en un cajón. La Sevilla que nunca fue engloba un prolijo recorrido por múltiples ubicaciones destacadas en las que el destino varió su rumbo, y que va desde el Parque de María Luisa al Alamillo o desde Nervión a Los Remedios.

  2. Basílica de la Inmaculada Milagrosa

    Boceto de la Inmaculada Milagrosa
    Boceto de la Inmaculada Milagrosa - ARCHIVO A. G. S.

    El último gran sueño de Aníbal González se quedó en los planos y en los pilares construidos. Una gran expectación creó a finales de los años 20 el diseño de la basílica de la Inmaculada Milagrosa, una majestuosa obra que habría rivalizado en altura con la Giralda. Tal fue su importancia que la colocación de la primera piedra del templo fue bendecida por el cardenal Ilundáin y contó con la presencia del rey Alfonso XIII. El sitio elegido para levantar la pretenciosa creación del autor de la Plaza de España fue la Huerta del Rey, en unos terrenos fueron cedidos por la marquesa de Tarifa a los jesuitas y donde se quería erigir la más grande y primera basílica de Sevilla.

    Plano de la Milagrosa
    Plano de la Milagrosa - ARCHIVO A.G.S.

    En pleno corazón de Nervión, junto a la actual avenida de la Buhaira, se dibujaría una colosal iglesia neogótica de dimensiones extraordinarias, con una fachada de 45 metros de altura, flanqueada por dos torres de 100 metros de alto, un metro y medio más que la Giralda. Precediendo a la basílica habría una gran plaza de 120 metros de diámetro. El interior ocuparía casi 10.000 metros cuadrados, lo que hace imaginar que esta obra se hubiese convertido en ejemplo mundial de arquitectura religiosa. La muerte de Aníbal Gonzalez el 31 de mayo de 1929 hizo diluirse el proyecto, ya que los planos fueron relegados al olvido por falta de empuje y de financiación suficiente. Los restos de la base del templo -cuyo dibujo se aprecia perfectamente desde un plano cenital- sirven desde 2003 para albergar un restaurante, paradójicamente llamado «La basílica».

  3. Arco de entrada a la Expo del 29

    Arco de acceso a la Exposición Iberoamericana
    Arco de acceso a la Exposición Iberoamericana - ABC

    Además de la Plaza de España, el prestigioso Aníbal González proyectó para la Exposición Iberoamericana de 1929 varios edificios más que corrieron peor suerte. Entre ellos, el arco para la entrada principal, escogido en 1924 por el comité organizador pero que tuvo que descartarse un año después por falta de presupuesto. Este arco monumental, a modo de templete de planta cuadrada, tenía que realizarse en ladrillo tallado y cerámica -recordando a la propia Plaza de España-, con cuatro pilares rematados en pináculos y cúpulas apuntadas. En los fustes se abrían hornacinas con estatuas entre columnas compuestas, y los vanos se salvaban con arcos de medio punto, coronados con frisos en los que se incluían los escudos de España y de su monarquía.

    La construcción daba acceso a la avenida de María Luisa, encontrándose a ambos lados del arco-puerta el cerramiento de la glorieta de San Diego junto a los accesos al parque, a la Plaza de España y a los jardines de San Telmo. En la base de los mástiles que decoraban esta glorieta de entrada iban a situarse los pequeños despachos para expender las entradas de la exposición. Otra obra de Aníbal González resultó vencedora para un pabellón del 29 dedicado a las artes sevillanas, que hubiera estado ubicado entre el Hotel Alfonso XIII y los Jardines del Cristina, del que sólo se conserva un manuscrito.

    Otro de los proyectos de Aníbal González para esa Expo del 29 que se quedó sólo en los planos fue la Universidad Hispanoamericana, un majestuoso edificio rectangular que iba a construirse cerca de San Telmo con cuatro torres rematadas en cúpula en cada esquina parecidas a las de la Plaza de España y una más alta justo en el centro del edificio. Tampoco vieron la luz otros pabellones para esa muestra iberoamericana, como el de Máquinas y Electricidad, el de Actos y Fiestas –que iba justo donde ahora está el Casino de la Exposición de Vicente Traver- o el de Minas y Metalurgia. Otra obra de González que no llegó a ver la luz fue el imponente Palacio del Casino, que ideó para que se construyese a la altura del Muelle de las Delicias, en la orilla del Guadalquivir, con el fin de que pudiera accederse a él directamente en barco.

  4. Monumento a Elcano en Los Remedios

    Los dos proyectos de Cayetano González para la Plaza de Cuba
    Los dos proyectos de Cayetano González para la Plaza de Cuba - ABC

    Cayetano González, sobrino de Aníbal González, no sólo destacó en su obra cofrade o eclesiástica, sino que la capital hispalense le servía también de inspiración y realizó numerosos proyectos de índole urbanística en la primera mitad del siglo XX. Unos, como la cerámica de la Plaza de España o la fachada externa del edificio de Telefónica de la Plaza Nueva, los pudo llevar a efecto. Otros, sin embargo, no vieron la luz. Uno de ellos fue el diseño de un doble proyecto para un monumento a Juan Sebastián Elcano, como conmemoración a su primera vuelta al mundo, y que se hubiera ejecutado en la Plaza de Cuba. Fueron recogidos en el libro «Monumento a Elcano. Memoria», de 1964, donde se pueden apreciar como acuarelas estos bocetos.

