Un tumor en un cerebro de ratón no tratado (izquierda) creció mucho más que el tratado con el péptido NBD (derecha).
Un tumor en un cerebro de ratón no tratado (izquierda) creció mucho más que el tratado con el péptido NBD (derecha). - Salk Institute
CÁNCER

Un tratamiento experimental demuestra su eficacia en el tumor cerebral más común

Bloqueando el factor NF-kB se consigue una disminución del crecimiento del glioblastoma multiforme y un aumento de la supervivencia

MADRID Actualizado: Guardar
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El glioblastoma multiforme se corresponde con uno de los tumores más prevalentes y mortales del cerebro. De hecho, la supervivencia media asociada a este tipo de tumor no supera, aun a día de hoy, los 15 meses. Y es que se trata de un tumor que se expande muy rápidamente por el cerebro. Sin embargo, y según muestra un estudio dirigido por investigadores del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla (EE.UU.), el mecanismo que facilita esta rápida proliferación del tumor –la sobreexpresión incontrolada del factor nuclear kB (NF-kB)– podría asimismo utilizarse para tratar de manera efectiva este tipo de cáncer.

Como recuerda Inder Verma, director de esta investigación publicada en la revista « Science Advances», «el glioblastoma multiforme es un tipo de cáncer en el que no se ha logrado ninguna mejoría terapéutica en los últimos años. De hecho, y aunque con cirugía logremos extirpar el 99,99% de la masa tumoral, el 0,01% restante es capaz de crecer hasta convertirse nuevamente en un tumor».

Bloqueo de NF-Kb

En el estudio, los investigadores analizaron el papel que juega NF-kB, factor de transcripción que regula la expresión de distintos genes contenidos en nuestro ADN, en la proliferación del glioblastoma multiforme.

Para ello, los autores emplearon un modelo animal –ratón– con glioblastoma, al que bien administraron proteína IkBaM para inhibir la actividad de NF-Kb, bien eliminaron la enzima responsable del incremento de actividad de NF-Kb. En ambos casos se observó una disminución del crecimiento del tumor, lo que resultó en una prolongación de la supervivencia de los ratones.

Sea como fuere, y si bien ambos experimentos constataron el papel primordial que juega NF-kB en la proliferación de este tipo de cáncer, su aplicación en seres humanos resulta, simplemente, inviable.

Aunque logremos extirpar el 99,99% del glioblastoma multiforme, el 0,01% restante es capaz de crecer hasta convertirse nuevamente en un tumor».
Inder Verma

Como explica Dinorah Friedmann-Morvinski, co-autora de la investigación, «nuestros experimentos confirmaron la necesidad de NF-kB para la proliferación de las células tumorales. Pero, asimismo, también hemos encontrado la manera de tratar el tumor para aumentar la esperanza de vida».

Terapias génicas y farmacológicas

Aun extirpado mediante cirugía, el glioblastoma multiforme vuelve a reproducirse rápidamente en el cerebro. Y la razón para este crecimiento viene explicada por la actividad del propio tumor, que como apunta Inder Verma, «es capaz de manipular su microentorno, esto es, los tejidos cercanos, para facilitar la proliferación de las células tumorales».

Así, y en una segunda fase del estudio, los autores evaluaron cómo tratar el tumor no mediante una terapia génica, sino con la administración de fármacos dirigidos a cambiar su microentorno. Concretamente, administraron a los ratones el péptido NBD, péptido con una elevada capacidad de penetración en las células tumorales del glioblastoma y que inhibe la actividad de NF-kB cuando es activado por las citocinas. Y gracias a la administración de NBD, los autores lograron duplicar el tiempo de supervivencia de los ratones afectados por el tumor.

Como destaca Inder Verma, «el tratamiento con NBD supuso aumentar la supervivencia de uno a tres meses. Y este es un notable incremento de la supervivencia, sobre todo cuando tenemos en cuenta que la vida media de un ratón es de solo dos años».

El problema es que el péptido NBD es altamente tóxico, muy especialmente para el hígado. Además, el bloqueo total de NF-kB también puede tener efectos nocivos en el organismo, pues el factor también regula otros mecanismos implicados en la actividad cerebral.

Como concluye Inder Verma, «el objetivo final es bloquear NF-kB, pero dado que regula la actividad de, cuando menos, 100 genes, debemos centrarnos en aquellos genes que tienen un papel directo en el crecimiento del tumor. Debemos buscar tratamientos más selectivos».

Así, y a modo de ejemplo, los autores centraron su investigación en el gen ‘Timp1’, igualmente regulado por NF-kB y que, como muestran numerosos estudios previos, también está implicado en el cáncer de pulmón. Y de acuerdo con los resultados, los tratamientos específicamente dirigidos al gen ‘Timp1’ conllevaron una ralentización del crecimiento del glioblastoma en los ratones y un aumento de su supervivencia de varios meses.

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