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Científicos encuentran el gen clave que impide que los lunares se conviertan en melanomas

Investigadores de la Universidad de Pennsylvania encuentran que la mutación de la proteína B-RAF, que impulsa el crecimiento de los lunares, estimula la aparición de la proteína P15 que impide que las células crezcan en exceso

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Las manchas en la piel son algo muy común en la piel de prácticamente todos los adultos. Un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania han identificado el principal factor genético que impide que nuestros lunares crezcan en exceso y deriven en un melanoma o cáncer de piel. La investigación ha sido publicada este verano en versión online en «Cancer Discovery».

Como ha recordado el investigador Todd W. Ridkey, uno de los autores de este estudio y profesor asistente de Dermatología en la Universidad de Pennsylvania, «la mutación de la proteína B-RAF- que tiene un rol fundamental en el envío de señales en las célulsa y en el crecimiento de estas- estimula la aparición de una proteína supresora del tumor, la p15, que actúa como un poderoso freno a una mayor división celular» En esta línea, Ridkey ha afirmado que esta división celular es «la que permite en última instancia que una mancha en la piel derive en un cáncer de piel.

Lo que sucede cuando pierde la proteína p15, y las células se vuelven a multiplicar».

Nuevo modelo de melanoma

Para el estudio, este profesor asistente de la Universidad de Pennsylvania y su equipo desarrollaron un nuevo modelo de melanoma humano, usando tejidos fabricados en laboratorio para injertar pieles con células humanas de lunares en las cuales la proteína p15 había sido eliminada. Cuando se han combinado con otras mutaciones conocidas y se han transplantado a un ratón, la p15 ha mermado el proceso celular hacia el melanoma.

En este sentido, uno de los asistentes del profesor Ridkey y principal autor del estudio Andrew McNeal ha añadido que «el modelo de tejidos es relevante desde el punto de vista médico, ya que han usado células humanas de manchas de piel viva, lo que permite estudios detallados de su funcionamiento. Algo de lo que no se ha dispuesto con anterioridad».

Este grupo de investigadores han estudiado células aisladas de lunares o manchas de piel benignos de pacientes, y las ha comparado con los melanocitos aislados de las pieles normales. Los melanocitos de los lunares tuvieron 140 veces más de p15 que la piel normal.

Comparándolas con pacientes de melanomas que habían sido originalmente benignos, los investigadores encontraron generalmente altos niveles de P15 en los tejidos, así como muy bajas concentraciones en los melanomas. Esto parece ilustrar la importancia de esta proteína para mantener las manchas de piel dentro de une stado benigno, y que cualquier subsiguiente pérdida de p15 provocaría la deriva hacia el cáncer.

Proceso de activación

En concreto, también ocurriría que en el proceso de sobre activación provocada por la proteína B-RAF se secretaría una molécula - TGF -β que mandaría señales de vuelta a las células de los lunares para que estos produzcan p15. Lo que daría cierta solidez a una posible explicación para el curioso hecho de que la mayoría de los lunares tiene que alcanzar un diámetro de al menos unos pocos centímetros antes de dejar de crecer. El TGFB tiene que desarrollarse hast aun cierto nivel y a veces estas células no tienen suficiente cantidad de esta molécula para paralizar la división celular.

Para los investigadores, la importancia de la proteína P15 ha sido subestimada porque muchos estudios han centrado su atención en las proteínas P16 a quien han atribuido un rol relevante a la hora de detener un crecimiento excesivo de las células. Ambos genes son f ísicamente muy próximos en el ADN, y tiene presencia en lunares, verrugas o manchas de piel aunque pierde presencia en melaonmas y otros cánceres. Ambos «supresores cancerígenos» habitualmente trabajan juntos para poner freno a las células normales.

Sin embargo, este estudio ha encontrado algunas pruebas que insinúan que el P15 tiene unas funciones muy concretas. Por ejemplo, si se les inserta dentro de cuerpos celulares normales tienen la suficiente capacidad para detener el crecimiento celular excesivo mientras que su compañera p16 sólo ralentizaría el aumento en exceso en el tamaño de las células. Como ha concluido el profesor Ridky, principal autor de este estudio, «P15 hace cosas que P16 no realiza y eso es algo que la mayoría de la gente a pasado por alto».

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