    Ambos proyectos fueron presentados a un concurso para erigir este monumento, pero sólo uno de ellos tuvo posibilidades de realizarse: el que tenía una forma parecida a la columna de Trajano. En la columna del monumento se hubiera desarrollado la epopeya, desde la salida de Sevilla de las cinco naos, hasta la vuelta al puerto sevillano de la Santa María de la Victoria, única nave que regresó. La columna hubiera estado encima de un museo sobre la gesta y hubiera medido 29 metros de altura. Las figuras que se situarían en la base serían de tamaño natural. Por último, encima de la columna, se situaría una potente luz, «de manera que pareciese el faro de Sevilla», según narra el libro. La altura total del monumento hubiera sido de 50 metros.

    Esfera armilar inaugurada en 2010
    Esfera armilar inaugurada en 2010 - N. S.

    A modo de «sustituta» de esta columna del orfebre Cayetano González, en octubre de 2010 el Ayuntamiento sevillano inauguró una esfera armilar en uno de los pequeños jardines de la Plaza de Cuba en conmemoración del punto de partida de la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano, que se produjo en 1519 a sólo unos metros de este pequeño monumento metálico.

  5. Una gran plaza ante la Catedral

    Proyecto de espacio abierto ante la Catedral
    Proyecto de espacio abierto ante la Catedral - ABC

    A principios del siglo pasado se proyectó una gran plaza frente a la Catedral para poder admirar esta magna obra, uno de los templos cristianos más importantes del planeta y que hubiera tenido en enorme espacio público delante, como todas las catedrales importantes. Concretamente, hasta las calles Arfe y Dos de Mayo, demoliendo una enorme manzana ante la fachada principal catedralicia. El proyecto fue encargado a Juan Talavera, Aníbal González y José Espiau, pero tras múltiples estudios y el inicio de las labores sobre el terreno no se llegó a culminar principalmente por dos razones: suponía un gran desembolso económico que el Ayuntamiento no podía afrontar y, por otro lado, que tras el derribo del colegio San Miguel (que se llevó a cabo precisamente con la idea de ejecutar este proyecto de mejora de la perspectiva de la Catedral), se encontró una traza de las antiguas murallas de la ciudad que habría de ser destruida para mantener la idea original, que contemplaba que la nueva plaza comunicara con el Postigo del Aceite.

    Finalmente, en vez de adaptar el proyecto manteniendo el mismo objetivo, se terminaron construyendo edificios en esta zona, conservándose la puerta del colegio San Miguel y el citado trazo de la muralla que quedó enmarcado por la preciosa plaza interior que se ejecutó en ese lugar, la Plaza del Cabildo, un espacio público con enorme encanto que, sin embargo, ha certificado la defunción de aquel viejo deseo de tener una gran plaza ante el templo gótico. Aquí no hubo «talaverazo» como en el ensanche realizado en la zona que va de la Encarnación a San Pedro, Ponce de León y la Puerta del Osario.

  6. El rascacielos «Mira el Betis»

    Recreación del edificio y de su ubicación en el Prado
    Recreación del edificio y de su ubicación en el Prado - SCHLOMO GOLDBERG

    Un proyecto bastante desconocido en la ciudad pero que iba a permitirle tener un edificio singular y espectacular fue el del gigantesco bloque que pretendía construirse en el Prado de San Sebastián, concretamente donde hoy están los juzgados y la Audiencia Provincial y donde luego se levantó el América Palace basándose, precisamente, en la idea de este rascacielos que nunca llegó a existir y que ha incluido en su tesis doctoral la historiadora del arte Reyes Abad, que ha elaborado su trabajo en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Sevilla. La iniciativa fue presentada al Ayuntamiento en 1925 por una empresa alemana (Saxem & Jochem) que ya tenía algunas edificaciones similares en Hamburgo. Pretendía construir un rascacielos junto al casco viejo hispalense bautizado como «Mira el Betis», que hubiera sido el más alto de España de la época -el de Telefónica de Madrid no se empezó hasta 1926- y uno de los más altos de Europa. En la descripción que en la documentación existente se hace del edificio (no hay ni planos, pero los datos los ha estudiado la citada experta en urbanismo), se expone la majestuosidad del bloque, una mole de hormigón que iba a servir para oficinas en la misma frontera del casco antiguo. El proyecto lo descartó finalmente el Ayuntamiento en 1928 tras un debate que reproducía algunas discusiones muy actuales sobre la estética y la idoneidad de ese tipo de construcciones tan cercanas a la zona monumental de la ciudad. De hecho, este proyecto germano sirvió como estreno de los debates estéticos y de construcciones en altura que luego han tenido tanta recurrencia, ya que por primera vez se pronunciaron en contra diferentes instituciones y se empezó a hablar de aquello de que «ningún edificio debe hacer sombra a la Giralda». Ahí empezó todo, como queda reflejado por la ya doctora Abad en la tesis «Integración y desintegración del patrimonio contemporáneo en el espacio público de Sevilla. El caso del edificio América Palace».

  7. Muralla a la vista

    Proyecto de reurbanización de la calle San Fernando de los 70
    Proyecto de reurbanización de la calle San Fernando de los 70 - ABC

    Retirar edificios y casas y dejar a la vista la antigua muralla de la ciudad que se conserva, principalmente la del Real Alcázar, ha sido un anhelo intermitente desde hace más de un siglo. Diferentes arquitectos y gobernantes han planteado propuestas al respecto que nunca llegaron a ver la luz. El propio Cayetano González fue el autor de un proyecto publicado en diciembre de 1968 en la revista «Blanco y Negro» que consistía en el «derribo de una estrecha hilera de casas de la calle San Fernando, para que quedaran al descubierto los jardines sevillanos del Alcázar». Según aparece en la revista, las obras hubieran comenzado en 1969.

