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Una nueva técnica erradica los 'santuarios' del VIH

Una vez identificados, los reservorios son tratados con un fármaco que ‘despierta’ el virus para que sea visible al sistema inmune y las terapias antirretrovirales

MADRID Actualizado: Guardar
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Aunque parezca paradójico a veces hay que activar al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) para poder sacarlo de sus 'santuarios' y así poder eiminarlo. Lo explica un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Hospitalario de Investigación de la Universidad de Montreal (Canadá), en el que se describe una nueva técnica para hallar estos reservorios virales y, en consecuencia, destruir estos virus ‘ocultos’ y curar, de una vez por todas, la infección.

Los actuales tratamientos para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), si bien posibilitan que los pacientes puedan vivir muchas décadas tras haber contraído la infección, no son capaces de erradicar completamente el virus del organismo. La razón se explica por la ‘habilidad’ del VIH para esconderse dentro de algunas células del organismo –los denominados ‘reservorios virales’–, en las que permanece en un estado de latencia y fuera del alcance de los tratamientos.

Como explica Daniel E. Kaufmann, director de esta investigación publicada en la revista « Cell Host & Microbe», «podemos hacer que el virus se ‘despierte’ y, así, encontrar las células en las que se ha permanecido escondido. Unas células cuyo número es ciertamente escaso: uno entre un millón. Se trata de un nivel de precisión sin precedentes que abre la puerta a una monitorización individualizada de los pacientes seropositivos y que podría facilitar el desarrollo de tratamientos personalizados».

Virus ‘ocultos’

Para sobrevivir en el organismo, el VIH necesita alojarse en una célula, por lo general en los linfocitos T CD4+, tipo de glóbulo blanco implicado en la activación del sistema inmune frente a las infecciones. La buena noticia es que los actuales fármacos antirretrovirales son muy eficaces a la hora de controlar la replicación del VIH, lo que evita que la infección progrese y se desarrolle el tan temido síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). La mala, que estos fármacos no pueden acceder a los reservorios virales, en los que el virus se mantiene ‘oculto’ en un estado de latencia durante años y se reactiva en aquellos casos en los que el paciente suspende el tratamiento. En consecuencia, para curar definitivamente la infección es absolutamente necesario encontrar y destruir estos reservorios.

Como indica Daniel Kaufmann, «las poblaciones de linfocitos T CD4+ son muy variables. Y con objeto de desarrollar nuevos tratamientos dirigidos para eliminar estos reservorios virales necesitamos encontrar en qué poblaciones de linfocitos T CD4+ se esconde el virus. Ahora, en nuestro trabajo hemos encontrado estos reservorios virales. Es decir, somos capaces de identificar y cuantificar las células en las que se esconde el virus y, así, probar fármacos para ‘despertar’ al virus».

Podemos hacer que el virus se ‘despierte’ y, así, encontrar las células en las que se ha permanecido escondido
Daniel Kaufmann

Pero, ¿es realmente necesario ‘despertar’ a estos virus que, de no ser así, permanecerían latentes? Pues sí, dado que así resulta más fácil matarlos –una vez activos, los virus son detectados por el sistema inmune y/o los fármacos antirretrovirales– y, sobre todo, porque solo acabando con los virus ‘ocultos’ se puede curar la infección por el VIH.

En este contexto, el estudio describe una técnica hasta 1.000 veces más precisa que las actuales para detectar los reservorios virales. Y de acuerdo con los resultados, alcanzados tras probar la nueva técnica en 30 pacientes seropositivos, parece que funciona muy bien. Como destaca Amy Baxter, co-autora del estudio, «hemos sido capaces de detectar el virus en los linfocitos T CD4+ de casi todos los pacientes que hemos analizado».

Es más; el estudio también muestra cómo el uso de dos fármacos generalmente empleados en el tratamiento del cáncer –la ‘briostatina’ y un derivado del ingenol– son eficaces a la hora de reactivar –o ‘despertar’– a los virus latentes que permanecen escondidos en los reservorios.

Como apunta Daniel Kaufmann, «nuestros resultados, alcanzados en el laboratorio, hemos observados que estos dos fármacos despiertan diferentes poblaciones de linfocitos T CD4+. O lo que es lo mismo, distintos reservorios virales. Así, el derivado del ingenol activa los linfocitos T de la memoria, tipo de células que pueden vivir muchos años con el virus en su interior, por lo que resulta especialmente importante encontrar estos reservorios».

Cada paciente, un mundo

A día de hoy resultaría lógico pensar que, con independencia del paciente, el VIH se esconde siempre en los mismos lugares. Sin embargo, el estudio también revela la existencia de una gran variabilidad entre los pacientes, por lo que encontrar los reservorios virales conlleva una dificultad mucho mayor de la que se creía.

Como concluye el director de la investigación, «en nuestro trabajo hemos tenido que ajustar el tratamiento a cada paciente individual en función de sus reservorios virales específicos. Por tanto, y con objeto de erradicar estos virus latentes, tendremos que individualizar la terapia a cada perfil individual».

Y esta nueva técnica, ¿cuándo estará disponible para su uso en la práctica clínica? Pues según informan los autores, primero habrá que evaluar la eficacia y, sobre todo, seguridad de los fármacos –tanto la briostatina como el derivado del ingenol– en modelos animales de VIH –monos–. Y una vez se constate que ambos fármacos son bien tolerados, el próximo paso será poner en marcha los ensayos clínicos con humanos, lo que los autores esperan que suceda en solo unos pocos años.

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