SALUD AL DÍA

Resonancia magnética en quirófano: cuando un milímetro importa

El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, pionero en la sanidad pública española al incorporar esta innovadora tecnología

Quirófano híbrido FJD

S. Gutiérrez

La resonancia magnética es desde hace muchos años un recurso estándar para el diagnóstico y la preparación operatoria de numerosas enfermedades que requieren cirugía. Pero ya en quirófano, el cirujano se enfrentaba a la intervención sin el soporte de esta avanzada técnica de imagen. Para hacer su trabajo debía remitirse a lo que veían sus ojos y a las imágenes tomadas previamente de la lesión que debía operar.

Esto presentaba el problema de que, por ejemplo, la posición relativa de un tumor cerebral podía cambiar una vez que se había abierto la caja craneal, o de que la lesión vertebral modificara siquiera levemente su situación dependiendo de la posición del paciente en la mesa de operaciones respecto a la del momento en que se le hizo la resonancia magnética preoperatoria . Se trata de intervenciones en las que un milímetro cuenta y puede determinar el mayor o menor éxito de la intervención.

Desde que en 1972 el médico estadounidense Raymond Damadian desarrollara y patentara la primera máquina de imágenes por resonancia magnética, los cirujanos de todo el mundo soñaban con la posibilidad de poder usarla no solo antes y después, sino también durante el acto quirúrgico.

La posición relativa de un tumor cerebral podía cambiar una vez que se había abierto la caja craneal.

Tuvieron que esperar más de veinte años para que se desarrollaran los primeros prototipos, y al siglo XXI para que se consiguiera su plena integración en quirófano. No obstante, aún hoy solo los hospitales más avanzados tecnológicamente disponen de lo que se denomina resonancia magnética intraoperatoria de alto campo (RMI), la de mayor precisión disponible.

Cirugía de alta precisión

De hecho, en España solo existe un centro público que cuente con esta tecnología, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid , que acaba de incorporarla en el marco de una renovación completa de su bloque quirúrgico para dotarlo también de dos quirófanos híbridos y cuatro quirófanos polivalentes.

«Sin duda se trata de un enorme avance en la precisión y el éxito de las intervenciones más complejas por tratar órganos, estructuras y tejidos extremadamente delicados. Generalmente se asocia la resonancia magnética intraoperatoria con la cirugía de tumores cerebrales, que es sin duda su principal aplicación hoy por hoy, pero lo cierto es que puede resultar igualmente útil en todo el campo de la neurocirugía, la cirugía vascular, torácica y ortopédica, especialmente de columna», explica el doctor Julio Albisua , jefe del servicio de Neurocirugía del mencionado hospital universitario.

Puede resultar igualmente útil en todo el campo de la neurocirugía, la cirugía vascular, torácica y ortopédica, especialmente de columna.

«Precisión» es la palabra que más repite el doctor Albisua para subrayar su principal ventaja. «Debemos tener en cuenta que un tumor cerebral, una lesión vertebral o un nódulo pulmonar están rodeados de estructuras y tejidos extraordinariamente delicados, complejos e importantes que es imprescindible no dañar durante la cirugía . La resonancia magnética intraoperatoria facilita muchísimo este objetivo».

Control de calidad «in situ»

A la posibilidad de que el cirujano vea en tiempo real la posición exacta de la lesión y estructuras circundantes que está operando se suma el «control de calidad » de la intervención antes de abandonar el quirófano.

«Cuando no se dispone de la RMI, lo habitual es realizar una resonancia magnética uno o dos días después para comprobar el resultado, por ejemplo, de la resección de un tumor cerebral. Esto planteaba el dilema de si era posible o conveniente volver a intervenir si se comprobaba que quedaban restos tumorales dados los riesgos existentes. Con esta nueva tecnología podemos asegurarnos de que hemos terminado nuestro trabajo o, en caso contrario, continuarlo sin salir de la sala de operaciones» , subraya el neurocirujano de la Fundación Jiménez Díaz.

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