    No ha sido la primera vez que se ha intentado reformar la calle San Fernando, ya que continuamente se han presentado posibles reformas como la de 1904 de Alejandro Guichot o la de los años 20. Las propuestas para remodelar la calle San Fernando se sucedieron sin éxito durante el siglo XX y el arranque del XXI. La que más repercusión tuvo fue quizás la del arquitecto Rafael Manzano en 1973, de la que queda el retranqueo de casas a mitad de esta vía. Esta propuesta suscitó el rechazo de varios sectores de la sociedad sevillana, como el Colegio de Arquitectos o la Asociación de Amigos de Sevilla, que llevaron el asunto a los tribunales.

    En la etapa de Alfredo Sánchez Monteseirín, el Ayuntamiento de Sevilla intentó expropiar algunos inmuebles de la zona para derribarlos y poder, de este modo, dar acceso a los jardines del Alcázar a través de tres o cuatro espacios intercalados entre los edificios que se mantendrían, con la consiguiente oposición de los vecinos, que tumbó rápidamente la última iniciativa en este sentido.

  8. Moneo, un Pritzker en el Prado

    Proyecto de edificio de oficinas de Moneo
    Proyecto de edificio de oficinas de Moneo - ABC

    El tercer proyecto de Rafael Moneo para la ciudad de Sevilla tras la terminal del aeropuerto y el edificio de oficinas de Previsión Española junto al río nunca llegó a pasar de los planos a pesar de que comenzaron los trabajos previos en el solar del Prado de San Sebastián donde la entonces alcaldesa Soledad Becerril pensaba concentrar los servicios municipales dispersos en varias sedes. Se trataba de un edificio de cuatro plantas en paralelo a la avenida de Carlos V con remate curvo en la esquina que da a la Audiencia Provincial y con una factura de 30 millones de euros. La oposición socialista en el Ayuntamiento siempre consideró excesivo el precio y denunció el modo de adjudicación directa a Moneo, ya por entonces encumbrado tras obtener el premio Pritzker.

    El cambio municipal de alianzas en mayo de 1999 cuando los andalucistas rompieron con el PP para darle la Alcaldía al socialista Sánchez Monteseirín precipitaron la anulación del proyecto y la paralización de las obras. Moneo, que había cobrado más de 240 millones de pesetas del proyecto, renunció a reclamar indemnización por la dirección de unas obras que nunca llegaron a ejecutarse. El proyecto intentó rescatarse luego varias veces para otros usos, incluso un hotel, pero jamás cuajó la iniciativa por falta de apuesta financiera seria.

  9. La biblioteca de Zaha Hadid

    Imagen virtual de la que iba a ser biblioteca universitaria
    Imagen virtual de la que iba a ser biblioteca universitaria - ABC

    Un decenio después del fracaso de Moneo, otro premio Pritzker, en este caso la arquitecta Zaha Hadid, volvió a tropezar casi en el mismo sitio del Prado de San Sebastián con su proyecto de bibilioteca universitaria a la que el Tribunal Supremo le anuló las normas urbanísticas que la hacían posible tras un duro litigio de los vecinos. Sus denuncias condujeron a declarar ilegal la construcción de la gran biblioteca en el lado este del parque, cuyas obras ya habían comenzado en plena zona verde. La Universidad presentó varias propuestas al Alto Tribunal para que, al menos, permitiesen mantener parte de lo construido, o para dar utilidad al aparcamiento subterráneo que incorporaba el proyecto y que ya se encontraba en una fase de construcción muy avanzada.

    Derribo de la parte ya construida
    Derribo de la parte ya construida - EFE

    Pero el TSJA se mostró impasible a sus demandas: el parque debía volver a su estado original. Las excavadoras comenzaron a demoler en agosto de 2012 y Sevilla se quedó sin una obra de la prestigiosa arquitecta iraquí, que había dibujado un vanguardista edificio con aristas donde ahora hay de nuevo árboles y albero. Su estructura básica y el aparcamiento subterráneo sí llegaron a erigirse. Nada quedó de todo ello. Tras esta operación, la Universidad de Sevilla se ha gastado unos nueve millones en su nueva biblioteca, recién estrenada en Eritaña.

  10. El «barrio inteligente» en Nervión

    Los cuatro famosos arquitectos, con Monteseirín en 2006
    Los cuatro famosos arquitectos, con Monteseirín en 2006 - EFE

    Los terrenos que dejó en Nervión la factoría de Cruzcampo iban a ser ocupados por una vanguardista zona residencial, el «barrio inteligente». En la parcela de 150.000 metros cuadrados se iban a construir 1.963 viviendas, un hotel de lujo, un museo de la cerveza y un parque. Pero el proyecto del alcalde socialista Alfredo Sánchez Monteseirín en su segundo mandato terminó quedándose en el cajón ante la quiebra de la empresa que compró el suelo, la inmobiliaria Urbasco, por 330 millones de euros. Esta sociedad, que pagó el metro cuadrado a 6.000 euros cuando Heineken reubicó su fábrica en Torreblanca en 2007, se vio obligada a entregar el solar al pool de bancos que le había dado el préstamo para la compra. A comienzos de 2010, el nuevo barrio de vanguardia se quedó en papel mojado a pesar de la flamante presentación que había hecho el alcalde cuatro años antes en compañía de los cuatro arquitectos estrella que lo iban a diseñar: Norman Foster, Jean Nouvel, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra.

