El c-LDL provoca efectos negativos más allá de la formación de trombos
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COLESTEROL

Las fluctuaciones en los niveles de ‘colesterol malo’ empeoran nuestra función cognitiva

Las variaciones en los niveles de c-LDL, que no tener unas cifras elevadas de este ‘colesterol malo’, conllevan una peor función cognitiva en personas mayores

MADRID Actualizado: Guardar
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El colesterol es un lípido totalmente necesario para los seres vivos, incluidos los humanos. No en vano, es un componente fundamental de la membrana de todas nuestras células y, además, resulta absolutamente indispensable para la producción de algunas de las moléculas que regulan las funciones de nuestro organismo –caso, entre otros muchos, de las hormonas y de los ácidos biliares–. El problema tiene lugar cuando los niveles de este colesterol son excesivos. Y es que entonces este colesterol, sobre todo el denominado ‘colesterol malo’ –el colesterol LDL o ‘c-LDL’– se deposita en las arterias y puede llegar a obstruirlas, aumentando así, y mucho, el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, parece que los niveles de este c-LDL no solo condicionan nuestra salud cardiovascular.

De hecho, y como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Leiden (Países Bajos), también pueden comprometer muy seriamente nuestra salud cerebral.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista « Circulation», muestra que las fluctuaciones en los niveles de las lipoproteínas de baja densidad –es decir, las LDL o c-LDL– conllevan un empeoramiento de las funciones cognitivas en las personas mayores.

Como explica Roelof Smit, director de la investigación, «por primera vez, nuestro hallazgos sugieren que nuestra salud cerebral se ve condicionada no solo por los niveles medios de c-LDL, sino también por cómo estos niveles varían de una medición a otra. Así, nuestros resultados suponen un paso más en la evidencia reciente que muestra que los factores de riesgo vascular se encuentran estrechamente relacionados con la salud cerebral».

Más allá del efecto CV

Para llevar a cabo el estudio, los autores evaluaron la función cognitiva de 4.428 adultos con edades comprendidas entre los 70 y los 82 años y que, bien ya habían sido diagnosticados de enfermedad cardiovascular, bien tenían un alto riesgo de desarrollarla –entre otras razones, por tener hipertensión o diabetes o por ser fumadores–. Más concretamente, los parámetros cognitivos evaluados fueron la atención, la velocidad de procesamiento de la información, y la memoria verbal –tanto reciente como inmediata.

Los resultados mostraron que aquellos participantes con mayores fluctuaciones en sus niveles de c-LDL lograban menores puntuaciones en las pruebas cognitivas. Por ejemplo, aquellos con la mayor variabilidad en las cifras de c-LDL tardaron una media de 2,7 segundos adicionales para recordar los nombres de los colores. Y como destaca Roelof Smit, «si bien este resultado puede parecer pequeño, resulta muy significativo a nivel poblacional. En consecuencia, la variabilidad del c-LDL puede ser muy importante para la función neurocognitiva».

Los factores de riesgo vascular se encuentran estrechamente relacionados con la salud cerebral
Roelof Smit

Y esta relación entre las fluctuaciones en c-LDL y la funcionalidad cognitiva, ¿cómo se explica? Pues aun parcialmente y como muestra el estudio, porque la mayor variabilidad en los niveles de c-LDL se asocia con un menor flujo sanguíneo en el cerebro y con una mayor carga de hiperintensidad de la sustancia blanca cerebral –esto es, un daño de los pequeños vasos sanguíneos cerebrales que resultan de una disfunción endotelial.

Variabilidad negativa

En definitiva, las variaciones en los niveles de c-LDL, que no tanto tener unas cifras elevadas de este ‘colesterol malo’, parecen afectar muy negativamente a la salud de nuestro cerebro y, por ende, a nuestra capacidad cognitiva.

Y llegados a este punto, ¿por qué se producen estas fluctuaciones? Pues según concluye J. Wouter Jukema, co-autor del estudio, «las mediciones fluctúan por causa de la dieta, el ejercicio, la toma de estatinas para bajar los niveles de colesterol u otros factores. Sin embargo, estas fluctuaciones también pueden reflejar un daño creciente en la homeostasis, caso del que se produce como consecuencia de la edad o por la presencia de una enfermedad subyacente».

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