Jerez

Muerte de Rafael de Paula: «No se encontraba bien… y no pudieron reanimarlo»

Manolo Montilla, representante de la familia y amigo del torero, recuerda sus últimos momentos: «El cariño que está recibiendo Rafael demuestra lo que fue para Jerez» | La misa funeral se celebrará hoy martes a las 12.00 horas en la iglesia de Santiago

Jerez llora a Rafael de Paula y decreta dos días de luto por su muerte

Rafael de Paula, el palo cortado del toreo

Manolo Montilla, representante de la familia y amigo personal del torero Rafael de Paula Francis Jiménez

El mundo del toreo despide a Rafael de Paula, figura irrepetible y símbolo cultural de Jerez, cuyo fallecimiento cierra una de las páginas más sensibles y artísticas de la tauromaquia contemporánea.

Rafael de Paula, considerado una de las grandes referencias del siglo XX, deja tras de sí un legado que trasciende lo meramente taurino. Su nombre queda vinculado a un concepto del toreo único, personalísimo y cargado de sentimiento, que lo convirtió en un artista admirado dentro y fuera de los ruedos.

Incomprendido para algunos, idolatrado y señalado a partes iguales, Rafael de Paula convirtió su arte en una forma de vida marcada por una personalidad única, libre y profundamente anárquica. Para lo bueno y para lo malo, su figura dejó huella en generaciones enteras que hoy sienten el vacío de una época irrepetible. Gitano de raíz y de alma, despertó admiración en una ciudad que hoy se siente huérfana, consciente de que con su marcha se apaga un modo de entender el toreo imposible de imitar.

Su toreo, de enorme profundidad y belleza, asentó un estilo inconfundible y elevó la estética del pase a categoría de emoción. Para amplios sectores de la afición, Paula fue maestro en traducir el temple y la verdad del toreo al lenguaje del arte. Su personalidad, su misterio y su manera de entender la liturgia taurina lo situaron en un lugar reservado a muy pocos.

Las tardes compartidas con Curro Romero forman parte ya de la leyenda. Ambos protagonizaron faenas inolvidables, de esas que no necesitan estadísticas para perdurar. Muletazos lentos, hondos, irrepetibles, que enriquecieron la memoria taurina y se grabaron en generaciones enteras de aficionados.

Familiares y amigos lo despiden en el tanatorio

El tanatorio Mémora de Jerez de la Frontera ha sido este lunes el punto de encuentro de familiares, amigos y aficionados que han querido despedir a Rafael de Paula, fallecido este domingo a los 85 años.

Entre los presentes, Manolo Montilla, representante de la familia y amigo personal del torero, ha atendido a los medios visiblemente emocionado para expresar su gratitud y recordar los últimos momentos del maestro.

«Primero agradecer a toda la gente de Jerez, al mundo del toreo y a todos los que están mostrando su cariño y afecto hacia el maestro», comenzó diciendo.

Montilla relató con serenidad que el deterioro del torero había sido más evidente en los últimos meses. «Ayer por la tarde fuimos a verlo a casa y ya no se encontraba bien. Llamamos a urgencias y, aunque llegaron rápidamente, no pudieron reanimarlo. Estábamos junto a él, pero fue imposible sacarlo adelante», explicó.

Manolo Montilla, representante de la familia y amigo personal del torero Francis Jiménez

«Llevaba los dos últimos meses más complicados, porque la gente mayor se deteriora más», añadió, antes de cerrar su intervención con un mensaje de respeto y agradecimiento: «El toreo ha perdido mucho con la muerte de Rafael de Paula. Muchas gracias a todos y, por favor, respetad la imagen del maestro».

La noticia de su fallecimiento ha provocado una oleada de pesar y admiración. El mundo del toro, representantes culturales, instituciones y ciudadanos anónimos han expresado su reconocimiento a una figura que nunca dejó indiferente. Para muchos, Paula fue mucho más que un torero: fue una forma de sentir, de vivir y de interpretar el arte.

La misa funeral se celebrará este martes a las 12.00 horas en la iglesia de Santiago, enclave profundamente ligado a su trayectoria personal y simbólica para la ciudad. Se espera una destacada afluencia de jerezanos que acudirán a despedirlo, muchos con la intuición de que el último adiós encontrará compás flamenco, como él hubiera deseado.

Con su muerte, Jerez pierde a uno de sus grandes referentes culturales. Se marcha el torero que un día convirtió el silencio de una plaza llena en una ovación eterna. Se va Rafael de Paula, pero queda su impronta, su manera de acariciar el toreo, y esa sensibilidad que convirtió cada pase en un verso.

Jerez llora hoy a su torero eterno. Y la tauromaquia despide, para siempre, a su último genio.

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