    Al llegar el PP al gobierno local en junio de 2011, la empresa creada por los bancos para gestionar los suelos se interesó en recuperar la idea, que encontró calor en Juan Ignacio Zoido. Pero el nuevo alcalde se encontró con un problema inesperado: los terrenos requerían una recalificación urbanística para convertirse en residenciales que Monteseirín ni siquiera había tramitado. Tuvo que hacerlo Zoido en septiembre de 2012 y rápidamente se encontró con el obstáculo de la Junta de Andalucía, que recurrió la medida del Ayuntamiento argumentando que el proyecto no reservaba espacio para los edificios públicos previstos en el convenio inicial. La sala de lo Contencioso Administrativo del TSJA negó a la Junta la razón en abril de 2015 y dio vía libre para que se pueda ejecutar el nuevo barrio. Ahora deben dar el paso nuevos promotores.

  11. La estación de Santa Justa original

    Maqueta original de Santa Justa
    Maqueta original de Santa Justa - CRUZ Y ORTIZ ARQUITECTOS

    En marzo de 1988 se inició la cimentación de la que sería futura estación de ferrocarriles de Santa Justa, que venía a sustituir a las de Córdoba y Cádiz, a liberar la ciudad de las vías de tren y cuya estructura se comenzó a levantar en otoño de ese mismo año. Con 5.500 millones de inversión, este proyecto fue el eje central de la remodelación de toda red ferroviaria en aquellos años previos a la Exposición Universal de Sevilla. Pero el resultado no fue exactamente el mismo que podía apreciarse en la maqueta del prestigioso estudio de los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz. El diseño contemplaba tanto la estación en sí como sus construcciones perimetrales que incluían viviendas y oficinas para Renfe y Adif, abarcando una manzana junto a la avenida Kansas City. Delante de la estación, de hecho, iba un edificio con forma de triángulo desde la misma esquina con Kansas City, donde se situaba una pequeña torre, hasta la de José Laguillo, donde estaba previsto un edificio circular. También en los laterales de la estación, donde ahora hay aparcamientos y zonas de alquiler de coches, se dibujaron edificios, así como otro al final de los andenes, en el mismo puente que hace de prolongación de la avenida del Greco. La realidad fue luego algo más modesta por los plazos y los presupuestos existentes.

  12. El proyecto Stirling

    Maqueta de los edificios de Stirling en Nervión
    Maqueta de los edificios de Stirling en Nervión - ABC

    En 1990, y tras varios años de debate, el Ayuntamiento dio los permisos para la reurbanización del vasto descampado que existía ante el acceso principal del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán con el ambicioso proyecto del arquitecto James Stirling, que incluía dos altísimos edificios con una plaza circular central, aparcamientos y un hotel de lujo. Como se puede observar ahora, todo ha quedado en mucho menos: el centro comercial Nervión Plaza, un bloque de oficinas en la esquina con la avenida Eduardo Dato y un hotel.

    La laguna del Stirling en los 90
    La laguna del Stirling en los 90 - ABC

    El primer problema que se encontró el proyecto fue el PGOU, que imponía requisitos como un número mínimo de zonas verdes. El arquitecto dobló la extensión de jardines sobre el plano, pero usó una artimaña: los diseñó en espacios elevados y no a pie de calle, lo que finalmente generó el rechazo municipal. El parón provocó que no se llegara al plazo de la Expo 92 y el gigantesco agujero con los cimientos del Stirling junto al campo del Sevilla se convirtió en una laguna insalubre mientras nuevas trabas terminaban de parar del todo los trabajos. El estanque llegó a albergar a especies de aves protegidas que tuvieron que ser rescatadas y el arquitecto acabó muriendo sin llegar a ver su edificio en pie. Más tarde, en 1998, se levantó el sucedáneo actual, un centro comercial de consenso y de mucho menor fuste que la idea inicial.

  13. El CaixaFórum en las Atarazanas

    Recreación del proyecto del CaixaFórum
    Recreación del proyecto del CaixaFórum - ABC

    Poco después de que La Caixa anunciara hace varios años que iba a crear en la capital hispalense un centro cultural CaixaFórum, el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra resultó ganador de un concurso de proyectos para habilitar las Reales Atarazanas (hasta entonces olvidadas) como sede para este centro en el mismo epicentro histórico sevillano. El importantísimo astillero medieval abandonado volvió a ponerse en primera línea de actualidad tras decenios de ostracismo. Pero no tardó mucho tiempo en surgir el desencuentro entre las administraciones por la falta de financiación suficiente. La Junta de Andalucía por un lado, el Ayuntamiento por el otro, las pegas del ejecutivo andaluz, luego las de la administración local, después las de las asociaciones proteccionistas por lo que consideraban una «agresión» al edificio protegido… Todo terminó por enojar al inversor principal, la entidad financiera catalana, que había heredado este asunto al absorber Cajasol, promotor inicial de una iniciativa cultural en el edificio.

    Vázquez Consuegra, con la maqueta
    Vázquez Consuegra, con la maqueta - ABC

    El desencuentro culminó hace tres años, cuando La Caixa decidió retirar su proyecto –aunque mantiene una inversión para el astillero del medievo- y construir el CaixaFórum Sevilla en el edificio de su propiedad a los pies de la Torre Sevilla (el Pódium), donde ha inaugurado esta primavera dicho centro cultural. Mientras, las Atarazanas siguen cerradas a la espera de que se diriman las divergencias técnicas de un proyecto de recuperación y apertura más modesto, pero que se está ultimando con el consenso de conservacionistas y promotores de la rehabilitación.

