Lebrija

El guitarrista lebrijano Pedro María Peña quiere ser profeta en su tierra

Trae al Teatro Municipal Juan Bernabé de Lebrija «Paseo de las Delicias», su opera prima como solista

Pedro María Peña en la calle Monjas, uno de los enclaves del centro histórico de Lebrija Alejandro Hernández

Alejandro Hernández

A veces es posible ser profeta en tu tierra. A veces el artista consigue que al apoyo a sus creaciones de familiares y amigos se una de forma indiscutible el de los vecinos de la ciudad que le vio nacer. Pero para conseguirlo y convencer es necesario volver y demostrarlo en casa. Con este espíritu, el guitarrista flamenco Pedro María Peña ha decidido que ya es hora de presentar en el Teatro Municipal Juan Bernabé, el próximo 16 de marzo, en Lebrija, donde nació hace 50 años, su primer trabajo como solista, su ópera prima como compositor y guitarrista de concierto: «Paseo de las Delicias» .

«Estreno como solista después de toda una vida dedicada a todas las disciplinas del flamenco» , apunta a ABC Pedro María Peña que, efectivamente, ha destacado en las direcciones escénica, musical, de producción y discográfica de diversos artistas y espectáculos con los que ha cosechado importantes éxitos de público y crítica. «No me he olvidado de estar detrás, acompañando al cante, pero este trabajo sí se puede decir que es un paso adelante», concreta el guitarrista.

«Paseo de las Delicias» fue presentado en la XX Bienal de Flamenco de Sevilla de 2018 con Anabel Valencia al cante y el violinista Façal Kourrich como artista invitado, pero en el estreno en el Juan Bernabé «va a ser una noche muy lebrijana» , anuncia el sobrino del recordado Juan Peña el Lebrijano al que acompañó como guitarrista durante casi 20 años y al que también dirigió en sus últimas producciones discográficas y de espectáculos. Ese sello lebrijano al primer trabajo como guitarrista de concierto lo impondrán José Valencia al cante y Rycardo Moreno a la guitarra . Además, el espectáculo contará con el baile de Pastora Galván y la colaboración especial de Nolasco .

Peña subraya que « con todos tengo una relación personal y artística que se ha fraguado a lo largo de toda mi vida». A José Valencia, «con el que me une una gran amistad», el guitarrista lo señala como «el discípulo de Juan Peña; más que el discípulo». Sobre Pastora Galván indica que es una bailaora sevillana «con lazos casi familiares». Del cantautor Nolasco, «mi compadre», apunta que «yo lo descubrí, soy su productor y director musical, y somos socios en una compañía discográfica independiente». De Rycardo Moreno recuerda que lo conoció con 14 años «tocando en un grupo grande de gitanitos» en el convento de San Francisco de Lebrija y puntualiza que «es, junto con mi hermano Dorantes -la joya del piano flamenco-, uno de los grandes valores del flamenco actual» .

Los recuerdos a la familia también se reflejan en los siete temas que componen el espectáculo. Así a su padre y maestro, el polifacético Pedro Peña, le dedica la obertura y soleá «Paseo de las Delicias» y a su tío Juan le rinde homenaje con «Melquiades de Lebrija» . Pedro María explica que esta referencia literaria al gitano que visita y muestra inventos y descubrimientos del mundo exterior todos los años en marzo en la ciudad de Macondo, que centra la novela «Cien años de soledad» de Gabriel García Márques, se debe a que cuando era pequeño «mi tío llegaba después de sus giras y conciertos con sus trabajos, discos y nuevos aparatos, como tocadiscos, grabadoras o amplificadores. Era un mago. En el espectáculo estará muy presente mi tío ».

Pedro María Peña indica que « el espectáculo cambia bastante respecto al que se presentó en la Bienal , ya que entonces no había baile, ni estaban Rycardo Moreno ni José Valencia». Aunque el protagonismo de «Paseo de las Delicias» es del guitarrista lebrijano, la disposición de los artistas sobre el escenario será en media luna mirando a los espectadores y centrada en el protagonista. El nombre del espectáculo también hace referencia al paseo de Sevilla que discurre junto al río y la Torre del Oro . «Era el recorrido que hacía el autobús cuando iba al conservatorio», recuerda el artista, «un sitio diáfano con una luz increíble que yo identificaba con la Sevilla romántica».

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