Es una práctica habitual, que parece inofensiva pero que puede tener consecuencias nocivas. Muchas personas esparcen unos polvos amarillos en sus fachadas, en las esquinas y en las juntas de la pared con el suelo. Se trata de azufre, una sustancia peligrosa, con la que creen poner a salvo el lugar de las deposiciones de perros y gatos .
En Carmona han detectado la existencia de esta práctica y ha dictado un comunicado para difundir la prohibición que recogen las ordenanzas municipales de la localidad de verter azufre y productos similares en las fachadas . Así figura en la ordenanza municipal reguladora de la tenencia de perros y animales domésticos. Según recuerdan se tratan de productos tóxicos, altamente peligrosos y contaminantes.
De hecho el azufre puede afectar a la salud al ser inhalado, ingerido o por contacto con la piel. Entre sus posibles efectos figuran ulceración de la piel, conjuntivitis, inflamación de la mucosa nasal, falta de respiración o asma. Además se trata de un elemento altamente inflamable.
Y resulta que tampoco está demostrado científicamente que funcione como elemento repelente de los perros , la función con lo que se emplea habitualmente, según una creencia muy extendida.
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