  14. La Encarnación sin parasoles

    Recreación del proyecto de Carvajal
    Recreación del proyecto de Carvajal - ABC

    No puede decirse, precisamente, que en la plaza de la Encarnación no se haya levantado un hito arquitectónico singular. Tras casi cuarenta años con el enorme solar baldío en su flanco norte y la plazoleta con fuente en el sur, en marzo de 2011 se inauguró el vanguardista edificio de parasoles de madera Metropol-Parasol, las «Setas» de Jürgen Mayer. Un proyecto plagado de trabas, polémica y aumentos de precio constantes que dejaron la cifra más allá de los 130 millones de euros. De momento, costó ya nueve millones antes siquiera de empezar. Esa fue la cifra que hubo que pagar como indemnización al proyecto que los andalucistas habían promovido cuando tenían a su cargo la Gerencia de Urbanismo, el del arquitecto José Antonio Carvajal. El autor del seminario metropolitano en la esquina de la Palmera con Bueno Monreal había diseñado una plaza pública con el mercado en piso bajo y aprovechamiento de los restos arqueológicos que andaba por los 15 millones de euros, una cifra muy alejada de la millonada que los sevillanos terminaron pagando a Sacyr por las famosas «Setas de Sevilla» tras el cambio de planes del PSOE al hacerse con Urbanismo en 2003.

    Panorámica de Metropol-Parasol
    Panorámica de Metropol-Parasol - J. FLORES

    El edificio de Carvajal era mucho más modesto y práctico que los parasoles y, desde luego, suponía un impacto mucho menor, casi inapreciable, en el entorno, pleno casco histórico de la ciudad. Los distintos niveles, de escasa diferencia, se salvaban con escaleras, que iban acompañadas de grandes fuentes y una importante arboleda para refrescar la zona. A la par, cumplía con creces con su objetivo de hacer de nudo entre las zonas norte y sur del casco viejo hispalense. En 2004, el Ayuntamiento resolvió que liquidaba dicho proyecto y se vio obligado a abonar esos nueve millones a la UTE formada por Martín Casillas y Ficoán, que se quedó sin proyecto en la Encarnación para dar paso a la construcción de los costosos parasoles gigantes de Monteseirín.

  15. Plaza del Duque más peatonal

    Boceto del proyecto de Vioque Cubero
    Boceto del proyecto de Vioque Cubero - ABC

    Los intentos por «suavizar» el aspecto de la Plaza del Duque y reducir el tráfico han sido diversos y todos ellos, infructuosos. La propuesta más sólida en este sentido se produjo en 1987, cuando el Ayuntamiento solicitó un anteproyecto de ordenación de esta histórica y céntrica plaza que realizó el arquitecto Rafael Vioque Cubero. Dicho trabajo consideraba, entre otros aspectos, el impacto de las paradas del autobús, para lo cual preveía una pérgola de cristal a modo de parada general.

    Se proponía más ocupación peatonal, otra disposición de los kioskos y la ubicación de una fuente en forma de prisma y una pirámide funeraria como evocación de personas vinculadas a la existencia de la plaza, surgida a raíz del primitivo patio de caballos del palacio del Duque de Medina Sidonia. Se optaba por mantener la estatua de Velázquez «a pesar de su falta de arraigo con este lugar de la ciudad», rezaba el proyecto del arquitecto, donde se prescribía la colocación de una docena de fresnos en la zona de la plaza que da a Alfonso XII.

  16. Un museo para la Semana Santa

    Maqueta del museo de Semana Santa en el Barranco
    Maqueta del museo de Semana Santa en el Barranco - ABC

    Son muchas las localidades españolas que cuentan con un museo sobre la Semana Santa. Pero paradójicamente, el principal referente en este ámbito, Sevilla, no lo tiene. Aunque se llegó a proyectar hace sólo unos años tras el fallido intento de los años 60 en el Hospital de los Venerables. Concretamente, durante la etapa de Alfredo Sánchez Monteseirín como alcalde el Ayuntamiento presentó un proyecto de cierto peso junto a las Naves del Barranco, para el que contaba incluso con financiación, el eterno caballo de batalla de cualquier iniciativa. En el arranque de 2007, el gobierno local dejó cerrado el asunto para poner en marcha en verano el denominado Centro de Interpretación de la Semana Santa de Sevilla (o Centro de Estudios y Divulgación, ya que se barajaron ambas denominaciones), un edificio de dos plantas en la parcela de 6.300 metros cuadrados que dejan a sus pies y junto al río las naves que hoy día son el escenario de un mercado gourmet.

    Se trataba de poner en marcha, además, una importante fuente de financiación para las hermandades con una especie de Semana Santa virtual para todo el año. Se pensaba con este emplazamiento poner fin a años de debate sobre la cuestión, ya que se habían barajado sin éxito la Escuela de Artes y Oficios de la calle Zaragoza, el templo de Santa Lucía o incluso algún pabellón de la Expo 92, pero tampoco esta vez cuajó la idea. Técnicamente resultó inviable la obra y el Consejo de Hermandades terminó descartándola con el propio Ayuntamiento, que años más tarde decidió reactivar este lugar con el mercado gastronómico que lleva ya varios años activo. El museo para los cofrades sigue esperando. Ahora se habla de San Hermenegildo.

