Corrupción policial

Así sobornó un narcotraficante al jefe de la Guardia Civil de Isla Mayor

El contenido de la conversación que mantuvo en su coche el sargento de la Benemérita con el narco apodado El Negro revela cuánto cobraban los agentes o cómo el delincuente le pedía protección contra los robos de hachís

El autobús de la Guardia Civil de presos en la puerta del cuartel de Isla Mayor durante una operación ABC

Silvia Tubio

El 25 de mayo de 2016, tras dos meses de investigaciones sobre los movimientos del entonces jefe de la Guardia Civil de Isla Mayor , Francisco Javier Cáceres, Asuntos Internos consigue interceptar una conversación que mantiene en su coche el sargento con el narcotraficante Francisco Antonio Rodríguez, «el Negro» en un polígono industrial de Coria.

Era la prueba definitiva. Hasta ese momento, los investigadores sólo habían podido recabar indicios sobre este funcionario que era discreto cuando hablaba por teléfono y siempre adoptaba medidas para detectar si estaba siendo vigilado. La juez les había autorizado colocar dentro de su coche un dispositivo de vigilancia.

Éste es un extracto con los puntos más comprometedores de la conversación que abrió la puerta a la condena que ha impuesto la Audiencia Nacional. El contenido íntegro está incorporado al sumario que instruyó el juzgado central número 3 y al que ha tenido acceso ABC.

La llave para alijar en Doñana

El traficante le pide al funcionario una copia de la llave que tienen los guardias de una cancela que cierra una zona de Doñana, que se llama la bomba de Quini, por donde quiere introducir el cargamento de hachís. –F (El Negro): Era por hacer la copia, por si la piden.

–C (Sargento): Hombre, el problema que esto tiene... Cuando nos la dieron, porque la hemos pedido, tiene un número, que se lo hemos quitado nosotros. Está apuntado que nos la han dado a nosotros...Hombre, mientras tú el día de mañana, la cojas y la tires al carajo...verá tú.

Sigue la conversación sobre las dificultades de hacer copias de una llave sin que nadie se percate y finalmente se escucha al agente decirle al traficante.

–C: Toma

–F: A ver si esta semana ya, en el transcurso de esta semana y...

–C: Ahora hablamos de eso, escúchame, para terminar con la llave. Que...hombre, mi cosa era siempre que te pillaran la llave con el numerito.

El soborno tarda en pagarse

El sargento le pregunta al traficante por el anticipo que habían acordado de 6.000 euros por hacer la vista gorda y que no llega. Le dice que «el personal», en referencia a sus compañeros, le están preguntando.

–F: La hemos tenido con los chavales con los que supuestamente iban a traer la goma...¿No te lo dije? Esa gente han tenido problemas en Marruecos. Han cogido a un tío, el nota se ha liado a dar nombres y se han quitado todos de en medio.Porque allí te acusan y no es como aquí, allí te meten del tirón. Y no tenemos contacto con ninguno de ellos. Te dije que te iba a dar los 12.000 euros, pero esa gente no está ahora y nosotros nos quedamos más secos que sus muertos. Ya sé que te di mi palabra de darte los 6.000 euros y ahora decirte que no, no quiero que te mosquees.

El narco pide protección

–F: El otro día me dijero que está entrando un Q7 blanco con tres gitanos. Allí en el puntal. Y estaban dando vueltas como si fuera para la Mínima (la isla).

–C: ¿Pero pendiente? pero por qué, ¿porque vienen a robar?

–F: Sí, esos vienen a robar fijo.

–C: ¿Y qué van a robar ahora ahí? Un carajo ¿no?

–F: Pues algo...esa gente de perdido no viene ¿eh? seguro.

–C: Hombre claro.

–F: Y han venido ya, y me han dicho que por lo menos lo han visto tres veces.

–C: Pues yo lo miro, no te preocupes.

En otro momento de la conversación, el funcionario se ofrece a garantizarle que no va a sufrir ningún robo. La competencia entre bandas es feroz y están aumentando los vuelcos (robos de alijos).

–F: La cosa está fatal.

–C: Yo garantizaría que no te van a robar si supiera dónde es, pero yo no quiero saber dónde es porque no me fío ni de mi puta madre ¿por qué? porque mira lo que te ha pasado con el que te la guardaba (se refiere al asalto de una guardería donde unos falsos guardias civiles se llevaron un cargamento). Quién te dice que no te roba y a hora a los civiles. Coño no, tu me dices quillo eso está ahí. No te preocupes, cuánto va a estar eso ahí, dos días. No te preocupes, que no te va a robar a ti nadie. Planto yo...tengo allí a la patrulla, a los míos.

Los honorarios: 20.000 euros para el guardia

Aunque la operación se ha truncado, el Negro le asegura al sargento que ya han contactado con traficantes de Sanlúcar para ejecutar otro alijo y que entonces podrá cobrar los 20.000 euros acordados. Pero no antes porque este grupo trabaja de otra forma.

–F: Esa gente de dinero no suelta nadie ‘ná’. El dinero de los 20.000 euros son los 20.000 euros que hablamos, pero pagarte los 6.000 ahora...no tenemos. Nos estamos buscando hasta el dinero para la gasolina y ‘tó’. (...)

–C: Bueno, entonces ¿cómo va la cosa?

–F: Yo creo que en estos días, no sé si pasado mañana o el lunes, pero en estos días porque la goma la hemos acabado hoy.

Poco después, el agente le explica las ganas que tienen sus compañeros de cuartel, los otros tres agentes condenados, en recibir su parte.

–C: Bueno, yo se lo diré al personal, que tu sabes. Están locos por...y eso que ellos han cobrado ya, que el que no ha cobrado soy yo. Están locos por coger algo antes del verano. Que se van.

En la conversación, el sargento comenta que el anticipo que deberían haber cobrado de los traficantes lo ha puesto él para pagar los servicios de sus compañeros.

El sargento ofrece sus servicios

–C: Paco si vamos cogiendo confianza siempre teniendo los términos en los que nos movemos cada uno. Yo lo que pueda echarte un capote. Hombre yo tampoco me voy a meter hasta aquí y ‘pá’...que un día uno...pero tratando contigo. Lo de la cobertura, eso no se ha hablado pero que tampoco me importa. ¿Me entiendes? Hemos hablado de que no aparezcamos, pero tú me dices a mi...Que yo entiendo que hay que arrimar el hombro.

Objetivo: salir del Cuerpo

El agente en todo momento le indica al traficante que no quiere saber el lugar exacto donde va a guardar la mercancía, sino la zona para poder controlar que no se acerca la Guardia Civil o poder avisar a tiempo. Pero insiste una y otra vez que no quiere saber la localización de la guardería

–F: Yo te puedo decir estate pendiente en Alfonso (en referencia al poblado Alfonso XIII que está junto a Isla Mayor) (...) No te voy a decir exactamente dónde está.

–C: Claro.

–F: Pero tienes la zona

–C: Es que yo no quiero saber dónde está. Primero porque no, ¿por qué? porque no quiero que haya desconfianza. Tú imagínate que te entra el Edoa (equipo antidroga de la Guardia Civil). Siempre tendrías la duda de...¿se lo ha dicho éste? Entiendes que no lo voy a hacer. Que no me voy a quitar pan, tus muertos. Si estoy deseando coger dinero para irme de ahí.

–F: (Se ríe).

–C: Pero vamos, que si me va bien tardaré en irme. Lo tengo más claro que el agua. (...) Lo que quiero es que trabajes tú y trabajar yo.

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