UTRERA

El relato de un «sin techo» de Utrera tras perder su empleo

Lagarder Danciu recoge en un libro su experiencia vital

Lagarder Danciu afirma que en Utrera hay gente con 55 años y 30 cotizados que tiene que ir a un comedor social A.F.

ALBERTO FLORES

La línea que separa la vida confortable, bajo un techo que nos cobije y llena de lujos, de otra vida en la que un puñado de cartones aparecen como único colchón ; es más delgada de lo que muchas veces queremos imaginar. En la actualidad en España hay 50.000 personas que no tienen hogar y que pasan las noches como buenamente pueden, durmiendo en soportales, cajeros automáticos o de albergue en albergue.

El activista rumano Lagarder Danciu ha recogido en un libro las experiencias que ha sentido en lo que podría denominarse como un viaje a lo más profundo de la pobreza española, un drama muchas veces silencioso o silenciado que está presente en todas las ciudades.

«Sin techo. Caminando en un mundo que prohíbe sueños», es el título de la obra que ha forjado Danciu, publicada por la editorial Descontrol y que ha sido presentada en el centro cultural utrerano, de la mano de la asociación de víctimas del paro de la localidad. Un libro en el que se plasma la propia experiencia de este activista que ha recorrido prácticamente España entera, pero no centrando su atención en los monumentos y centros turísticos, sino conociendo de cerca a personas que cada noche tratan de conciliar el sueño en plena calle.

El propio autor se ha convertido en los últimos años en un «sin techo», ya que como él mismo asegura «soy trabajador social y he desempeñado mi labor en 27 centros educativos de Andalucía, pero a raíz de denunciar la discriminación que sufren todavía en la actualidad muchas minorías, terminé perdiendo mi trabajo y sufrí un desahucio en 2015».

El curriculum de Danciu lo etiqueta como un personaje subversivo , que no ha dudado en intervenir en actos de partidos políticos para denunciar la situación que viven en España las personas sin hogar y que ha terminado convirtiéndose en un personaje incómodo para todos. El vuelco que dio su situación profesional a partir de 2015, lo empujó a realizar una labor de investigación en la calle y desde la posición de no tener un techo en el que cobijarse ha conocido la realidad diaria de miles de vagabundos que como él, tratan de sobrevivir en España.

El diario en el que ha escrito en estos últimos meses mientras vivía en la calle, se ha convertido en este libro que tiene como objetivo que el gran público tome conciencia de este gran problema.

«Quiero mostrar al lector que a pesar de la pobreza severa , también hay esperanza, las personas que lo han perdido todo se apoyan unos a otros y se aferran a la solidaridad, que es el camino para poder seguir confiando en la vida. Con este trabajo he querido también darle visibilidad a muchas minorías marginadas que sigue habiendo en este país», explica el autor.

Para entrar en contacto con esta triste realidad no hace falta realizar un viaje muy largo, ya que de una manera u otra la pobreza está presente en todas las ciudades andaluzas. Como explicó Danciu en su visita a Utrera; «Aquí mismo en Utrera hay gente que no tiene casa, gente con 55 años de edad, con más de treinta años de cotización en la Seguridad Social que van a por su plato de comida todos los días al comedor social. Tenemos que cuestionarnos hacia donde vamos como sociedad, me parece imperdonable que tengamos a gente que ha ayudado a levantar el país esperando en la puerta de un comedor para comerse un plato de patatas».

A este activista, que se hizo famoso en España por «reventar» actos de los políticos lo han tildado de loco en muchas ocasiones y lamenta que sus apariciones de este tipo tuvieran mucha mayor visibilidad que la denuncia que realiza ahora en este trabajo sobre la situación que atraviesan las personas «sin techo». Su principal ambición es que la clase política tome conciencia de este problema y ponga los medios necesarios para solucionarlo : «si los políticos demuestran cada día que están muy alejados de los problemas de los ciudadanos pues imaginaros lo alejados que están de los problemas de los sin techo, que encima además la mayoría ni votan. Solo en el pasado mes de enero han muerto de frío en Barcelona 27 personas que no tenían hogar».

Lagarder ha sufrido en sus propias carnes el carrusel de emociones que supone en la actualidad no tener trabajo, ser desahuciado, quedarte sin hogar y tener que vivir en la calle, por eso asegura que «los sueños es lo último que te pueden quitar , nada ni nadie te puede dejar sin dignidad y sin la posibilidad de ser persona».

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