  17. La torre cilíndrica en Plaza de Armas

    Fotomontaje de la época con la torre al fondo
    Fotomontaje de la época con la torre al fondo - ABC

    Otro de los proyectos arquitectónicos que se quedaron en un plano fue la torre cilíndrica de Plaza de Armas, obra de los arquitectos Antonio González Cordón y Víctor Pérez Escolano en 1990 a la que se terminó renunciando puesto que no se ajustó en su diseño al Plan General de Ordenación Urbana de la época, que impedía edificios con más de seis plantas de altura en el Casco Histórico. Dicha torre iba a tener nueve y 30 metros de altura. A pesar de ello, el Ayuntamiento, con la mayoría del PSOE, y la Comisión de Patrimonio de las Junta de Andalucía, también en manos del mismo partido, concedieron el visto bueno al proyecto para levantar las iras de la oposición de populares y andalucistas, que amenazaron con los tribunales. Aprovechando los días de Feria y la bajada de guardia de la opinión pública, Urbanismo dio la licencia de obras.

    Planos de la torre cilíndrica
    Planos de la torre cilíndrica - ABC

    Pero las elecciones de 1991 llevaron a la Alcaldía a la coalición PP-PA y de inmediato se suspendió la licencia y se paró la construcción de la torre ante la proximidad de la Expo 92. El espacio que iba a ocupar se cubrió de mármol, quedando en el lugar una de esas «plazas duras» propias de aquella época. En julio de 1992, el pleno ratificaría la paralización definitiva de esta polémica propuesta urbana. Aquel acuerdo supuso que la ciudad se hacía con la parcela a cambio de concesiones a Renfe valoradas en casi 3 millones de euros. Tras años con un espacio bastante inhóspito con bancos y pérgolas sobre el mármol, hace un par de años se adjudicó a Mercadona la construcción de un supermercado de un par de plantas justamente sobre el círculo que dibujó la base de lo que iba a ser aquella torre; este comercio abrió hace unos meses.

  18. La «Marina de Sevilla»

    Diseño de la «Marina de Sevilla»
    Diseño de la «Marina de Sevilla» - ABC

    En 1988, el Ayuntamiento liderado por el socialista Manuel del Valle dejó listo un ambicioso proyecto para reurbanizar la zona del río que da a Los Gordales, entre el campo de la Feria y la propia dársena, que vino a denominarse «Marina de Sevilla». Ocuparían buena parte de los terrenos donde hoy se asientan los clubes Naútico y Mercantil. Una iniciativa que suponía la inversión de cinco mil millones de las antiguas pesetas bastante parecida al actual «Sevilla Park», también en esa fase limitada a los planos y los deseos. Todo quedó pendiente del plan especial del Puerto de Sevilla y de la licitación de los suelos por parte de Patrimonio del Estado, aspectos que nunca llegaron a producirse.

    Se trataba del mayor proyecto privado vinculado a la Expo 92, que estuvo liderado por Manuel Prado y Colón de Carvajal y Arturo Moya, responsables de la sociedad «Marina de Sevilla», con 40% de capital español y 60% norteamericano. La misma fichó poco después, en 1989, al conocido arquitecto catalán Ricardo Bofill para hacerse cargo de la ejecución con la intención de inaugurar el mismo el 12 de octubre de 1991. El complejo de ocio debía desarrollarse alrededor de un edificio principal, un centro cívico moderno, con sala de conciertos, exposiciones, congresos, punto de información turística y varios restaurantes, además de un centro de negocios, comercios y un hotel de lujo que iba a llamarse Juan Carlos I para convertirse en «una réplica del Alfonso XIII». Junto a ello, embarcaderos, zonas de actividades náuticas, jardines y una zona de tiendas de productos locales y artesanales. Se incluía el uso del puente de Alfonso XIII, el famoso «puente de hierro hoy abandonado», que sería reubicado para que sirviese de acceso a la gran plaza central de este recinto.

  19. Puerto Triana y la Torre Bofill

    Recreación del proyecto inicial de Puerto Triana
    Recreación del proyecto inicial de Puerto Triana - ABC

    Antes de que quedara configurada con su aspecto actual, dominado por la Torre Sevilla de La Caixa y su edificio adyacente, Puerto Triana tuvo otro diseño para reutilizar un espacio ganado con la Expo del 92. No sin diversas modificaciones y debates, como es preceptivo en esta capital de Andalucía cada vez que hay que realizar un cambio. Finalmente se logró un acuerdo entre el Ayuntamiento, las cajas de ahorro –dueñas del terreno- y Agesa, la heredera de los activos de la Expo y no sólo se reordenó urbanísticamente la zona para sacarle más provecho a la posición junto al Guadalquivir sino que se convocó un concurso de ideas para levantar «un hito arquitectónico» en dicha zona entra Triana y la Cartuja para albergar oficinas. De la lista cerrada de arquitectos, sólo se desveló el nombre de uno de ellos, precisamente Ricardo Bofill, y el edificio que proponía, una torre que es «antepasada» del actual rascacielos del argentino César Pelli. Además, Bofill planteó una cuadrícula urbana con zonas comerciales, paseos a varios niveles y en degradación hasta la propia orilla a base de «terrazas verdes», «sin erosionar la vista».

    Su torre, un doble edificio a modo de prismas de cristal simulando las velas de un barco, presentaba una altura de 80 de metros, aunque finalmente la altura se quedó en 50 y su estructura en un bloque de cristal, más simple. Con todo, este desarrollo urbanístico fue paralizado tras avivarse el debate sobre la altura de los edificios cerca del núcleo histórico. Paradojas de la vida, en el mismo lugar funciona hoy un rascacielos de 180 metros con oficinas y un hotel.

    Otro de los principales proyectos que se habían previsto para las márgenes del río a su paso por Sevilla fue la reforma integral de la margen derecha entre el puente de Triana y el de Alfonso XIII, con especial hincapié en el Muelle de la Sal, donde iba a crearse el llamado «waterfront» a cargo de Ricardo Bofill. En este caso, sin embargo, la propuesta no llegó ni siquiera a firmarse y los esfuerzos se centraron en el norte de la dársena.

