ONcología

Descubren un punto débil del melanoma metastásico

Las células metastásicas se vuelven «adictas» a una proteína ausente en normales, y podría ser una diana terapéutica

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Uno de los tumores con mayor capacidad de producir metástasis es el melanoma, cuya incidencia está aumentando en lás últimas décadas debido a la mayor exposición a los rayos ultravioleta del sol sin la protección adecuada. Un equipo internacional liderado por Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer (PEBC) del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (IDIBELL), ha descubierto un mecanismo que explica la estrategia de las células tumorales para escapar del órgano de origen y dispersarse por todo el organismo. El trabajo se publica en “ Nature Medicine

“La investigación confirma que los tumores humanos se adaptan a los nuevos tejidos donde hacen las metástasis modificando el nivel de regulación de su genoma, para poder sobrevivir en su nueva localización”.

El hallazgo liderado por Esteller, en el que también participan investigadores de los Hospitales General y La Fe, de Valencia, descubre un talón de Aquiles en las células metastásicas.

Al comparar los genes de las células del tumor inicial y las de las metástasis, hay un gen claramente distinto, denominado TBC1D16. Este gen está inactivo en las células sanas y las del tumor primario, y sólo se activa en las células de la metástasis. “Este gen se enciende como una “bombilla” para guiar a las metástasis que se escapan de su sitio de nacimiento. TBC1D16 se encarga de modular a potentes oncogenes como BRAF y EGFR. Y lo que es sumamente interesante es que estas metástasis del melanoma se vuelven “adictas” a estos genes, lo que hace que la terapia con fármacos que los tienen como diana, llamados inhibidores de BRAF y de MEK, sea más efectiva”.

“Los resultados son bastante espectaculares porque hemos visto que las células tumorales, particularmente las de melanoma, despiertan una proteína durmiente para generar la metástasis. Por suerte también encontramos que las metástasis que tienen activada esta proteína antes silente ahora son "adictas" a la misma y responden bien a terapias con fármacos dirigidos contra ella, explica Esteller a ABC.

Para sobrevivir, las metástasis depende de esos dos oncogenes. Ya hay un fármaco que actúa contra uno de esos genes (inhibidores de BRAF) y se usa en pacientes con melanoma metastásico, “ahora el interes está en combinarlo con el segundo fármaco (inhibidores de MEK), y esto se encuentra en fase de ensayo”. A pesar de la introducción de pequeñas moléculas que tiene como dianas esos genes, como los inhibidores de BRAF y MEK y de los tratamientos inmunológicos, hay pocos progresos en la mejora de la supervivencia de pacientes con metástasis, de ahí la esperanza en la combinación de ambos. “Es necesario buscar marcadores que sean capaces de identificar las personas más propensas a desarrollar la forma metastásica del melanoma”, indican.

Los investigadores creen que estos dos fármacos en combinación podría evitar que la célula metastásica se adapte a su nuevo ambiente. El reto, según explica Manel Esteller a EFE, está en convencer a las farmacéuticas que incluyan este marcador -TBC1D16- en los ensayos clínicos.

Este gen, aseguran, puede suponer nuevas oportunidades para el abordaje terapéutico del melanoma metastásico. Y es que las personas con este gen mutado tienen un mal pronóstico, pero al mismo tiempo se abre una esperanza, porque “hemos descubierto que sus tumores son adictos a las proteínas que producen otros dos genes, BRAF y MEK, y su crecimiento puede bloquearse con fármacos que las inhiban”, añaden.

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