La casa de los horrores: alquilan en Airbnb y viven las peores vacaciones de su vida

Jaleesa Jackson y Chiedozie Uwandu, dos jóvenes médicos estadounidenses, querían tener unos días para descansar y decidieron rentar un alojamiento en el sur de California

ABC

Como residentes médicos en anestesiología en dos grandes hospitales de Boston, Jackson y Uwandu viven bajo un estrés constante, cada uno en turnos de 14 horas cinco o seis días a la semana, y realmente necesitaban unos días descanso.

Pensaron que viajar a más de 3.000 kilómetros para descansar en la playa les permitiría relajars e. Así que encontraron una pequeña casa de huéspedes en Los Ángeles a través de Airbnb. Tenía excelentes críticas y un anfitrión que había impresionado tanto a Airbnb que era uno de los mejores : un «super anfitrión».

Cuando la pareja llegó, encontraron una botella de vino y una nota de bienvenida de JJ, el anfitrión. Preguntó si todo era satisfactorio.

Y ahí comenzó su pesadilla.

El primer día, alrededor de las 5:30 de la madrugada, Jackson se despertó con fuertes golpes en la puerta. Mientras se tambaleaba de la cama, escuchó un grito de voz masculina: «¡Sé que estás ahí, Kevin!».

Jackson abrió la puerta lo suficiente como para ver a un hombre agitado y despotricado que parecía su anfitrión. Ella le dijo que se fuera y cerró la puerta.

Su anfitrión comenzó a patear la puerta y querer entrar a la vivienda. Como no le abrieron la puerta, el «dueño» de la propiedad se fue sin poder ingresar.

Al otro día, la pesadilla siguió . A las dos de la madrugada la pareja escuchó ruidos y encontró a un hombre que rompía la ventana para entrar en la casa. Llevaba un buzo gris y tenía la capucha puesta. Después de los gritos y las agresiones, la Policía llegó a la propiedad y detuvo al intruso: era el «superanfitrión».

Lo peor llegó después . Una señora se presentó ante la policía y se declaró como la dueña de la propiedad. Ella le había alquilado el alojamiento al supuesto «superanfitrión», quien a su vez lo había anunciado en la plataforma Airbnb.

Poco después, esa misma madrugada, Jaleesa llamó a Airbnb y les contó la pesadilla que estaban viviendo. Airbnb les ofreció trasladarlos a otra propiedad en el área y devolverles los 708 dolares que habían pagado, pero la pareja se negó y se hospedaron en un hotel Hilton que les costó 2.300.

Le pidieron a Airbnb un pago de 5.000 dólares por justa compensación y, después de muchas discusiones, la compañía accedió a pagar solo la mitad. Pero ni siquiera la devolución de 708 aparecía en la cuenta de su tarjeta de crédito hasta que el reportero Sean Murphy, autor del reportaje en The Boston Glob e, hizo algunas llamadas.

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