  20. La Expo 92 que no llegó a existir

    Diseño de la Expo 92 de Emilio Ambasz
    Diseño de la Expo 92 de Emilio Ambasz - ABC

    El diseño de la isla de la Cartuja para albergar la Exposición Universal de 1992 fue liderado por José Antonio Fernández Ordóñez y su equipo, ganador ex aequo con la propuesta de Emilio Ambasz. Pero el resultado final –una especie de amalgama con aportaciones inéditas que ninguno había incluido- tuvo mucha parte del primero y muy poca del segundo, perdiéndose algunos hitos urbanos muy interesantes que se habían contemplado para el recinto. Por ejemplo las lagunas con pabellones en forma de palafito o sobre islas minúsculas que Ambazs contemplaba en su Cartuja verde e «inundada» en el 20% de su territorio.

    La esfera armilar, en ABC
    La esfera armilar, en ABC

    El dibujo de Fernández Ordóñez, autor del puente del Centenario, incluía además la primera aparición de un proyecto que nunca llegaría a ver la luz: una impresionante esfera armilar de ochenta metros de diámetro llamada a convertirse en el símbolo de la Expo como el Atomium lo había sido de la de Bruselas. La esfera reaparecería, siempre en forma de proyecto sin materializarse, luego en la promoción de viviendas de la cooperativa PSV y, todavía más adelante, en Valencia.

    Aquel primer bosquejo de la muestra universal contenía dos edificaciones que fueron las primeras en caerse: un teatro de ópera y un estadio olímpico con una grada apoyada sobre una colina artificial que resultaría de la retirada de tierras para las lagunas. El escenario lírico se encarnó en el auditorio que se construía en el solar de la antigua maestranza de Artillería en el mismo casco antiguo de la ciudad, lejos de la isla, usándose el terreno de la Cartuja para levantar el Pabellón de la Navegación. Para ver el estadio en pie, firmado por Cruz y Ortiz en una parcela muy cercana a la propia Expo, todavía tendrían que pasar 17 años.

    La obsesión por epatar estaba presente en todo cuanto se hacía o se decía entonces. El consejero de Política Territorial de la Junta de Andalucía, Jaime Montaner, llegó a anunciar negociaciones avanzadas con promotores internacionales para construir el rascacielos más alto del mundo en la zona norte de la isla de la Cartuja, una iniciativa que acabó liquidada por las exigencias de Aviación Civil, que impedía edificios de esa altura en el recorrido de aproximación a pista de los vuelos que llegan a Sevilla, que entran normalmente por ese espacio.

  21. El Palenque de Richard Rogers

    Proyecto de Rogers para el Palenque
    Proyecto de Rogers para el Palenque - ABC

    Sevilla quiso en su día sacar partido a una de las construcciones efímeras más emblemáticas de la Expo del 92, el Palenque. En pleno auge inmobiliario, en 2006, parecía faltar espacio para oficinas en la Cartuja. Agesa, la sociedad gestora de los activos de la Expo, y el Ayuntamiento decidieron en 2006 que ese edificio del arquitecto José Miguel de la Prada Poole desaparecer para construir un inmueble de oficinas singular. El Ayuntamiento se comprometió a cambiar el uso de la parcela de cultural a terciario y Agesa rescindió el contrato con la empresa que lo explotaba y anunció el derribo del Palenque. El proyecto generó críticas de entidades conservacionistas, voces frente a las que se adujo que mantener ese inmueble suponía cambiar una cubierta «en muy mal estado», lo que tenía un coste inasumible, y además que en su lugar se construiría otro edificio emblemático de oficinas que iba a suponer una inversión en la Cartuja de 38 millones.

    Proyecto finalista que perdió ante Rogers
    Proyecto finalista que perdió ante Rogers

    Las máquinas se lo llevaron por delante. Dos años después, en octubre de 2009, Agesa adjudicó el futuro centro de negocios al proyecto del prestigioso arquitecto Richard Rogers, ganador del Pritzner en 2007 y responsable, entre otras obras, del centro cultural George Pompidou parisino. El proyecto suponía la construcción de un edificio de 44.000 metros cuadrados distribuidas en cinco plantas sobre rasante (cuatro para oficinas más otras para un auditorio y zona comercial) y tres bajo rasante, con un aparcamiento con capacidad para 450 vehículos. Su coste se elevaba entonces a 42 millones de euros. Pero entonces Agesa pasó a manos de la Junta —parte del pago de la «deuda histórica»—, el Ayuntamiento redujo la edificabilidad del solar y la crisis económica estalló, acabando con el ambicioso proyecto. De aquel edificio singular se pasó a uno más sencillo, de una sola planta en superficie y otra bajo rasante para un aparcamiento con 60 plazas. Su superficie construida y su coste, 3,2 millones, se redujeron significativamente. Por si fuera poco, dicha obra lleva meses parada con el modesto edificio a medio construir.

  22. Un «gemelo» del puente del Alamillo

    Calatrava, junto a su puente recién inaugurado
    Calatrava, junto a su puente recién inaugurado - ABC

    Todas las ciudades querían una obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, en la cresta de la ola a comienzos de los 90 tras recibir el encargo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de su localidad natal, y Sevilla aprovechó la Exposición Universal de 1992 para sucumbir a esa fiebre y plantar en la ciudad dos hitos suyos: el puente del Alamillo y el pabellón de Kuwait. Pero el primero, que conectaría la dársena del Guadalquivir con el cauce vivio del río al norte de la Cartuja con una doble estructura atirantada, se quedó a la mitad. El proyecto original presentaba dos mástiles invertidos en sentido opuesto.

    Pero el puente se comenzó a construir tarde, pasándose a realizar un proyecto concebido para tres años en menos de un año. El diseño que concibió Calatrava sobre el papel era un pilono o mástil de hormigón armado atirantado, pero el pilono completo tardaba demasiado; el hormigón necesitaba un mes para fraguar dentro de un molde de madera y además debía hacerse por partes. Como no era posible esperar tanto tiempo por cada pieza para seguir con el resto, se decidió que la dársena fuera rellenada con tierra para apuntalar el río y construir unos pilares que sostendrían el tablero del puente para posteriormente lanzar los tirantes que sostendrían el mástil. El pilono, que en principio sería de hormigón, fue revestido de acero para que pesara lo suficiente y no se venciera, y posteriormente, se tuvieron que colocar amortiguadores para evitar el cimbreo o vibraciones que se producían a causa del tráfico.

    El bagaje total supuso que el presupuesto ascendiese de los 18 millones de euros estimados para esta estructura hasta los 48 millones que finalmente costó, lo que propició que finalmente no se construyese el segundo de los puentes que se pretendía. El 29 de febrero de 1992, y tras sufrir apenas tres meses antes un incendio que afectó a tres de los cables de sujeción, el puente del Alamillo fue inaugurado; aunque sin su «gemelo».

  23. Feria de Abril en el Charco de la Pava

    Recreación que el Ayuntamiento hizo de la junto al río
    Recreación que el Ayuntamiento hizo de la junto al río - ABC

    Páginas y páginas de periódico se han escrito en torno a un supuesto traslado de la Feria de Abril desde su actual recinto en Los Remedios –donde lleva celebrándose desde 1973- tanto a la Dehesa de Tablada como al Charco de la Pava. La idea de llevarla a este último emplazamiento se recuperó en 2006 por parte de Alfredo Sánchez Monteseirín para que la obra pudiera ser una realidad en 2008, cuando pretendía colocarse por parte de Urbanismo la primera piedra del nuevo recinto. Se difundieron recreaciones de cómo quedaría la nueva feria, que se estrenaría en 2010, pero el camino burocrático y la falta de acuerdo político con el partido que apoyaba a los socialistas en el Ayuntamiento, IU, acabó por frustrar el proyecto. Para esta iniciativa, el Consistorio sevillano pretendía invertir ocho millones de euros en mejorar los accesos al terreno ribereño y de suministro de agua, luz y demás servicios, dinero que se uniría a los 25 millones que iba a invertir la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en la rehabilitación de las márgenes de esta zona. Iban a construirse pasos de peatones bajo el muro de defensa para acceder desde Triana al recinto ferial y nuevos aparcamientos en el término municipal de San Juan de Aznalfarache para sustituir los que existen en el terreno que había sido escogido para las casetas y las atracciones. El nuevo recinto tendría capacidad para 300 casetas más, con lo que se acabaría con una de las asignaturas pendientes de la fiesta, y el Ayuntamiento había planteado crear plazuelas para que las casetas se dispusieran de forma circular.

  24. La Ciudad de la Justicia

    Dibujo de la disposición de la Ciudad de la Justicia en Los Gordales
    Dibujo de la disposición de la Ciudad de la Justicia en Los Gordales - ABC

    Más de veinte años llevan las administraciones trasladándose la patata caliente de la construcción de la Ciudad de la Justicia, que Sevilla espera con necesidad ante las enormes carencias en infraestructuras judiciales que padece. Ya en los años 90 se hablaba del Pítamo o el Higuerón como ubicaciones posibles, pero la Junta de Andalucía señaló finalmente la pastilla de terreno de Los Gordales que mira al parque de los Príncipes. Se hicieron fotos oficiales en la zona y se estableció incluso la disposición del complejo, el número de edificios y qué contenidos tendría cada uno. Los litigios judiciales por titularidades y cargas de los terrenos con el Estado fueron retardando los movimientos hasta que se llegó al punto de no retorno: la falta de fondos, disfrazada con reuniones, comisiones de trabajo y debates inflados entre administraciones hasta hoy mismo para justificar que no se haya hecho absolutamente nada. El propio Manuel Chaves aseguró en 2007 siendo presidente andaluz que la Ciudad de la Justicia de Sevilla estaría «a pleno funcionamiento en 2010», pero lo hizo con la misma validez que cuando dijo, para sorpresa de todos, que el complejo iba a instalarse definitivamente en la zona portuaria y que llegaría hasta allí un ramal del metro.

    El proyecto de Zoido, descartado
    El proyecto de Zoido, descartado - ABC

    Durante el mandato como alcalde de Juan Ignacio Zoido (2011-2015), el popular intentó desbloquear el asunto con una nueva propuesta muy cercana a los gustos de los profesionales del sector: construir la Ciudad de la Justicia donde ahora mismo están los Juzgados, en el Prado de San Sebastián. La iniciativa fue presentada a los medios con maquetas y recreaciones de cómo serían los nuevos edificios, pero la Junta de Andalucía tumbó el plan al considerar que el proyecto arquitectónico atentaba contra el espacio histórico de la capital andaluza dada su altura y volumetría a un paso de los Jardines de Murillo. Una cuestión de estética... Desde entonces, la Consejería de Justicia anda dando rodeos –crean comisiones de trabajo, se producen reuniones, se habla del tema…- para esconder la realidad: no hay dinero para afrontar este proyecto. En otras ciudades como Málaga o Almería ya se han construido y en Córdoba están en ello.

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